Los desafíos del movimiento sindical y social en 2018

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Movilización de las centrales obreras el Primero de Mayo, en Bogotá. Foto archivo.

Juan Carlos Hurtado Fonseca

La situación económica y social que desde muchos años atrás sufren la mayoría de los colombianos tiende a empeorar. Así lo ven líderes de organizaciones sociales que han resistido al modelo impuesto en contra de la voluntad y de los intereses de las mayorías nacionales.

El año 2018 estará marcado por un incremento de las movilizaciones populares y por los procesos electorales que definirán en gran medida la continuidad, profundización de la actual crisis o la búsqueda de alternativas que guíen al país hacia una apertura democrática.

Para conocer el estado del movimiento sindical, protagonista de primer orden, y sus perspectivas de pelea, VOZ invitó a un conversatorio al presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Luis Alejandro Pedraza; al presidente encargado de la Unión Sindical Obrera de Trabajadores del Petróleo, USO, Edwin Palma, quien estuvo acompañado del líder nacional de la misma organización Héctor Vaca; al dirigente nacional de la Unión Nacional de Empleados Bancarios, Uneb, Segundo Ernesto Mora; y al presidente nacional de la Federación Unitaria de Trabajadores Mineros, Energéticos, Metalúrgicos y Químicos, de las Industrias Extractivas, Funtramiexco, Joaquín Romero.

El mismo diagnóstico

En la reunión se trataron de identificar algunos elementos que caracterizan la situación económica, pero también la crisis por la que hace años atraviesan las organizaciones sindicales. Para el presidente de la CUT, hay pesimismo en cuanto a la coyuntura, por los resultados económicos y sociales de la gestión del gobierno de Juan Manuel Santos, sobre todo si luego de las elecciones el país continúa en manos de quienes mantienen el modelo.

Sobre el comportamiento del actual Gobierno con las organizaciones sociales dijo: “Las utilizó para mitigar conflictos, a través de acuerdos que cumplió parcialmente o incumplió, como lo acordado con los pensionados, comunidades indígenas, con los campesinos. En ese contexto, la CUT ha logrado detener hasta el momento el ingreso de Colombia a la OCDE, gracias a una gran alianza que hicimos con sindicatos europeos. Eso genera grandes dificultades al Gobierno, porque se pudo probar que en las exigencias laborales que les hacen se rajaron. No eliminaron las cooperativas de trabajo asociado como intermediadoras laborales, continúan los pactos colectivos y siguen los asesinatos de dirigentes sindicales y sociales, y son temas de debate en los contextos de los tratados de libre comercio con Europa y Estados Unidos”.

Joaquín Romero coincidió en algunos aspectos con Alejandro Pedraza, pero agregó sobre el panorama nacional que se ve una profundización del proceso de acumulación capitalista: “Las riquezas están siendo entregadas al capital trasnacional y el país está siendo despojado de las grandes riquezas. Y eso genera resistencia por parte de los trabajadores, que tiene como respuesta las ilegalizaciones de las huelgas. Los derechos de los trabajadores son duramente golpeados por el Estado y hoy día para el Estado no hay huelga legal”.

Comentó que en el sector de los sindicatos afiliados a la Federación que él preside hay 13 huelgas ilegalizadas, en las que están las de Cerro Matoso, Paz del Río y que hay nueve con despidos de miles de trabajadores.

“Hay una situación de insolidaridad frente a esto, cada uno estamos andando por nuestro lado, cada uno defiéndase como pueda, no hay una conciencia para mirar cómo articular todo este accionar, porque los trabajadores sí pelean, los sindicatos con excepciones pelean, porque tenemos un Estado antipopular al punto que en los acuerdos de paz se ve que ya han asesinado a 44 reincorporados, es decir que se repite la historia de la Unión Patriótica. No ha cambiado nada”.

Para mostrar la complejidad de su sector, Segundo Ernesto Mora, explicó: “La UNEB ha hecho evaluaciones dentro del sistema financiero y conocemos lo que pasa en materia económica y laboral. 326 mil trabajadores hacen parte de este, de los cuales el 48% está tercerizado, el 40% a término indefinido y otro porcentaje son trabajadores por hora, a destajo, en misión, lo que nos preocupa también porque les niegan derechos laborales básicos y porque no permite que nuestras organizaciones se fortalezcan”.

A su vez, Héctor Vaca de la USO denunció: “Ecopetrol también le ha jugado a dispersar el movimiento sindical. Nosotros, de tener dos sindicatos en menos de tres años pasamos a 15 con la ayuda de la empresa. Y aquí vamos a tener una pelea dura con la Confederación General del Trabajo, CGT, porque dentro de la empresa ya está la UTEN que está pidiendo pista y negociación colectiva. Esta es una organización sindical de la derecha conformada por Pacific Rubiales y que luchó contra la USO por la no reversión de ese campo”.

Falta autocrítica

En el punto del estado de las organizaciones sindicales para enfrentar la arremetida que el capital hará en 2018, los líderes identifican principalmente la dispersión dada por razones de orden ideológico, político y de visión. “Un ejemplo de ello se ve en lo que pasó con el salario mínimo, en donde iniciamos como bloque y los informes de las centrales coinciden en los diagnósticos pero en la primera sesión ya unos dirigentes se bajaran de la posición inicial. No hay estructura sólida en estos dirigentes, prima la tendencia a congraciarse con el Establecimiento bajo el sofisma que tienen la vocación del diálogo y la concertación. Eso es ausencia de criterio político y de elementos ideológicos”, anotó el presidente de la CUT a manera de reproche ante la actitud de los presidentes de las otras centrales obreras.

El presidente de Funtramiexco lo secundó: “Para inmovilizar y dividir a los trabajadores tienen gente como Julio Roberto Gómez, y es lo que él ha hecho desde hace mucho. La Usaid se está moviendo con mucho dinero y cogen a los líderes y les dicen: ‘Tome estos recursos para este proyecto, no joda con eso’ y muchos dirigentes le sacan el cuerpo a las peleas. Eso es parte del problema del movimiento sindical”.

Pero la crítica fue más allá, al punto de que Edwin Palma la hizo al propio movimiento sindical: “Debemos ser autocríticos y señalar que por ejemplo reflexiones como esta que nos plantea VOZ no la hacemos al interior de la USO, no analizamos la coyuntura política. Siempre he dicho que la sola USO pudiera tener dos candidatos al Senado, pero tampoco lo hacemos. Creo que estamos claros en cuanto al diagnóstico: El neoliberalismo recupera lo que perdió en Suramérica, hay triunfos de la ultraderecha en el mundo, se aumentan las edades de jubilación, acaban con las negociaciones colectivas por rama, aumentan el sindicalismo por empresa, en fin… y todo eso lo tenemos claro, Ahora la pregunta es qué hacer.

Interviene Luis Alejandro Pedraza, presidente de la CUT], a su lado Héctor Vaca, dirigente nacional
de la USO. Foto J.C.H.

“Hace poco Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, hizo una reflexión sobre las oleadas revolucionarias y parte de algo importante que es lo que le falta al movimiento sindical, que es la autocrítica. Nosotros no nos autocriticamos, entonces para nosotros siempre es más fácil echarle la culpa al modelo neoliberal, al imperialismo yanqui, al Gobierno, a los empresarios, al modelo económico, pero no revisamos cómo estamos nosotros. Por ejemplo, por qué la USO no está en la Funtramiexco que preside Joaquín Romero sino en otra. Entonces, lo que en su momento fue un avance que debimos aprovechar para la libertad sindical, que nos lo dio la Corte, lo convertimos en un problema interno. Entonces, peleamos en una junta y montamos dos juntas, montamos dos sindicatos con el mismo nombre y contribuimos a la atomización sindical: menos afiliados y más sindicatos. En Colombia hay seis mil sindicatos, el 70% tiene menos de 100 afiliados. Tenemos que ser autocríticos ante aspectos como ese”.

El representante de los trabajadores del sector financiero, Segundo Ernesto Mora, anotó: “Además, hay otra problemática, y es que en mi sector hay de 80 a 90 organizaciones sindicales. El año pasado en conjunto presentamos pliegos, en bancos como GNB Sudameris, Itaú, y solo en el Popular donde tenemos el 85% de los trabajadores afiliados. En este nos fue bien porque se mantuvieron los derechos, hubo avances, aunque alcanzamos a hacer votación por la huelga y más del 80% votó a favor, por eso el señor Luis Carlos Sarmiento Angulo hizo que retiraran el contrapliego. Pero hay que decir que el movimiento sindical está burocratizado y no bajamos a la base, debemos bajarnos de eso. Si no, no nos van a creer más…”

El presidente de la CUT avizora algunos elementos necesarios para superar la actual situación del movimiento sindical: “Nos está haciendo falta una escuela de formación de liderazgo con una tendencia de izquierda democrática, las que hay en este momento se están pareciendo cada vez más a los sindicatos; quitándole las funciones a las centrales sindicales, organizando sindicatos. Eso hace la Escuela Nacional Sindical, ENS, y no descalifico su trabajo, pero no es su función. No hay una escuela que incluso forme y proyecte cuadros hasta para la política. Enseñan a presentar pliegos, las etapas de la negociación, pero la gente no tiene formación de carácter ideológico y no sabe la importancia de una huelga, de la confrontación con el mismo capital”.

Para Edwin Palma se tiene que plantear una autorreforma sindical que permita el fortalecimiento de la negociación colectiva por ramas y del derecho de huelga. “No puede ser que aún haya sindicatos que no organizan tercerizados, eso es dogmático, no hay que ir tan lejos veamos Sintrateléfonos cuando son miles los que hay en Bogotá. El reto del movimiento sindical debe ser crecer con menos sindicatos y más afiliados”.

Deben el paro

Ante el cuestionamiento de por qué no han podido desarrollar un gran paro cívico nacional como lo han anunciado en varias oportunidades, respondieron: “El último intento lo hicimos en septiembre del año pasado e incluía a la ONIC, el movimiento sindical, organizaciones juveniles, movimientos campesinos, se creó un equipo fuerte, pero la primera que se bajo fue la ONIC argumentando que tenían una agenda propia, y negociaron con el Gobierno. Luego, poco a poco se bajaron otras organizaciones y así es muy complicado si no se asumen la responsabilidad de actuar en el momento en que el país más lo requiere y de manera unitaria, porque todos coincidimos en la necesidad de hacerle oposición al modelo en el plano nacional y en el internacional, pero cuando se va a desarrollar el plan de acción en las líneas de la movilización aparecen las tácticas de cada quien… El Gobierno ha identificado eso y negocia con cada sector poniendo ministros sin autoridad para decidir”, explicó Luis Alejandro Pedraza.

Por su parte Joaquín Romero dijo: “Lo que vemos es que lo hacen por las redes sociales, entonces se convocan paros los domingos o días que la gente no se sacrifique, y así eso no se organiza. Se hace es reuniendo a los trabajadores en asambleas y que las masas se involucren al ver ahí sus reivindicaciones; los trabajadores, los campesinos, no de otra forma van a ir a un paro. Sin embargo, ahora estamos en la Costa Atlántica impulsando unos paros en el sector carbonífero”.

El año en curso

Con una suficiente ilustración sobre el estado del país y de los movimientos sindicales en general, se pasó a debatir lo que enfrentarán los trabajadores en 2018. Para Joaquín Romero los principales retos del sector carbonífero se desprenden de la reunión de París en 2016, en la que se decidió suspender gradualmente el uso del carbón en la búsqueda de la sustitución de combustibles fósiles. “Ahora vamos a ver cómo van a reparar los grandes desastres naturales que han hecho las empresas mineras, para eso iniciaremos con una audiencia pública el próximo 16 de febrero en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Ahí hay un problema ambiental grave que se puede enfrentar si hay una alianza entre trabajadores y comunidades. Pero también seguiremos promoviendo dos salidas políticas: El Estatuto del Trabajo, sobre los derechos de los trabajadores en el que pudiéramos hacer un trabajo conjunto en el que los sindicatos se empoderen de eso. Y necesitamos una ley general sobre las riquezas naturales, porque el país es de servicios, en el que acabaron con el aparato industrial y lo que hay es una economía extractivista y un país de servicios, en el que se va a imponer es la agroindustria”.

Héctor Vaca en nombre de la USO explicó: “Tenemos claro que 2018 será complejo en materia política porque vemos el crecimiento de la derecha apoyada en el paramilitarismo en algunas regiones. El asesinato de líderes sindicales y líderes sociales no es gratuito, quieren generar temor para que la gente no salga a votar. También hay un avance y coordinación de la derecha con el actual Gobierno para presentar un proyecto de ley que les permita avanzar, como la reforma pensional que es coherente con lo que pidió la OCDE, y ya están pensando en unas reformas laboral y tributaria. Esta última ya la están solicitando los empresarios.

“Pero hay un elemento clave y es que ya este Gobierno habría dejado definida la privatización de Ecopetrol y otras grandes empresas. El ministro de Hacienda saliente manifestó que ya tenían definida la venta de Cenit o por lo menos la inscripción de sus acciones en bolsa para venderla.

Interviene Edwin Palma, presidente encargado de la USO; a su lado Segundo Mora, de la UNEB y Joaquín Romero, de Funtramiexco. Foto J.C.H.

“Este año para la USO será difícil porque habrá la negociación de las cuatro principales convenciones colectivas, con Occidental, de capital norteamericano; Terpel, que es chilena  y americana ahora, Ecopetrol; y Mansarovar de capital indochino. Se verá cómo se va a manejar el tema laboral en el sector petrolero y para la USO marcará una discusión política porque incluye la defensa de Ecopetrol”.

Segundo Ernesto Mora puso retos más altos para el presente año: “Si no logramos que la dirigencia sindical tenga convencimiento de las necesidades de la base social, vamos a estar haciendo lo mismo, elecciones en las organizaciones para continuar los mismos en las mismas, hay que hacer un recambio, formar una nueva generación, que los sindicatos y las centrales estén en función de la formación de la dirigencia con una perspectiva de clase. No debemos perder de vista que hay una lucha de clases, no lo podemos desconocer, y debemos ver que estamos peleando contra el capital financiero, contra los dueños de los medios de producción”.

Aunque fueron muchos los temas que quedaron sin tratar, los trabajadores y dirigentes sindicales se comprometieron a ver las falencias al interior de sus organizaciones y a redoblar esfuerzos para corregir errores. También invitaron al grueso de los trabajadores y de las organizaciones sociales a hacer lo mismo, a entender su responsabilidad con las trasformaciones democráticas que clama la sociedad y a fortalecer orgánica y políticamente el movimiento social.