Manuel Antonio Velandia Mora
Hace 40 años (1981) tuve mi primer contacto con un hombre viviendo con sida, él vino a morir a Colombia. Murió rápidamente en el hospital Simón Bolívar en Bogotá. Nos habíamos conocido por casualidad unos años antes y realmente no le preocupaba la infección, mejor dicho, no sabía que era lo que estaba pasando; lo que más le preocupaba era que su familia se diera cuenta que era marica.
Tal vez algunos no lo recuerdan, pero al sida no siempre se le llamó Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, pues inicialmente se llamó GRID Inmuno Deficiencia Relacionada con los Gay. Muy pronto se empezó a hablar de la enfermedad de las 4H porque atacaba principalmente a homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y gente proveniente de Haití. Rápidamente se dieron cuenta que todas las personas tenían riesgo de infección sin importar su sexo, su género o su orientación sexual; a pesar de ello el estigma y la discriminación contra las personas que viven con VIH o con el sida no parecen haber cambiado.
Ese primer encuentro determinó al año siguiente mi interés por el trabajo en la prevención de la infección por VIH, virus de inmunodeficiencia humana, como también la importancia del acompañamiento a quienes ya viven con él o con el sida. Incluso omite sin doctoral en educación tiene que ver con cómo educan los educadores cuando no tienen formación en este campo ni tampoco son agentes de salud pero que a partir de su experiencia de ser personas viviendo con VIH o con el sida, ha logrado cambiar la curva epidemiológica a nivel mundial.
Los supe unos años después, pero fui pionero en la prevención de la infección por VIH en Colombia y en América Latina. Durante los primeros años todo el trabajo consistió en apoyar a las personas para que murieran en las mejores condiciones posibles, ayudarles a organizar su vida económica y de pareja para que ésta no quedara desamparada y atacada por los buitres miembros de familias que habían abandonado a sus hijos pero que a la hora de una entrada económica parecían olvidar los desacuerdos.
Tuve que ver de primera mano situaciones tan desagradables como una madre que había dejado de hablar a su hijo, pero que decide quitarle las cenizas a quien fuera la pareja por 20 años de ese ser al que había desconocido, aislado de la familia y vulnerado sus derechos. Hicimos talleres de muerte y de duelo, íbamos a los centros asistenciales para dar cuidado a las personas mejorando su aspecto físico y apoyando a su salud mental. El alto porcentaje de todas las personas a quienes apoyamos murió rápidamente, pero esos pequeños momentos de bienestar bien valían la pena para ellos.
Aún hay personas en nuestro país que no gozan plenamente del derecho a una atención integral y aun cuando se sabe que una persona que vive con el VIH y que tiene una carga viral indetectable, es decir, que con una prueba especializada de laboratorio no se puede detectar el virus en la sangre, aunque todavía haya cantidades extremadamente pequeñas de VIH, no transmite el virus y por ello no implica ningún riesgo para su(s) pareja(s) genitales. Resumiendo, se considera que alguien es indetectable si durante 6 meses continuos o más, estando en tratamiento, sigue presentando resultados de laboratorio que informan de la no presencia de los anticuerpos que se presentan como respuesta a la presencia del virus.
Los avances han sido significativos. En Colombia actualmente tenemos la PEP, significa profilaxis post-exposición. Su administración se encuentra reglamentada por el Ministerio de Salud y Protección social mediante el “Protocolo de exposición de riesgo biológico laboral o no laboral, no solo para el VIH sino también ante las infecciones de trasmisión sexual, el virus de la hepatitis “B” y el virus de la hepatitis “C”.
La administración de PEP se encuentra contemplada ante la exposición de riesgo ocupacional y no ocupacional. Así que, si una persona, por ejemplo, se le rompe el condón durante un acto genital, puede acudir a su entidad de salud, antes de 72 horas, para recibir el tratamiento profiláctico; de manera que se garantice su mayor efectividad. Todas las unidades de urgencias, deben contar con el kit de PEP de acuerdo a lo establecido en el protocolo, la disponibilidad del mismo determina su administración oportuna.
En Colombia también encontramos otros medicamentos para prevenir el VIH. Uno de ellos es la PrEP, sigla que significa profilaxis previa a la exposición. Es usada por las personas que aún no tienen VIH, pero están en un mayor riesgo de contraerlo. La PrEP es un medicamento de uso diario que puede reducir el riesgo de la infección por VIH. Si se expone a este, la PrEP puede evitar que el VIH se propague en el organismo de la persona receptora.
Este tipo de tratamiento se recomienda a aquellas personas que, dado su estilo de vida, introducen prácticas que las hacen más vulnerables a la infección. Si tú, por ejemplo: no usas de manera constante el condón, si tienes relaciones genitales (penetración anal, penetración vaginal) o/y oral-genitales (anilingus/ meter la lengua en el ano; cunnilingus introducir la lengua en la vulva; felación/succionar el pene) con personas que se encuentran expuestas al VIH, tienes relaciones genitales desprotegidas con personas que consumen substancias psicoactivas inyectables o tú mismo consumes drogas inyectables y compartes el material que utilizas para consumirlas, tienes relaciones genitales sin preservativo con una persona que vive con el VIH y que no recibe tratamiento o no es indetectable, o prácticas el Chemsex, palabra que es la conjunción de las palabras inglesas ‘chemical’ y ‘sex’, y hace referencia al uso intencionado de drogas psicoactivas para mantener relaciones sexuales, generalmente entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), en sesiones de varias horas o días y con múltiples parejas. Cuándo las drogas son administradas de forma intravenosa a la práctica se le conoce como ‘slamming’ o ‘slamsex’.
Es muy importante que las personas tengan claro que la PrEP es para el VIH y no para las otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Por lo tanto, quienes van a iniciar el uso de la PrEP deben recibir una asesoría en la que comprendan que tan sólo están evitando la infección por VIH pero que pueden adquirir otras ITS. Aquí cabe llamar la atención hacia el hecho de que se ha incrementado la presencia de sífilis y gonorrea de difícil tratamiento.
En mi experiencia como persona que apoya a otras personas en estos temas me he encontrado con personas que proveen terapia PrEP a sus parejas ocasionales antes del contacto genital. Me ha sorprendido incluso que la toman con bebidas alcohólicas. No hay estudios que ratifiquen que este uso intermitente realmente sea preventivo.
También conozco de casos de personas que siendo indetectables para el VIH dejaron de usar preservativo en sus relaciones genitales y adquirieron otras ITS como neurosífilis, que puede llegar a ser mortal, y/o hepatitis “B” y/o “C”.
Como puedes ver, no todas las personas son candidatas adecuadas para utilizar la PrEP. Lo ideal es que para que accedas a la misma, cuentes previamente con la asesoría de personas conocedoras del tema; a estas las encuentras en las organizaciones que trabajan en la prevención de la infección por VIH y o el sida y en general en todas las entidades de salud.
Lo importante es que antes de iniciar su uso tengas acceso a la información más apropiada y que en caso de ser elegible para usarlo cuentes con un acompañamiento emocional y conceptual en el que se reconozcan tus prácticas, tus necesidades y el tratamiento sea el más acorde a tu necesidad como también a tu capacidad para generar estrategias pro vida.
Aquí también cabe señalar que algunas condiciones de salud se consideran una contraindicación para la toma de estos medicamentos, principalmente son a nivel renal.
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