Las huellas de Rock al Parque 2018

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Momento en el que Skampida, banda de ska punk bogotana, rinde homenaje a los líderes y lideresas asesinadas en Colombia. Foto VOZ.

Cerca de 200.000 asistentes se dieron cita en el corazón de la capital colombiana para vivir tres días de rock, cultura y resistencia

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

En los días 18, 19 y 20 de agosto, se desarrolló exitosamente en el parque Simón Bolívar de Bogotá la edición 24 de Rock al Parque, el festival gratuito más importante de Latinoamérica y una de las tribunas más importantes del rock en el mundo.

La gente

Lo mejor de Rock al Parque siempre será la gente. En sus veinticuatro años de existencia, el Festival se ha distinguido por construir un escenario donde se promueven ejercicios de respeto, tolerancia y diversidad, valores que representan sin dificultad al rockero bogotano. El público de Rock al Parque es plural, donde las diferencias de clase, género, raza o posición política se desdibujan alrededor de la música, del arte, de la cultura rock que construye en las nuevas generaciones una ciudadanía libre y rebelde.

“Parchar” en Rock al Parque es un ejercicio de amistad, de camaradería; es un momento que se repite cada año donde la cultura en su expresión musical se apodera de la sensibilidad de la gente, en especial de los y las jóvenes.

La organización

En parte lo que hace de Rock al Parque y de todos los festivales “Al parque” de la ciudad, una política pública acertada para la ciudadanía bogotana, es que trasciende a la política. Los gobiernos distritales, ya sean de izquierdas o de derechas, han asumido el compromiso, gústeles o no, de darle continuidad a estas iniciativas, que hoy se encuentran en un punto robusto en materia institucional con Idartes como su principal arquitecto.

Es claro que cada administración le imprime el estilo que desea, utilizando la tribuna del Festival para promocionar sus políticas públicas al igual que sus apuestas de Gobierno. Por ejemplo, en esta edición, la organización no solo se volcó a un lado empresarial alrededor del patrocinio de grandes marcas, sino también en el posicionamiento de espacios dedicados al consumo, generando una competencia asimétrica entre la economía popular que se conglomera a las afueras del Simón Bolívar y la economía “naranja» que estimula la organización de la “Bogotá mejor para todos”.

Brillan por su ausencia los patrocinios públicos, como el de la ETB o la EEB, que en pasadas ocasiones apoyaban decididamente el Festival.

El día del metal

Es un día que definitivamente está ganado a pulso reflejando una realidad: Bogotá es una ciudad con un gran público metalero. Y no cualquier público, se reconoce una afición que gusta del metal extremo, exigencias y demandas que la organización de Rock al Parque satisface con grandes carteles, siendo el de este año uno de las mas atractivos en los últimos tiempos.

Se destacan las presentaciones de bandas como Masacre, Suffocation, Dark Tranquillity y el cierre de Dark Funeral. En sus 30 años de trayectoria musical, el Festival le rindió un homenaje a Masacre, banda paisa que deleitó al público bogotano con lo mejor del death metal. Por su parte en el escenario Lago, el cierre estuvo a cargo de la banda norteamericana Suffocation, quien descrestó a los amantes del brutal death metal en una puesta en escena con altas dosis de tecnicismo, baterías rápidas y guitarras cargadas.

Sin embargo, el plato fuerte de la jornada llegó desde Suecia. Inicialmente Dark Tranquillity, grupo de death metal melódico, abrió la jornada de cierre en Plaza, con una muestra de sonidos agresivos donde las guitarras como baterías rápidas se combinaron con los teclados y voces propias de este sub-género que se identifica por encantar con sus características melodías a los amantes del metal. Acto seguido, Dark Funeral, una de las bandas más importantes del black metal en el mundo, quienes con su performance oscuro, tenebroso y denso, cerraron con broche de oro una jornada dedicada al metal extremo, al metal pesado.

Aspecto del escenario Plaza el día lunes en la presentación de la Mojiganga. Foto Óscar Sotelo.

El domingo diverso

La organización del Festival hizo del día domingo un espacio caracterizado por la diversidad de sonidos. En el escenario Plaza orientado a sonidos fuertes propios del hard core y el metalcore, un escenario Lago destinado a sonidos experimentales con fuerte influencia del ska, el afrobeat y el reggae, mientras se propuso un escenario Eco con música marcada por el rock electrónico.

Bandas norteamericanas como Walls of Jerico y Suicide Silence, como la banda bogotana Syracusae, irrumpieron en el cierre del escenario Plaza con la fuerza de las guitarras, bajos y baterías características del metalcore, construyendo una excelente recepción del público que disfrutó con los ya clásicos pogos de Rockal.

En el escenario Lago, las bandas Antibalas de Estados Unidos, Donkristobal & The Warriors de Medellín, y Dancing Mood de Argentina, cerraron con lo mejor del rock fusión, haciendo del acontecimiento una verdadera fiesta, teniendo una buena recepción de los espectadores quienes bailaron hasta finalizadas las 10 de la noche.

Dancing Mood, banda argentina de ska instrumental, cierre el día domingo en el escenario Lago.
Foto Óscar Sotelo.

Lunes de sorpresas

El epílogo del Festival estuvo cargado de sorpresas que hicieron de esta edición un acontecimiento inolvidable. Arrancando la jornada en el escenario Eco, Liniker e os Caramelows conquistaron al público expectante con un show transgresor de soul y R&B contemporáneo. En el escenario Lago, la presentación de la banda colombiana de rock progresivo Ship, sedujo con un repertorio de clásicos y nuevos temas a un público selecto amante del buen rock n roll.

No obstante lo realmente excepcional se vivió en el escenario Plaza. La presentación de la icónica banda de punk, Nadie de Medellín, fue el comienzo de un show que continuó con la prolija y original fusión chilena de Chico Trujillo. Los aplausos y el reconocimiento del público, se lo llevo la Mojiganga de Medellín, quien volvía a rock al parque con una notable muestra de ska punk colombiano.

Cayendo la tarde y con un escenario Plaza a reventar, la Tokio Ska Paradise Orchestra salió al principal escenario del festival con un show de ska clásico, donde la trascendental influencia latinoamericana marcó una conexión extraordinaria entre el grupo japonés y los más de 50.000 espectadores que fascinados con el nivel musical de la banda, bailaron por una hora sin que importara nada.

El momento emotivo se lo llevaron los Skampida, con una presentación especial de ska punk y sonidos balcánicos celebrando sus 20 años de carrera, rindiendo un sentido homenaje a los líderes y lideresas sociales asesinados con un minuto de ruido donde se combinaron aplausos y gritos tanto de la banda como del público dejando una huella imborrable en la historia de Rock al Parque. El cierre estuvo a cargo de la banda norteamericana Pennywise, con una sobredosis de neo-punk y ska-punk, cerrando un Rock al Parque que ya anuncio la fecha para celebrar su 25 aniversario: 2, 3 y 4 de noviembre del próximo año.

Edición especial

El Semanario VOZ elaboró una edición especial dedicada al Rock al Parque 2018, con contenidos que giraban en torno a distintas presentaciones como las de Masacre, Liniker e os Caramelows y Skampida, y artículos críticos enfocados al Rock como resistencia al igual que el lugar del mercado en la industria musical. Se imprimieron 10.000 ejemplares que fueron distribuidas gratuitamente.

Con un recibimiento positivo de la gente, el periódico cumple con su objetivo de abrir nuevos públicos, diversificar sus contenidos, y hacer trabajo de masas, que en este caso era la promoción de la consulta anticorrupción y apoyar el numeral #MásRockNoMásAsesinatos propuesta del movimiento social de la ciudad por generar consciencia de la difícil situación de derechos humanos en el público rockero bogotano. Una experiencia novedosa que seguramente generará muchas enseñanzas.

Asistente a Rock al Parque, lee la edición especial de VOZ dedicada al festival más importante de
los rockeros en Colombia. Foto Sara Zapata.