La sanción del nuevo Estatuto es un triunfo del movimiento social que ha estado discutiendo y proponiendo reformas desde hace más de diez años
Juan Carlos Hurtado F.
@aurelianolatino
La principal ganancia de la Ley Estatutaria de Salud es la declaración de la salud como derecho fundamental. Aunque algunos son escépticos en cuanto a su implementación, confían en que el movimiento social, con una constante movilización, conseguirá una reglamentación que no le haga conejo a las aspiraciones y necesidades del pueblo colombiano.
Entre los aspectos a resaltar del nuevo estatuto está el triunfo del movimiento social que desde hace más de diez años discute en foros, con participación de juristas, la Mesa Nacional por la Salud, sindicatos, asociaciones médicas, estudiantes, profesionales y usuarios, quienes se han movilizado en las calles. Sus aportes construyeron el alma de la ley.
Para conocer lo que debe cambiar en el modelo de salud, VOZ habló con Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana, una de las organizaciones que ha estado al frente del proceso.
El proceso
–¿Cuáles fueron los temas principales que plantearon cuando hicieron la propuesta para la Ley?
–Las organizaciones que se movilizaron e hicieron las propuestas tuvieron el respaldo de la comisión de seguimiento de la sentencia T-760 de la Corte Constitucional. El Congreso hizo cambios en la propuesta presentada, pero se exigió que estuvieran los pilares que se habían presentado, como que la salud es un derecho fundamental, que debe estar en manos del Estado y que su responsabilidad no se puede delegar; la estabilidad laboral, el derecho a una política de información abierta que permita a la gente conocer cómo va el sistema, que la distribución de recursos sea según las necesidades de cada región del país y que se respete la autonomía profesional y la autonomía médica.
–¿Cómo fue el trámite para conseguir la aprobación y sanción por parte del Presidente de la República?
–Cuando esta ley salió del Congreso, tuvo que pasar a una revisión de la Corte Constitucional, que declaró inexequible el 35% del contenido. Hubo un error en la transcripción y la Presidencia de la República la devolvió a la Corte para que lo corrigieran. Lo hizo y la devolvió a la Presidencia y el presidente Santos tenía hasta el 9 de diciembre para firmar y no lo hizo; por esto continúo la movilización social.
De acuerdo con la Constitución debía firmarla el presidente del Congreso, quien tampoco lo hizo. Una vez vencidos los términos los declaramos en renuencia. Quedó finalmente firmada por el presidente del Congreso y por el presidente Santos.
–¿Qué otros aspectos destaca del proceso de aprobación?
–Que no viene desde arriba. Desde el comienzo el ministro Gaviria estuvo en contra de la ley estatutaria; cuando la Junta Médica proponía los 14 puntos de la ley estatutaria, él contraponía la ley ordinaria. Tuvimos varios debates en donde expresamos por qué sí una estatutaria, que era el quehacer, es decir, la filosofía de lo que debe ser el sistema, para después desarrollar la ordinaria, que es el cómo debe construirse. Ellos querían una reforma regresiva de la ley 100. Lo que está contenido en el Plan de Desarrollo debe ajustarse a la Ley Estatutaria.
Lo que debe venir
–¿Qué viene ahora para el movimiento social?
–Profundizar en el conocimiento de lo que plantea el Plan Nacional de Desarrollo en cuanto a salud, para buscar cómo hacer propuestas que correspondan a lo que manda la estatutaria. Esto va a significar que las EPS como intermediarias y financieras desaparecerán; significa también que, a partir del momento de la publicación de la ley en el Diario Oficial, todos los habitantes del territorio nacional tienen derecho a la prestación de servicios de salud. Solo necesitan la cédula, no necesitan estar en alguna base de datos de alguna EPS.
Esto es muy importante que la gente lo sepa ya, la atención va a ser lo más organizada. Obviamente va a haber un periodo de transición, la gente debe buscar que esta ley se cumpla, se debe buscar la forma de darle una estructura organizativa a un nuevo sistema, a un nuevo modelo.
–¿Qué debe cambiar de manera sustancial en el sistema de salud?
–Hay que buscar que la estrategia fundamental del sistema de salud sea realmente la atención primaria. Esto quiere decir que es el sistema de salud el que sale a buscar para ver qué población está sana, cuál está en riesgo de enfermarse y cuál está enferma, y así poder establecer una atención programada y realmente eficiente.
Hay que invertir el modelo, hay que acabar con la propuesta del subsidio a la demanda y promover el subsidio a la oferta. Cada departamento, cada capital, debe tener un hospital de los tres niveles de complejidad; en más de la mitad del territorio nacional las capitales no tienen hospitales de tercer nivel. Tampoco puede ser admisible la cuestión de los copagos en el POS.
–¿Cuál es la argumentación de quienes desde el Gobierno le ponen peros a la implementación de la ley?
–La retahíla de negación tanto del ministro de Salud como del de Hacienda, los señores de Planeación y los de las EPS, es que de dónde va a salir la plata. Nosotros decimos: “Los presidentes de las EPS tienen sueldos por encima de los 30 millones de pesos mensuales, multipliquen eso por 63 EPS y por 12 meses, y verán que le da cerca de 30 mil millones de pesos al año”. Eso contando solo los presidentes, imagine contando toda la burocracia. No solo eso, ¿y si hablamos del robo continuo de los dineros de la salud y de los recobros exagerados de los medicamentos? Ahí es donde está la plata.
En estado de alerta
–¿Y qué deberá pasar con los hospitales?
–Los hospitales públicos como privados van a tener que organizarse para garantizar la estabilidad laboral de todo su personal, deben tener una actualización permanente de los conocimientos y una educación continua, porque se le da una seguridad a los pacientes y esto hace que el servicio sea bueno.
–Usted dice que la ley estatutaria es un triunfo del movimiento social, pero hay otras voces que no son tan optimistas, que dicen que hay trampas, ¿qué piensa de esto?
–Esta ley necesita una reglamentación, y si se la dejamos al Gobierno hacen lo que se les dé la gana. Si le planteamos al movimiento social que no se duerma, que la cuestión es de lucharla, es probable que nos vaya mejor que si nos quedamos quietos. Trampas seguramente las hay, pero la parte de la esencia para mí es un triunfo. No podemos dormirnos porque si desaparecen las EPS es probable que los grandes capitales de prestación de servicios médicos estén tras la compra de los hospitales quebrados públicos y privados, para ellos armar un negocio.
Nuestras armas son: que la gente conozca la ley, conozca sus derechos, que sepan que esto es una función donde el Estado es el rector, que los dineros de la salud son públicos con destinación específica y no se pueden gastar en otra cosa. Deben entender que el POS desaparece y no permitir la cuestión de los copagos.