Las víctimas silenciadas

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Niña presencia performance sobre feminicidios. Foto SPI Veracruz.

A pesar de que la Fiscalía General adelanta diferentes investigaciones por femicidios, estos casos conllevan otra problemática difícil de afrontar, como es la tragedia de las niñas, niños y adolescentes que quedan huérfanos a causa de este flagelo

Renata Cabrales
@RENATARELATA 

La violencia contra las mujeres en Colombia no para. Según Medicina Legal, entre enero de 2018 y el 20 de febrero del año en curso, iban 1.080 asesinatos de mujeres, es decir, feminicidios. En los dos primeros meses de 2019 se registraron 138 casos, una cifra menor respecto a la del mismo periodo de 2018, que fueron 149.

En el año 2015, cuando Cristina Vélez asumía el cargo de Secretaria Distrital de la Mujer   señaló que dicha institución prestaba especial acompañamiento a 11 menores, de entre 5 a 12 años de edad, quienes afrontaban “la doble condición de que su madre fue asesinada por su propio padre generándoles una serie de repercusiones emocionales y psicológicas para su vida…Estos menores son como las grandes víctimas del feminicidio de las cuales no se habla. Las secuelas psicológicas, emocionales de un niño cuya mamá ha sido asesinada y que además tienen que continuar con una relación con su poder asesino, son gravísimas”.

La Secretaría Distrital de la Mujer es una de las entidades que más ha trabajado, desde sus inicios, por la garantía del derecho de las mujeres a una vida libre de violencias y ha buscado, además, que se cumpla la ley y que haya justicia para las mujeres y familias víctimas de feminicidio.

Las víctimas invisibles

En Colombia, cada año, decenas de niños quedan en la orfandad a causa del feminicidio, un flagelo que aumenta cada día y el Estado se muestra indiferente ante la situación, ya que las acciones ante estos hechos y sus consecuencias no llegan a tiempo.

Con la Ley 1761, o ley Rosa Elvira Cely, contra el feminicidio, la cual tipifica los asesinatos de mujeres como un delito autónomo, las autoridades colombianas y los movimientos sociales de mujeres creyeron que este fenómeno disminuiría, pero contrario a esto, cada vez son más intensas las consecuencias del machismo y la misoginia que las mujeres padecen a lo largo y ancho del país, y lo que es peor, cientos de niños, niñas y adolescentes son víctimas ignoradas de este delito.

Hay casos en los que, incluso, los padres feminicidas utilizan a los niños o niñas como excusa para entrar a la casa de la expareja, aprovechando la situación para atentar contra la humanidad de la mujer, sin importarle el trauma que pueda causar a los hijos que son testigos de la escena catastrófica, que, en el peor de los escenarios, incluye el posterior suicidio del feminicida.

Entonces, son pocas las personas que han puesto la mira en esta problemática social y han estado buscando la forma de crear una especie de protocolo de atención para las otras víctimas de los hechos de violencia machista, esto es de los feminicidios, teniendo en cuenta, incluso, que aún ninguna entidad del Estado registra cifras de estas terceras víctimas en el país.

Lo que se conoce sobre el tema

VOZ conversó con Yésika Liliana Barrera Gutiérrez, abogada de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, magíster en Derechos Humanos y asesora de trabajo legislativo en la Cámara de Representantes, quien ha estado haciendo seguimiento al tema en cuestión (huérfanos del feminicidio), y al respecto, manifiesta: “Hay algo en lo que ha fallado la ley colombiana y es en verificar cuáles son las víctimas completas de este siniestro, el feminicidio. Es decir, los hijos y las hijas cuando estos se salvan de los hechos de violencia, pues hay casos casos en Colombia en los que el hombre, el feminicida, atenta incluso, contra la vida de estos”.

“El hombre mata a la esposa y en la desesperación, mata a los hijos, como es el caso de una mujer en Bogotá: llega la expareja, la apuñala y mata a su niño de dos años. En el caso de los niños o niñas que quedan huérfanos, en el mejor de los escenarios queda el padre vivo, pero en la cárcel”, agrega la abogada.

Protección a las víctimas

En cuanto a las estrategias de protección de los niños, niñas y adolescentes que quedan en una situación de indefensión, cuando se presentan estos casos extremos de violencia intrafamiliar, Barrera argumenta que, “debe adoptarse un protocolo de protección inmediata que, en este momento, Colombia no tiene. En el país se ha abogado por proteger a las víctimas de los feminicidios, entendiendo como víctima únicamente a la mujer y no es así, pues lo es toda una sociedad, niños y niñas que quedan sin madres, que son víctimas de la arraigada ideología patriarcal de un hombre”.

La propuesta

La propuesta que han pensado plantear profesionales del derecho, especialistas en género y DD.HH., es básicamente, un protocolo de atención a las víctimas que, como afirma la abogada Barrera: “Desde ese punto de vista, desde lo jurídico, hemos intentado hacer un llamado a la necesidad de crear un protocolo de atención a las niñas y niños huérfanos del feminicidio, esto consiste, por ejemplo, en que los niños no queden en manos de la familia paterna, que se haga un acompañamiento psicológico, que se verifiquen, además, las diferentes situaciones por las que atraviesan estas víctimas y , finalmente, que se haga un acompañamiento para su vuelta a la normalidad en sus labores diarias”.

Voces de resistencia

Es muy poco lo que se habla del tema de las terceras víctimas en caso de feminicidios, pero, sin embargo, hay una luz de esperanza, pues diferentes profesionales ya han tomado la iniciativa de hacerlo cada vez más visible ante una sociedad que ha normalizado esta problemática social. Es el caso del periodista e investigador social Yeiver Rivera, autor del libro Ni una más Ni una menos, la ruta al feminicidio, para quien los niños son los principales afectados, además de tantas mujeres que son víctimas de estos asesinatos y el Estado no garantiza la seguridad de estas.

“Estamos ante un Estado pasivo que no castiga con celeridad estos hechos y donde la capacitación brindada a jueces, fiscales, autoridades policiales, comisarías de familia y todos quienes están inmersos en la problemática, ha ahondado y generado miedo para que las mujeres denuncien y encuentren verdadera justicia y protección. Hay casos donde la mujer asesinada ha dejado huérfanos tres o cuatro hijos, que pasan al cuidado y protección de la familia de la occisa, quienes en muchas ocasiones son también de escasos recursos y aumentan el número de personas en el hogar, generando, además del dolor, pobreza y falta de oportunidades”, aseguró el investigador, para los medios, al dar a conocer su obra.

Al respecto, la abogada especialista en DD.HH., manifiesta que, “todo lo anterior se debe hacer, tomando a los niños huérfanos y vincularlos al proceso como terceras víctimas, así el proceso sea en contra de su propio progenitor. Hay varios especialistas que se han referido al tema, ese es el caso de Yeiver Rivera, periodista e investigador, autor de Ni una más Ni una menos, quien recalcó el año pasado que, con ocasión al Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, hace un llamado a evitar la violencia también de los terceros, o sea, los hijos e hijas, que genera esa misma vulneración contra las mujeres, cuando son madres”.

“Este también es el caso de la violencia obstétrica en medio de la cual son los niños quienes sufren por la mala atención que reciben sus madres en el proceso del parto. Entonces, desde ese punto de vista es necesario que se realice esta ruta de atención, este protocolo, que se haga cumplir y que se hagan adiciones absolutamente necesarias, porque ese flagelo está dejando huérfano al país y, sobre todo, en estado de orfandad por un caso tan abominable como es la violencia contra las mujeres”, enfatiza Yesika Liliana Barrera.