Jorge Gómez (*)
El aporte de los comunistas al fortalecimiento de las luchas populares, a través de la historia, ha sido el del trabajo constante y decidido por la unidad del pueblo colombiano, casi siempre en circunstancias adversas, tales como la persecución, la estigmatización e incluso el exterminio. Pero eso sí, siempre teniendo la convicción en los principios e identidad del marxismo, el leninismo y el legado bolivariano en el compromiso con la construcción de un nuevo poder.
Desde el surgimiento del Partido Comunista Colombiano (antes Partido Comunista de Colombia), el 17 de julio de 1930, los comunistas han hecho posibles sus aportes al accionar revolucionario, a partir de su unidad interna, construida en medio del abnegado actuar de sus militantes dentro del trabajo disciplinado de masas, acompañando y guiando las luchas antilatifundistas, anticapitalistas y antipopulares, en la búsqueda de la paz y la democracia real para el pueblo.
Somos conscientes de nuestro avance, en nuestro devenir histórico, mediante el debate amplio, respetuoso, fraternal, ganando la voluntad mayoritaria de sus integrantes, lejos de estilos hegemónicos y buscando la confluencia en el análisis en cada instante de la historia nacional.
Es así como los comunistas nos preparamos para desarrollar el XXIII Congreso Nacional, en el cual lograremos, a través de la actualización del programa y del Estatuto, la línea política: una renovada unidad de principios, que nos permita jugar un papel protagónico en el enfrentamiento de los nuevos desafíos de la coyuntura, en favor de la más amplia unidad por los cambios y el socialismo.
Los colombianos esperarán, entre otras cosas, los aportes en el análisis de lo nuevo en la lucha por la salida política negociada, propuesta partidaria que hemos materializado por casi cuatro décadas bajo la consigna de la paz con democracia y justicia social, con avances y retrocesos, cuyo máximo logro obtenido ha sido la firma del Acuerdo de la Habana en el Teatro Colón, en 2016, y que ha significado un gran avance, pero nos conduce a nuevos retos de la búsqueda de la paz completa.
Una de las tareas de la unidad del momento, es el cumplimiento de la implementación de la paz, tal y como se firmó en el acuerdo con las FARC. Urge el respeto a la institucionalidad creada, la posibilidad de una reforma agraria integral, garantías de reincorporación de excombatientes en condiciones de seguridad, no solamente física (los están matando), también legal e incluso en los aspectos económicos. Hacer posible el respeto de los acuerdos, es una tarea de primer orden, como lo es el hecho de crear las condiciones reales que favorezcan el logro de la paz con justicia social.
Dentro de las condiciones actuales, el Partido Comunista Colombiano ha incluido la batalla por la memoria, por la verdad y la no repetición, buscando castigo para los responsables del desangre que ha vivido Colombia, y que ha sido orquestado desde la oligarquía, por medio de la violencia, como modo de ejercer el poder, conduciéndonos a un conflicto social, político y armado que aún no termina.
Al cumplir 90 años continúan presentes las reflexiones sobre la unidad, como tarea ineludible con el pueblo colombiano. Aquí seguimos para ayudar a organizar.
Larga vida al Partido Comunista Colombiano.
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