Las trampas de la amnistía

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José Ramón Llanos

El país no manipulado y no afín a Álvaro Uribe Vélez le pone la lupa a toda propuesta del expresidente, porque sabe que toda propuesta o discurso de él oculta algo negativo. La historia de sus falsedades y ocultamientos es larga, meticulosamente ha ocultado sus evidentes relaciones con el paramilitarismo, aunque los paramilitares, especialmente sus jefes, continuamente delatan las múltiples relaciones de ellos con el susodicho personaje.

Por esa razón se han prendido las alarmas porque el expresidente organizó un diálogo con la Comisión de la Verdad presidida por el padre de Roux, pero no en la sede de la Comisión sino en una de sus fincas. Allí hizo la propuesta que disparó las alarmas: “Este país de pronto va a necesitar una amnistía general, casi que un borrón y cuenta nueva”.

Esa propuesta causó extrañeza, como las calificarían las piadosas: el diablo haciendo hostias. A eso equivale la propuesta. ¿Qué hay detrás de ella?

Esta vez el tinglado con que ocultaba sus mentiras, la sumatoria de actos trasgresores de la Ley se ha venido abajo. Quienes han desenmascarado a Álvaro Uribe son Mancuso, los hermanos Castaño y otros sujetos de la misma calidad ética.

El grave problema que inquieta a Álvaro Uribe Vélez es que a medida que pasa el tiempo se descubren más y más acciones sancionables cometidas por él y que necesariamente los jueces tendrían que condenarlo. Por esa razón, inicialmente se opuso a la JEP y después utilizó a su títere para tratar de anularla. Todos fuimos testigos de como el presidente Duque empleó seis meses de su periodo en intentos por acabar con la JEP.

El cabal funcionamiento de la JEP ha logrado que militares de distintos rangos desde soldados hasta coroneles y algunos generales han terminado confesando el papel protagónico del expresidente Álvaro Uribe en los eufemísticamente llamados falsos positivos, que como todos sabemos, hasta el momento suman más de seis mil jóvenes asesinados con el infundio de que murieron en combate contra la Fuerza Pública.

Todas esas declaraciones de militares participantes en los falsos positivos y sus confesiones han identificado al cerebro de eso crímenes de Estado: Álvaro Uribe Vélez. Todos sabemos que según el artículo que logró incluir el presidente Juan Manuel Santos en el Acuerdo de La Habana los expresidentes no están obligados a comparecer ante la JEP. En cambio, los presidentes que hayan cometido delitos de lesa humanidad no pueden evitar que la Corte Penal Internacional los juzgue y los condene.

He ahí la motivación y lo que esconde la propuesta de amnistía general. Como Álvaro Uribe Vélez tiene plena conciencia de que ha sido un violador permanente de la ley, que, además, como han declarado los paramilitares, él puso al Estado, concretamente a las Fuerzas Armadas, al servicio de los paramilitares y de sus acciones contra la ley. Con el agravante que incluso utilizaron tanques de ácido para desaparecer sus víctimas.

Como vemos la propuesta de amnistía de Uribe tiene el objetivo de inutilizar todo el acervo probatorio acumulado en los distintos expedientes que hoy reposan en la JEP. O sea, Uribe por medios tortuosos, con una aparente propuesta de amnistía quiere conseguir lo que por otros medios no ha logrado: anular todo lo que la JEP ha hecho. En otras palabras, acabar con la JEP. Siempre tramposo.