Las ciénagas, los pescadores y el senador Besaile

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Pescador en la ciénaga El Zarzal, afectada por el dique que desvía el caño que la alimenta.

Los pobladores de veredas de Caimito, en el departamento de Sucre, no entienden cómo el senador John Besaile pasa por encima de las autoridades ambientales y continúa generando daños a ecosistemas y al sustento económico de miles de campesinos

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino

El pasado 27 de diciembre, mediante el Auto n° 458, la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Mojana y el San Jorge, Corpomojana, inició un procedimiento administrativo sancionatorio de carácter ambiental en contra del senador de la República Jhon Besaile, por la presunta violación de la normatividad ambiental y por generar, con su actuar, afectaciones ambientales.

La medida se tomó luego de que la Asociación de Pequeños Pesqueros y Ganaderos Los Cayitos, se quejara ante la Corporación ambiental por la desviación del arroyo Canoa a la desembocadura de la ciénaga El Zarzal y la quema de manglares en su hábitat natural, que ocasionaron grandes daños a los ecosistemas.

Con la denuncia, Corpomojana realizó una visita al lugar en abril de 2019 en la que pudo constatar un daño al complejo cenagoso: “Se identifica la afectación como una contaminación de gran magnitud a los humedales realizada presuntamente por el señor Jhony Besaile, con el fin de expandir sus terrenos para la actividad ganadera”. (…).

“En el complejo cenagoso se presenta la construcción de un dique que canaliza el arroyo Canoa desde la primera ciénaga recepcionista hasta la última, construyendo una presa la cual permite que en época de lluvias gran parte del complejo cenagoso quede seco, de esta manera permite la ejecución de la actividad ganadera en los terrenos propios del humedal, lo cual está catalogado por el decreto 2811 de 1974 Código Nacional de Recursos Naturales y protección del medio ambiente, como agente contaminante”, expresa el documento.

El alimento de miles

Según el líder social José Alfredo Marrugo Blanco, las comunidades ya habían denunciado que el senador John Besaile había desviado el caño que nace cerca a Sincelejo y alimenta la ciénaga El Zarzal en Caimito, en el departamento de Sucre.

Senador Jhon Besaile. Foto portal Partido de la U.

“El senador compró la finca Santo Domingo y en mayo del pasado año mandó a quitar toda la vegetación a la orilla del arroyo. Luego le quitó el cauce natural y lo desvió para que no cayera a la ciénaga El Caimito, sino en la ciénaga El Zarzal, y apropiarse de los baldíos. Secó las ciénagas abriendo unos canales para que cayeran al río San Jorge. Las ciénagas quedan secas y él las aprovecha para potreros. Así secó la ciénaga El Zarzal y Hoja ancha”, explica José Marrugo.

Estas ciénagas son fundamentales en la economía del territorio ya que de ellas dependen más de dos mil familias que en el invierno subsisten con la pesca de bocachico y mojarra, principalmente, y en el verano del cultivo del maíz. “Al secarlas y quitar la vegetación del caño para obtener potreros, murieron muchas especies como ponches (chigüire), babillas, desaparecieron los venados. Además, les quita la movilidad por agua, no pueden ir a Caimito por agua y esas familias no tienen para la alimentación, ellos sacan pescaditos, los venden y compran su comida”, comenta José Marrugo.

Primer aviso

El primer aviso de la autoridad ambiental al senador se hizo en octubre del pasado año, mediante la Resolución 463, que le imponía una medida preventiva para que detuviera las obras que canalizaban el arroyo Canoas con fines de desviación del cauce.

El documento también le ordenaba reconstruir la topografía, remover el dique que garantizara el flujo normal y continuo de las aguas sin represamientos ni bifurcaciones.

Además, Corpomojana remitió copias del documento a autoridades como la Policía, a la Procuradora ambiental y Agraria de Sucre, y a la Alcaldía Municipal de Caimito, no obstante la orden no fue acatada y en diciembre se emitió el auto.

El pasado 24 de enero, Corpomojana envió maquinaria para iniciar el retiro del terraplén que obstruye el cauce natural del arroyo Canoas que desemboca en la ciénaga El Zarzal. No obstante, en diciembre el senador había abierto dos canales para secar la ciénaga, dirigiendo sus aguas al río San Jorge.

Pobladores le dijeron a VOZ que a finales del pasado mes de enero y sin atender los requerimientos de Corpomojana, trabajadores de la finca de Besaile no permitieron la entrada al área en cuestión a funcionarios de la Procuraduría General de la Nación.

Los riñones del mar

Para conocer los daños medioambientales de arbitrariedades como las expuestas, VOZ consultó con el ingeniero civil Sergio Salazar, doctorado en Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia, España, quien explicó: “Las ciénagas son un tipo de humedal que su dinámica depende fundamentalmente de la de los ríos. En época de lluvias los ríos desbordan en ellas y se convierten en zonas de amortiguamiento natural de las inundaciones y a su vez hogar para múltiples especies de flora y fauna, en especial para los peces ya que sus alevinos son arrastrados por las crecientes y llegan a las ciénagas a alimentarse. Su eliminación es quitarle las condiciones de vida para que las especies sigan su ciclo de vida y reproducción. Eso tiene repercusiones ecológicas como humanas ya que muchas familias dependen de la pesca”.

Asimismo, las ciénagas se convierten en filtros: “Son los riñones del mar, ya que logran depurar las aguas de los ríos contaminados evitando una contaminación de las zonas costeras y marinas. Además, evitan el sobrecosto en tratamientos de depuración de agua para beber de las poblaciones y las enfermedades asociadas a consumo de agua muy contaminada. Generalmente, estas poblaciones no tienen otra fuente de agua”.

VOZ se comunicó durante varios días con la oficina del senador John Besaile, pero no fue posible conocer su versión. Inicialmente dijeron que se comunicarían con él para comentarle del interés de la conversación y que darían el número celular; luego manifestaron que estaba en una zona de difícil acceso donde la comunicación no era posible.

Por ahora, los pescadores esperan soluciones a la problemática, ya que de estas depende su sustento, pero también dicen sentir miedo por el poder que encarna el político y por la persecución que puede haber a quienes denuncien o se quejen.