“La reserva sale gratis”

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Reserva Thomas Van der Hammen en la mira de inversionistas.

El gobierno distrital continúa con sus planes de inversión para vivienda y rutas viales, pese a las grandes implicaciones ambientales para la ciudad y el país

Carolina Tejada
@carolltejada

Mientras el país y el mundo toman conciencia de la importancia de la protección del medio ambiente, los recursos naturales y las zonas ambientales que contienen diversidad de especies nativas importantes para la existencia de ecosistemas estables y ambientalmente sanos; Bogotá vive una historia paradójica en uno de sus pulmones más importantes, la reserva Thomas Van der Hammen.

La importancia de la reserva radica en que una reserva natural o reserva ecológica, es aquella área que independientemente de un territorio se encuentra protegida porque manifiesta una inconmensurable importancia para el mantenimiento y desarrollo de la flora, fauna y vida silvestre del lugar en el cual está emplazada. En este caso particular, la Van der Hammen, contiene una buena cantidad de sedimentos cargados de agua, entre otras riquezas propias de la naturaleza. Además, cuenta con la presencia de 187 especies de aves, de las cuales 42 son migratorias, vienen de Norteamérica y de algunos países latinoamericanos. Algunas de estas aves son endémicas, es decir: exclusivas de esta la región, y están en peligro de extinción.

La disputa por la reserva

Desde que llegó Enrique Peñalosa a la alcaldía de Bogotá, sus intereses han estado inclinados a la proyección de planes de vivienda, viales entre otros, sobre la reserva. Para ello, presentó un plan que implica relinderar el área de protección, muchas oposiciones se presentaron en el camino, entre ellas, las de expertos ambientalistas que ven en dicho plan, una forma de acabar con la posibilidad de mejorar las condiciones ambientales de una de las ciudades más contaminadas del país, además de representar un peligro para la extinción de especies nativas, la misma realinderación implica el desplazamiento de estas especies a otros ambientes no propios de su hábitat.

Pese a esta realidad, las gestiones del alcalde para avanzar en sus planes continuaron y el pasado mes de octubre el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, declaró el plan del actual alcalde de la ciudad, como “conveniente y necesario”. La magistrada Nelly Yolanda Villamizar, fue la encargada del fallo, ordenándole a la CAR que asuma la relinderación para “garantizar la conectividad de los cerros orientales con los ecosistemas de la sabana”. La Corporación es la que aprueba la modificación de los límites de la reserva, primando en la “recuperación 4432 de los humedales, la priorización de los servicios públicos, espacios públicos y vías”. Además, el fallo también permitiría el avance de las solicitudes de urbanismo y construcción en la reserva.

Lo que implicaría que la CAR, iniciará un proceso para dar cumplimiento a tal fallo y la administración distrital tendría diez meses para exponer un nuevo plan que incluye, el manejo ambiental de la reserva en dos meses y el plan para los suelos rurales del borde del área de la reserva, de los suelos norte de la ciudad como parte de la expansión urbana.

La CAR se para duro

El fallo de la magistrada Nelly Yolanda Villamizar no gustó a ambientalistas, a la ciudadanía en general, pero tampoco a la CAR. Después de una revisión del fallo la entidad definió apelar, no acepta que se tenga que citar a su Consejo Directivo para aprobar el proyecto que presentó la Alcaldía que implica, “sustraer, realinderar y recategorizar” dicha reserva. Además de ello, la entidad no solo cuestiona el fallo en sí pese a las aclaraciones de las implicaciones que trae consigo dicho proceso sobre la reserva, también se cuestiona la competencia de la funcionaria para tomar este tipo de decisiones al indicarle a esta organización que, por vía judicial se deba indicar un camino para que se den licencias ambientales, pese a las implicaciones, paso incluso por encima de la entidad encargada de analizar y estudiar dichos casos.

Incluso, María Mercedes Maldo­na­do, quien se destacó en la administración pasada como secretaria de Hábitat y Planeación de la ciudad de Bogotá, se pronunció de manera contundente contra esta definición de la togada. “Una magistrada revisa un estudio técnico de más de 1.000 páginas, deja de lado fundamentos jurídicos y decide, sin más, que lo mejor que le puede pasar al ríio Bogotá es que Peñalosa urbanice todo el norte de Bogotá. ¡Prevaricato!”, expresó la exfuncionaria a través de sus redes sociales.

Los afanes de la alcaldía

El concejal Hollman Morris también se refirió a los planes del alcalde vía twitter, con un mensaje compartió uno de los mapas de lo que sería la urbanización de la reserva. Al respecto mencionó: “Así quedaría la reserva Van der Hammen con el plan urbanizador de Peñalosa. El daño sería irreversible, ¿Qué opinan?”

No ha pasado mucho tiempo en relación al fallo y ya hay denuncias de que la administración distrital ha entregado folletos a la urbanización Fontanar de Chía, con el sello de la alcaldía, y con mensajes como, “la reserva sale gratis” mensajes que permiten ver al alcalde Peñalosa como un mentor de mejora a las condiciones de vida de los habitantes. La reserva y su intervención, según ello, indicaría, “poner la naturaleza al alcance de los bogotanos”, “generará un verde más equitativo”.

A pesar de que en las denuncias, se atina a mencionar que el folleto no explica la proyección de un mega-proyecto para urbanizar el norte la ciudad, la ampliación de vías, entre otros. Elementos que generan un impacto ambiental desfavorable, contrario a lo afirmado por la administración, de amplias magnitudes.

Solo la puesta de maquinaria pesada en el territorio, implicaría una interrupción de la vida silvestre de las especies que allí habitan, sin mencionar lo efectos sobre aquellas que están en vía de extinción. Incluso desde el 2010 la Academia Colombiana de Ciencias, el Instituto Agustín Codazzi entre otras cinco instituciones nacionales, avanzaron en un estudio que pone en entredicho los intereses de la alcaldía de Peñalosa, y deja un amargo sabor sobre sus verdaderos intereses. En este estudio reflexionado por el entonces secretario de Planeación, Gerardo Ardila, señala: “Se hicieron estudios sobre las aves, sobre el suelo con los mejores científicos. Pero además hicimos estudios sobre el agua subterránea a escala de la reserva y estos estudios tienen mapas y son estudios públicos”.

Igualmente mencionaba que “este estudio de la reserva además tiene la fortuna de haber creado el concepto de Estructura Ecológica Principal, como estructura ecológica fundamental para asegurar la existencia de la salud ecosistémica y sobre todo la sostenibilidad ambiental del territorio”. Esta categoría se utiliza en todas partes de América Latina.

Lo lamentable para la ciudad y el país, es que siguen prevaleciendo los intereses del cemento sobre la protección de la reserva natural, incluso leyendo bien dichos estudios sobre la Van der, queda en duda si más allá de las constructoras, y de los intereses viales, las reservas de agua subterráneas encontradas en dichos estudios, sea el principal interés de los promotores del acabose del medioambiente, de la vida, en favor de la acumulación de capitales para los bolsillos privados de los grandes inversionistas.