Un panorama de la educación superior y los retos de las organizaciones estudiantiles
Redacción juvenil
El país en los últimos años ha avanzado en la configuración de un modelo de masificación de educación terciaria excedente y mediocre, basado en el endeudamiento y en el impulso de programas técnicos y tecnológicos de bajo costo y calidad.
Este modelo oculta la preservación y reproducción de desigualdades sociales y resulta ser excluyente, segmentado y jerárquico. Es subordinado a las necesidades de legitimación del statu quo y está asediado por el control gubernamental con sus dispositivos de inspección y vigilancia y, por múltiples intereses privados que lo hacen funcional a los procesos de acumulación del patrón primario-exportador, extractivista y financiarizado bajo dominio transnacional imperante en el país y la región.
Esta situación ha motivado nuevos reagrupamientos que han dado lugar al resurgimiento de una apuesta unitaria para la reactivación de la dinámica nacional de movilización. El Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación Superior, Enees, constituye el hecho más relevante del movimiento estudiantil en los últimos años, se ha inaugurado un nuevo momento de la unidad estudiantil luego de un prolongado periodo de dispersión en el que prevalecieron posiciones inmovilizadoras que favorecieron prácticas sectarias y vanguardistas al interior del movimiento.
Consideramos que en esta fase embrionaria del proceso hay que actualizar los contenidos y alcances de la unidad; fortalecer las alianzas y redefinir los aliados fundamentales del nuevo momento; recuperar las calles como principal escenario de la protesta estudiantil, a partir de la activación de la movilización en todos sus niveles. En este sentido, es importante posicionar banderas y reivindicaciones concretas e inmediatas que ataquen la crisis de la educación superior y que permitan anclar elementos de largo aliento para la disputa de una Reforma Democrática de la Educación Superior como base del proceso constituyente en el movimiento estudiantil.
El horizonte político a partir del cual desplegar el proceso de acumulación del movimiento estudiantil, está alrededor de la conquista de una Nueva Ley que conciba la educación superior como derecho fundamental y bien común y establezca la gratuidad y universalidad de la misma. Esto debe soportarse en un Programa/Plataforma que recoja los acumulados del movimiento estudiantil orientado por la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE-. Se trata de evaluar lo obsoleto, lo vigente y lo nuevo que hay que incorporar al Proyecto de Ley Alternativa y al Programa Mínimo de la MANE.
En lo inmediato, es fundamental configurar un instrumento que condense las banderas y reivindicaciones más urgentes para atacar la crisis de la educación superior expresada en el modelo masificado de educación terciaria, excluyente, jerárquico y segmentado que está reconfigurando la totalidad del sistema de educación superior. Es importante que el Enees defina un Pliego Nacional de Exigencias que articule las reivindicaciones más concretas e inmediatas a nivel nacional, soportado en pliegos locales, que en últimas son expresión concreta de la crisis en las distintas instituciones de educación superior.
Gratuidad de la educación
Mayor financiación para las instituciones de educación superior públicas así como un plan de pago del déficit presupuestal de las universidades públicas, que asciende a más de $15 billones, es en una reivindicación central en el actual momento.
Proponemos una asignación inicial de $3 billones a la base presupuestal de las universidades públicas distribuidos de la siguiente manera: $1,5 billones para acceso y permanencia destinados a garantizar matrícula cero como paso conducente a la gratuidad; $1 billón para fortalecimiento de planta docente -docentes planta 70%, cátedra 20%, ocasionales 10%-; y $0,5 billones destinados a bienestar estudiantil para el impulso de programas de permanencia y graduación como son alimentación, hospedaje y transporte, entre otros.
Esto se debe articular a un debate amplio acerca de un nuevo modelo de financiación -y la propuesta de regla fiscal para la educación superior-, para el impulso de una agenda de movilización que interpele las prioridades del gasto público y, a su vez, promuevan dinámicas constituyentes al interior de las universidades, procesos que pueden contener la potencia para la democratización de las Instituciones de Educación Superior y la configuración de sujetos que le disputen al neoliberalismo la transformación profunda de nuestras casas de estudios.
“La disputa actual consiste en atacar el núcleo duro de la política de fortalecimiento del subsidio a la demanda y de tercerización de la educación superior, que engendra procesos de mercantilización y privatización que reproducen desigualdades sociales en la educación superior, que se expresan en el Programa Ser Pilo Paga –SPP, el Sistema de Financiación Contingente al Ingreso, FCI, y la ampliación de créditos educativos del Icetex, el Sistema Nacional de Educación Terciaria y la desfinanciación de la universidad pública colombiana.
La primera batalla a ganar es tumbar el SPP, garantizando la permanencia, graduación y no endeudamiento de los jóvenes que accedieron al programa y con esos recursos lograr un aumento presupuestal para las instituciones de educación superior públicas”, señala Omar Gómez, dirigente de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU.
Para esto es fundamental sumar amplios esfuerzos y voluntades para la consolidación del Enees como espacio de articulación de múltiples y diversos procesos del orden sectorial, regional y nacional para la coordinación de iniciativas, objetivos y agendas de movilización estudiantil que confronten las políticas que atentan contra la educación como derecho fundamental y bien común.