Las operaciones de cambio de morfología genital no son algo reciente

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Marcela Gracia Ibeas y Mario Sánchez hacia 1901, después de su arresto en Portugal. Fotografía de José Sellier

Manuel Velandia
@manuelvelandiam

Publiqué en mi Facebook un post en el que se lee: Caroline ‘Tula’ Cossey, inglesa. Llegó a trabajar como modelo para varias revistas de moda, fue chica Bond en 1981 en la película ‘Solo para tus ojos’ y fue portada de Playboy. Pero poco después el tabloide británico News of the World reveló su condición con este titular: ‘La chica Bond era un chico’. En ese momento el suicidio pasó por su cabeza, pero afortunadamente decidió seguir adelante, publicó el libro ‘I am a woman’ y luchó por cambiar las leyes que no querían considerarla como lo que era, una mujer. Comenzó su cambio a los 17 años.

Una de mis seguidoras, Michell Valencia, publicó: “Playboy ni penthouse se permitían (ni se permitieron) usar en sus portadas mujeres trans. Yo tengo una inquietud, en ese entonces no existía el cambio de sexo ni de nombre en documentos, ¿cómo hizo con los contratos? ¡Ella es demasiado!” Las “referencias históricas” me motivaron a escribir el presente artículo.

La primera operación

En 1930, Lili Elbe, la de película «La chica danesa», viajó a Alemania para realizarse la que sería la primera cirugía de cambio de morfología genital, algo aún muy experimental en ese tiempo. Le realizaron en total cinco operaciones en un período de dos años. La primera intervención consistió en la castración con la extirpación completa de los órganos genitales de macho, hecha bajo la supervisión del sexólogo Magnus Hirschfeld en Berlín.

El resto de las cirugías de Elbe las llevó a cabo el doctor Kurt Warnekros en la clínica municipal para mujeres de Dresde. La segunda intervención consistió en un trasplante de ovarios, que fueron tomados de una joven de 26 años. Se los extirparon rápidamente en una tercera y cuarta operación, debido al rechazo y a otras graves complicaciones (que entonces se desconocían). La quinta operación consistió en un trasplante de útero, y estaba pensada para permitir a Lili ser madre, pero resultó también un rotundo fracaso. Ella murió en ese osado proceso el 13 de septiembre de 1931.

Lili Elbe. Autor desconocido.

El tema legal

 Playboy es una revista de entretenimiento para adultos, fundada en Chicago, Illinois en 1953 por Hugh Hefner. Penthouse es una revista masculina fundada por Bob Guccione en 1965, en el Reino Unido. Para esa época ya se habían producido muchos «cambios de sexo» y cambios de documento legal.

Yo conozco casos en Colombia, en los que en registradurías de pequeños pueblos se cambió el nombre y el sexo de personas, haciéndoles nueva documentación… Era delito, por supuesto, pero esas personas siguieron viviendo en la feminidad oficial sin ningún problema.

En Colombia y el mundo, la personas trans se han visto obligadas a jugar al margen de la ley; no porque quisieran, sino porque la ley no era permisiva y aun siendo, como en nuestro país, los derechos se siguen vulnerando así en la ley se sea reconocid* en la nueva masculinidad o en la nueva feminidad.

El matrimonio

El 8 de junio de 1901 se casaron en La Coruña (Galicia, España) Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga. Para lograrlo Elisa lo hizo desde su identidad masculina, Mario Sánchez, figurando así en el acta de matrimonio. Se trata del primer intento de matrimonio heterosexual, en el que él es un chico transmasculino. ​ Lo hicieron por la Iglesia católica, en la parroquia de San Jorge de la misma ciudad. Posteriormente el párroco descubrió el engaño, y fueron denunciadas y perseguidas. La noticia de su boda fue difundida por toda España y por varios países europeos.

Cabe destacar que la boda, según el archivo diocesano, aún es válida. Ni la Iglesia ni el Registro civil anularon las actas que de este matrimonio se levantaron.

El 18 de agosto de 1901, a petición de la policía española, la pareja es detenida y encarcelada en Portugal. ​ Se les liberó 13 días después porque un movimiento solidario liderado por activistas portuguesas exigió su libertad, realizándose, además, varias colectas públicas para ayudarlas económicamente. Entre tanto, Mario ratificaba su identidad masculina. Dos médicos lo reconocieron y concluyeron que su sexo era de hembra, siendo obligado a vestirse como mujer. ​ Pese al revuelo, la administración española solicitó la extradición de la pareja y Portugal la aceptó. Sin embargo, antes de ser enviadas a España, fueron juzgades y absueltes por los delitos que se les imputaban. ​ Su historia volvió a dar un gran salto geográfico ya que, previamente a que se produjera la entrega, Marcela y Mario vuelven a escapar, esta vez con dirección a Argentina. La prensa mexicana anunció, en 1909, la muerte de Elisa: se suicidó. De Mario se desconoce su paradero.

El primer matrimonio entre personas del mismo sexo documentado en España fue entre dos hombres: Pedro Díaz y Muño Vandilaz en el municipio gallego de Rairiz de Veiga. Dicho enlace se produjo el 16 de abril de 1061. El matrimonio fue consagrado por un cura local en una pequeña capilla. Los documentos históricos acerca de este matrimonio se encontraron en el Monasterio de San Salvador en Celanova, Orense, desde donde fueron trasladados al Archivo Histórico Nacional de Madrid. ​ No es conocido si el sacerdote era consciente del género de ambos.

Sobre su compromiso matrimonial, este documento histórico se lee: «pedro díaz y muño vandilaz pactamos entre nosotros y para conocimiento de los demás, por escrito legal firmado el 16 de abril de 1061, en lo relativo a la casa y a la iglesia de santa maría de órdenes, que poseemos los dos y en la cual somos iguales en trabajo, en acoger visitas, en cuidarla, decorarla y gobernarla, así como plantar, edificar y trabajar en la huerta. somos también iguales en el cuidado al vestirnos, en alimentarnos y beber. y que uno no dé nada a nadie, ni extranjeros ni huéspedes, sin el consentimiento del otro, por honor a nuestra amistad y a la de ellos. y dividiremos a partes iguales el trabajo de la casa y encomendaremos por igual y sostendremos a nuestros trabajadores por igual y con dignidad. y seremos uno para los demás buenos amigos con fe y sinceridad, teniendo por igual los mismos amigos y enemigos todos los días y todas las noches, para siempre. y que habitemos dicha casa en igualdad. y no permitamos que uno mande sobre el otro en aquella casa de la villa de santa maría, ni que tengamos malos augurios con ningún dueño o dueña, ni que tengamos a ningún hombre vivo en menos estima por su causa durante toda nuestra vida. y que no tengamos ningún pleito por los límites de la casa, y si mintiésemos alguno a los demás, y por causa de la mentira enviásemos malos augurios a los otros y rompiésemos lo acordado, quien tales cosas hiciese pague 100 sueldos y tenga su verdad. y si pedro muriese antes que muño, dejará a muño la propiedad y los documentos. y si muño muriese antes que pedro, le dejará la casa y los escritos. pedro y muño corroboramos este acuerdo dándonos la mano”.

Hombres que menstrúan 

Lo que generaciones anteriores consideraban indiscutible ha empezado a ponerse en duda. Lo que hace algunas décadas era claro ya no es; y desde la lógica del sentido común pareciera que los conceptos de hombre y de mujer no cambian con el tiempo, pero desde la lógica de la construcción identitaria, de las violencias de las que se es sujeto/a/e, de la vulneración de los derechos/ de no ser iguales ante la ley, los conceptos deben aceptar la realidad, que es una muestra de los cambios en la transformación social, cultural, sexual y política.

JK Rowling, la creadora de Harry Potter expresó que, ella es una mujer no por psicología, sino por biología y sus frustraciones salieron a la superficie cuando su sexo se vio reducido a «persona que menstrúa». Al reunir se unieron muchas feministas radicales y cayeron en el biologismo más elemental: las mujeres se definen por su biología, con ello pretenden que las mujeres trans quedan excluidas de la feminidad y despliegan a las personas trans masculinas a una indefensión, al dejarles en el limbo en que ya no son mujeres, pero tampoco son hombres. Para las mujeres trans, ser des validadas como auténticas mujeres, supone no sólo un rechazo existencial, sino una negativa su participación de los movimientos feministas y un desconocimiento de sus derechos sociales, culturales, legales y políticos.

Las personas trans ha podido elegir efectivamente no sólo su género sino también su sexo legal, pero las feministas radicales consideran que esto ha tenido consecuencias devastadoras para los derechos de las mujeres.

Preocupante, muy preocupante esta visión feminista cisnormativa y transfóbica.