Gabriel Becerra Y.*
@Gabocolombia76
“por la vida, hasta la vida misma”
Aunque los victimarios hubiesen querido enterrar con Bernardo Jaramillo y toda la generación de militantes y cuadros sociales y políticos sacrificados, las ideas transformadoras que representaban, la persistencia y vigencia de las mismas constituyen la principal derrota histórica de las oligarquías y el militarismo que orientó y ejecutó el genocidio contra la Unión Patriótica y el Partido Comunista.
Mientras los enemigos han querido borrar la memoria de estas generaciones heroicas o limitarla a un simple altar de fotografías inmóviles y rituales atrapados en el dolor del pasado, su vitalidad primaveral políticamente renace en cada resistencia y lucha popular que persiste o se ha sembrado durante las últimas tres décadas en campos y ciudades.
La diáspora que quisieron imponer naufrago. Nuevas generaciones de patriotas como lo advertía Jaime Pardo, son hoy la nueva fuerza roja, verde y amarilla que impulsa el proyecto histórico de una nueva sociedad y otra Colombia en paz y con justicia social.
30 años después, cualquier proyecto de cambio político avanzado en el país pasa ineludiblemente por la materialización de las consignas de solución política, paz, apertura democrática y nuevo gobierno por las cuales han ofrendado su vida miles de compatriotas.
Un nuevo tiempo marca la historia nacional en el siglo XXI muy a pesar de los nubarrones. Otro país se esfuerza por nacer y dejar para siempre en el pasado la maldición de las guerras, los desplazamientos, las desapariciones. La sola idea del cambio ha desatado una nueva ola de persecuciones y su principal grito es querer hacer trizas la conquista que representan los Acuerdos de Paz y su potencial transformador. La vida de la nación se define en esta contradicción entre pasado y futuro. Entre regeneración o modernización. Entre dictadura o democracia. Entre vida o muerte.
Dar cara a estas nuevas disputas es el deber de quienes hoy heredamos el legado de todas las víctimas partidarias y populares. Sobre los hombros de sus valientes historias existe la responsabilidad de pensar y actuar con cabeza propia las nuevas circunstancias que impone la crisis capitalista contemporánea y las respuestas democráticas y revolucionarias más pertinentes.
La tarea pendiente hay que cumplirla. Unir al pueblo para derrotar la guerra y conquistar una nueva Colombia, que sí es posible.
@gabocolombia76
*Secretario General de la Unión Patriótica.