La resistencia a los efectos de la ley de financiamiento

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“En vez del lema conservador de ‘Un salario justo por una jornada de trabajo justa’, deberá inscribir en su bandera revolucionaria ‘Abolición del sistema del trabajo asalariado’” (Marx, Salario, precio y ganancia)

Alberto Maldonado Copello

La Central Unitaria de Trabajadores, Fecode, Jorge Enrique Robledo y otros líderes de izquierda convocaron a la movilización y resistencia contra las medidas tributarias presentadas por el gobierno que afectan principalmente a los sectores pobres y medios y les sacan de sus bolsillos, solamente por IVA, cerca de 12 billones de pesos. Sin embargo, no plantea la alternativa al modelo económico que extrae de los bolsillos de los trabajadores asalariados cerca de 300 billones anuales.

La tasa de “tributación real” de los trabajadores asalariados es aproximadamente el 50%.

Según las cifras del DANE, los trabajadores asalariados reciben aproximadamente el 50% del total del valor agregado (descontando el ingreso mixto) y el resto se lo quedan los capitalistas. En el año 2016, por ejemplo, la cifra total fue de aproximadamente 564 billones, correspondiendo 287 billones a los asalariados y 277 billones a los capitalistas. Como los trabajadores asalariados son cerca de 11 millones, el promedio de ingreso anual es de $26 millones para los asalariados y de $320 millones para los capitalistas (que son menos de 1 millón). La sopa nacional se distribuye muy desigualmente: la cuchara de los capitalistas es en promedio 12 veces más grande que la cucharita de los trabajadores.

De la resistencia a la alternativa

En términos concretos el proyecto de ley de financiamiento del gobierno genera una atención especial en los medios de comunicación, debates en el Congreso y en diversos escenarios. Desde la perspectiva de los intereses de fondo de los trabajadores se trata de un debate que oculta lo principal, el dominio de un sistema social y económico donde un porcentaje mínimo de personas controla la propiedad de los medios de producción y pone a trabajar a millones de sus compatriotas a su servicio, estrujándoles la mitad de su producto y condenando además a una proporción muy grande a vivir en condiciones deplorables.

Señala Jorge Enrique Robledo que el proyecto de financiamiento es una “cruel reforma tributaria” que grava a las sectores pobres y medios y beneficia los más poderosos. Considera que se trata especialmente de un ataque fuerte a la clase media, razón por la cual llama a la movilización y a la resistencia1. Petro afirma que se trata de un gobierno criminal que pone impuestos a la comida cuando el 54% de los hogares está en inseguridad alimentaria. La CUT y Fecode afirman que el proyecto de ley de financiamiento del gobierno de Duque y Carrasquilla es “un asalto al bolsillo de millones de colombianos, siendo las principales víctimas la clase media y los pobres2”. A las críticas al proyecto de ley se han sumado representantes de los partidos políticos tradicionales e incluso del propio Centro Democrático, partido de gobierno, los cuales aparecen también en los medios “defendiendo” los intereses de las clases pobres y medias.

Efectivamente la propuesta tributaria del gobierno toca intereses concretos de los trabajadores y resulta comprensible que líderes de los partidos tradicionales traten de aprovechar políticamente el descontento popular, pero es desconcertante que líderes de “izquierda” y organizaciones defensoras de los trabajadores adopten la perspectiva del propio sistema económico y no expliquen que el problema de fondo se encuentra en el sistema mismo. El llamado a la movilización y la resistencia, no señala alternativa, no cuestiona el modelo económico y se concentra en tratar de aumentar un poco el tamaño de la cucharita de los trabajadores o en impedir que lo disminuyan.

En “Salario, precio y ganancia”, un texto de 1863 donde examina el tema de la movilización obrera a favor del mejoramiento de los salarios, Marx plantea que todas las acciones de los trabajadores en defensa de su salario son elementos importantes en la perspectiva de su organización y formación de conciencia política, pero que no debe limitarse a esto:

“No debe olvidar que lucha contra los efectos, pero no contra las causas de estos efectos; que lo que hace es contener el movimiento descendente pero no cambiar su dirección; que aplica paliativos pero no cura la enfermedad. No debe, por tanto, entregarse por entero a esta inevitable ‘lucha guerrillera’, continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o por las fluctuaciones del mercado. Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de ‘Un salario justo por una jornada de trabajo justa’, deberá inscribir en su bandera revolucionaria ‘abolición del sistema del trabajo asalariado”

La izquierda no debe olvidar la consigna de la abolición del sistema de trabajo asalariado para ayudar a los trabajadores a avanzar en la toma de conciencia plena de sus intereses.

  1. https://www.youtube.com/watch?v=DG5KBqzlJw4
  2. Texto publicado en El Espectador el domingo 4 de noviembre de 2018. “…el gobierno pone a funcionar la lógica de rebajarle a los ricos y cobrarle más a los pobres, tanto que 11,3 billones serán producto de meterle la mano al bolsillo del pueblo…con el fin de resolver principalmente que Colombia pague pronta y cumplidamente los intereses y amortizaciones de la deuda externa equivalentes a 52 de los 258 billones de pesos del presupuesto del año 2019”. “La ley de financiamiento le rebaja significativamente los impuestos a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras al reducirle su gravamen en los próximos 4 años del 34% al 30% lo que representa que al 2020 dejen de pagar $11,88 billones”. Y finalmente, “lo que se requiere hoy para reactivar la economía es mejorar la capacidad adquisitiva de la población con alzas generales de salario, con lo cual podrá adquirir mayores bienes y servicios, mejorando el consumo y por ende la producción…”