Vinculado por varias décadas a la lucha por el rescate del Hospital san Juan de Dios de Bogotá, este galeno y líder gremial hace un balance de la puja legal por lograr su reapertura
Alberto Acevedo
–Los medios de comunicación nos venden la idea de que la oferta de salud en Bogotá ha mejorado. En estas condiciones, ¿qué importancia tiene el éxito de una acción popular que logra el rescate del Hospital San Juan de Dios?
–Se han cumplido no solo diez años de la acción popular sino 45 de la toma del Hospital San Juan de Dios, que se hace en el mes de abril de 1975. En ese momento Guillermo Fergusson avizoraba la intención del capitalismo en su fase neoliberal, que es tirarle al ahorro social, apropiarse del ahorro social a la brava, o pensiones, o servicios domiciliarios o personales, sin ninguna piedad.
Fergussson desde ese momento lo avizoraba. En ese momento se crea una corriente de pensamiento, por primera vez en el país, en donde la salud se constituía en una pieza de caza del capitalismo en su fase neoliberal, que es la fase más inmisericorde y más brutal que hay. ¿Se mejora la calidad de atención en qué términos? En presentarla como una mercancía. Es como el agua. Tú ahora encuentras agua embotellada, que mirada a la luz es transparente.
¿Cuál es la verdad del agua embotellada? Es un agua acidificada, que produce lipodistrofia, es decir, enferma a la gente, no solo desde lo estético, les produce a las mujeres celulitis, sino que enloquece el equipo del metabolismo graso. Y los radicales de esa acidificación aceleran el proceso de envejecimiento.
La salud como mercancía
El agua transparente, presentada en envases inmaculados, que hoy son casi poéticos, ver a un señor, empujando un carro que tiene como diez tanques de agua acidificada, de agua detenida, esa sería la muestra del avance en la calidad de vida de los ciudadanos. ¡Falso! Es el río Cauca, que se lo roban, o el río Rancherías, que se lo robaron, eso era calidad de vida.
Entonces claro, se ha mejorado en los términos en que se ha reglamentado como mercancía. Pero que si tú tienes un grado de dinero, pues que justifique que un profesional pueda brincarse todo ese reglamento de la Ley 100 para decirle: ¿Usted tiene prepagada? Usted tiene cáncer, ¿pero tiene prepagada? Sí. Inmediatamente te hospitalizan en la Fundación Santa Fe. En eso se ha avanzado. En el hecho de que la presión del dinero como negocio dentro de la salud se ha disparado. Por eso los aportes para la salud entre los colombianos, aumentaron en un 300 por ciento, y la cobertura tan solo en un 30 por ciento. Cobertura efectiva. Cobertura efectiva es que tú, con un dolor en el pecho puedas asistir a las cinco de la mañana a una institución en donde una persona entrenada para la detección precoz de un infarto te salve la vida.
Si tú no tienes dinero suficiente, te mueres. En eso ha avanzado la salud. En donde la presencia del poder del capital, como nunca en Colombia, está ahí. En eso ha avanzado. Y eso lo que muestra es a una sociedad que a punta de fuerza ha acabado convenciéndose que todo se compra y se vende en esta sociedad. Y eso era lo que decía Guillermo Fergusson: nos quieren convencer que el que no tiene dinero se tiene es que morir, con su carné del Sisbén entre el bolsillo, pero se muere.
La ley más demandada
Eso es una infamia. Hacen creer a la gente que la calidad de la salud ha aumentado. Cada tres minutos en Colombia, eso nos dicen las estadísticas de la Defensoría del Pueblo, se presenta una acción de tutela por la salud. Pero no es una acción de tutela por cosas sofisticadas, operaciones estéticas o de gran calado. No, es para acceso a la consulta, para acceso a medicamentos. Entonces fíjate en qué ha avanzado la salud. Por eso la Ley 100 es la ley más demandada en la historia de la humanidad. Ni siquiera el Código de Hammurabi. Es la Ley 100 de Colombia la más demandada en la historia de la humanidad.
–Usted menciona que la supervivencia del San Juan de Dios, implica la defensa de un ámbito saludable para los colombianos. ¿En qué consiste esa idea?
–La construcción de un ámbito saludable es en todo. En educación, en trabajo, en vida de familia, en cultura, en todo. Los usuarios de la salud han sido despojados de lo más precioso que podemos hacer nosotros con el trabajo, que es construir comunidades saludables.
Veamos el cáncer, al comenzar el siglo XXI, la Organización Mundial de la Salud advirtió a los países que ellos llaman subdesarrollados, y que nosotros sabemos que son dependientes y empobrecidos del gran capital, a que todos sus instrumentos de detección y atención del cáncer deberían ponerles la mayor atención posible por dos razones. Se les había pasado mencionar la que vamos a mencionar como tercera, que es fundamental.
Dos razones: la primera, que en el siglo XXI, los países enriquecidos se van a dedicar a elaborar los alimentos de la humanidad. Esos alimentos, para que den ganancia, deben ser transgénicos. La condición de transgenicidad es que tú no puedas con un producto no solamente comértelo, sino que lo reproduces. Tú solamente te lo puedes comer. Y ese fruto no puede dar semillas. Y eso altera todo el proceso metabólico de los seres humanos. Lo decía la OMS.
La segunda razón es la incertidumbre en el ser humano; la energía cuántica, hace disminuir su equipo de defensa. El ser humano produce cada minuto una célula cancerosa, normalmente; sino que el equipo de defensa que tienen los seres humanos liquida esa célula cancerosa. Cuando hay incertidumbre, esa capacidad de detectar y liquidar las células cancerosas, se pierde.
La tercera cosa son los campos electromagnéticos. En Colombia, hoy hay más celulares que colombianos. En el mundo, ya casi se completan los siete mil millones de celulares, que es la población del planeta. Nadie jamás va a decir nada sobre la influencia de las ondas electromagnéticas, que son carcinogénicas grado B. Grado B significa que al que tiene alguna inclinación a padecer cáncer, le da. Y entonces no se dice eso, porque es un gran negocio. Y la gente cayó en el negocio de la comunicación.
–¿Podría decirse que la lucha por el rescate del Hospital San Juan de Dios es símbolo de la lucha por la salud pública?
–En Colombia, la primera causa de enfermedad y muerte es la Ley 100, porque ha constituido la salud en un negocio, en un pueblo que escasamente tiene para sobrevivir, en un 80 por ciento. Y el 20 por ciento restante tiene un grave problema de salud mental: la corrupción, porque la corrupción daña la salud mental. Y a ellos también les niegan la asistencia en salud mental.
Nosotros podríamos derrotar esa ley 100, que son 384 billones de pesos. ¿Por qué son 384? Porque resulta que la salud, por lo menos hasta el año pasado su presupuesto era de 50 billones, pero las pensiones son 334 billones de pesos. La ley 100 no solamente amarró la salud, sino las pensiones. Entonces la voracidad de las empresas privadas de salud, es la décima parte de la voracidad de las empresas privadas de las pensiones.
Pero supongamos que nosotros podemos vencer la ley 100. ¿Cómo vencer la segunda causa de enfermedad en el país, que es la indiferencia ciudadana? La única forma es mediante la educación de la gente, en los medios, en los espacios sociales, en permitir que la gente apague un poquito el televisor y comience a pensar que es urgente que cada día, cada colombiano, debe dedicar un poquito de tiempo a su salud física, a su salud mental, y a su salud social.