Los caficultores en crisis

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Saco de fique para transportar café colombiano. Foto Tina Guina.

Se avecina un paro y toma de vías, de no haber respuesta a la problemática del sector. En juego la subsistencia de 600 mil familias

Iván Posada Pedraza

Una nueva crisis afronta la industria cafetera colombiana, donde confluyen varias causas, entre ellas, sobreproducción, el juego de la oferta – demandas mundiales, la competencia entre países productores y la onda especulativa en los contratos de la compra de café. Otra causa es la equivocada   política económica de largo plazo en el marco de la globalización y el atraso del sector agropecuario en el país.

Causas internas

La producción en 2018 fue de 13,6 millones de sacos de café arábigo suave frente a 12,6 millones de sacos en 2017. El valor de la cosecha 2017 – 2018 se aproximó a los 6.5 billones de pesos, 0,7 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto). Comparados con Brasil (primer productor mundial), estamos lejos de competir, país que en 2017 alcanzó una producción histórica de 60 millones de sacos. Otras regiones del mundo compiten con Colombia en el mercado mundial como Vietnam (primer exportador mundial) y Centroamérica, que logró una producción de 19.8 millones de sacos. Lo anterior sumado a la especulación en el mercado del café hizo que el precio de la libra de café en la bolsa de Nueva York llegara su valor más bajo en doce años, 0.97 centavos de dólar, lo que a su vez se tradujo en la baja del precio de la carga a nivel interno.

La especulación

El sector financiero – especulativo ha infiltrado este sector de la economía colombiana: fondos de inversión constituidos con capital del sector privado colocan sus recursos a interés en el mercado del café y otros productos similares generando especulación con contratos de venta de producción a futuro.

Flexibilización laboral

La mano de obra ocupada en la caficultura se estima en unas 600.000 familias, cerca de 2.400.000 personas. Una peculiaridad de la mano de obra de este sector es la población ocupada en temporada de recolección que recibe remuneración única y exclusivamente por este período. Algunas de las fincas con alta capacidad de producción ocupan personal con cobertura en seguridad social (salud, pensión y riesgos). No obstante, cursa en el parlamento el proyecto de ley 123 de 2017 que pretende flexibilizar el mercado laboral rural con la figura del “jornal diario integral rural” que consiste en remunerar el jornal incluyendo, supuestamente, la seguridad social. El argumento de la Federación de Cafeteros es que los costos salariales inciden negativamente en la rentabilidad del sector.

Política macro

Dos factores de política económica tienen que ver con el estado actual del sector cafetero: una, la apertura económica implementada desde 1990 y que produjo la quiebra de varios subsectores del agro, entre ellos el arrocero, y la segunda, la estrategia que direccionó la economía hacia el sector extractivista para exportar recursos minero – energéticos ante la creciente demanda de estos por las potencias industrializadas y por los altos precios que alcanzaron. Esta bonanza ya alcanzó su máximo y comienza la época de las vacas flacas. Entre tanto el sector agropecuario (el cafetero entre ellos) permanece en el atraso socio – económico y tecnológico de siempre.

Alternativas

Las recurrentes crisis del sector – cada vez más agudas y prolongadas – ha provocado cambios importantes en su dinámica. Hace ya varios años atrás muchas fincas cafeteras optaron por el turismo y la recreación como fuente de recursos. Este proceso se ha dado sobre todo en el departamento del Quindío, a tal punto que hoy día el departamento con mayor producción de café es el Huila.

Los productores a través de sus organizaciones han solicitado al gobierno central reactivar el mecanismo de “protección del ingreso cafetero”, PIC, una especie de “precio de sustentación” para cubrir la diferencia entre el costo de producción y el precio de venta. El vocero de Dignidad Cafetera, Carlos López, sostiene que mientras los costos de producción alcanzan los 85 mil pesos, la carga de café se vende a 60 mil pesos, lo que significa una pérdida de 20 mil pesos por arroba, y luego agregaba que los productores tienen deudas con las entidades por concepto de insumos, abonos, herramientas, etc., y no tienen como cubrirlas. Los caficultores expresaron que de no hallar respuestas a sus peticiones, se van al paro y a la toma de vías para buscar el apoyo de la sociedad civil a sus justas exigencias.