Ana Elsa Rojas Rey
Con ocasión de los 50 años del Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, las mujeres integrantes de los distintos pueblos indígenas que habitan el territorio, se preparan para este magno evento a realizarse del 19 al 24 de febrero, en el municipio de Caldono, Cauca, caminando la palabra, como lo han hecho durante todo el tiempo de su existencia histórica.
Caminar la palabra no es un término sugestivo, sino más bien es el sentido semiótico de relatos y signos para preservar su realidad identitaria, a pesar de los artilugios utilizados por los invasores, quienes pretendían borrar la presencia de estas poblaciones milenarias. No les fue posible a los intrusos, porque ellas y ellos a cada paso, dejaban la huella del saber, mecanismo con el que le ganaron la batalla al colonialista.
Fue la tradición oral o el relato que antropológicamente permitió que los usos y costumbres pervivieran en el tiempo y en el espacio hasta nuestros días; la cosmovisión planetaria mantiene su relacionamiento con el agua, el sol, la luna y fundamentalmente con la tierra, considerada el ser divino que permite recrear lo más maravilloso de toda la existencia, la madre de las madres, que da a luz la comida y permite sentar los cuerpos para descansar.
“El primer artículo publicado referido expresamente a la mujer se tituló «La mujer indígena en la lucha» (Uln° 18, XII/1976, pág. 8). En él, la anónima autora ratifica que “el papel de la mujer indígena está definido por su pertenencia a un pueblo y a un proceso organizativo que busca conquistar espacios de poder en todos los ámbitos”. Antes de la conformación del CRIC, las mujeres, en su vida de terraje tenían que padecer el desprendimiento abrupto de sus hijos; ellos eran llevados a internados para que se olvidaran de su lengua y de esa manera se produjera un desarraigo abrupto y total de sus costumbres y territorios.
Por su parte, las mujeres eran trasladadas al servicio doméstico en condición de esclavitud, puesto que su trabajo no tenía remuneración. La Iglesia ocupó un papel fundamental en este proceso de desculturización, les imponía los ritos católicos, y eran fuertemente castigadas cuando se percataban de las prácticas colectivas de sus usos y costumbres, con el pretexto de integrar a los indígenas a la “civilización”.
La guerra ha sido otro fenómeno que ha contribuido a la tortura, asesinatos, desapariciones forzadas de las mujeres indígenas. Es a partir de la Constitución de 1991 que ganaron el reconocimiento para autodirigirse, pues, la discriminación por clase, género, raza y credo era el mecanismo para trasgredir el orden social.
Los documentos históricos de la fundación del CRIC dan cuenta de la presencia de las mujeres en las diferentes luchas indígenas del Cauca. En el X Congreso del CRIC, Avelina Pancho, en calidad de vicepresidenta reafirma vehementemente el referente de La Gaitana como un continuo histórico que deja esta valiente mujer; es la representación como estadio indispensable para la toma de decisiones, pues no solo rompió la vinculación con el trabajo basado en el terraje y la aparcería, sino que además logró que las mujeres comprendieran el profundo significado de caminar la palabra en minga, para construir la indestructible concepción de la unidad de los pueblos indígenas. Hoy se preparan con júbilo a celebrar los 50 años de fundación del CRIC.
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