
Uno de los ecosistemas más biodiversos del Pacífico chocoano será intervenido para construir un puerto en beneficio de grandes conglomerados económicos
Carolina Tejada
@carolltejada
El Golfo de Tribugá es una porción del mar Pacífico de gran extensión, encerrada por puntas o cabos de tierra, ubicada al occidente del departamento de Chocó, y catalogado por las organizaciones conservacionistas internacionales como uno de los “Hope Spots” (Puntos de Esperanza). Este reconocimiento tiene una significativa intención, es el primer paso para que el área se denomine eventualmente como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Sin embargo, el gobierno colombiano, lejos de reconocer la inmensidad que hay en esta región, tal vez la más biodiversa en el mundo, la amenaza con un proyecto que pretende la construcción de un puerto, el Puerto Tribugá con una capacidad de 200.000 toneladas de carga.
Una afrenta contra la naturaleza
Esta extensión del territorio chocoano, uno de más abandonados y llevados a la pobreza por parte de los gobiernos de turno, es como aseguran los ambientalistas, una explosión de vida y de muchas especies que viven y que migran a lo largo y ancho del golfo. Allí habitan numerosas especies de tiburones, mamíferos marinos, tortugas, aves marinas, peces. Es un lugar elegido por las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) para reproducirse. En medio de este paraíso natural, rodeado por la selva espesa chocoana, está El Parque Nacional Natural Ensenada de Utría.
El avance de este proyecto, que a la fecha desconoce las reclamaciones de las mismas comunidades que allí habitan o que colindan con el golfo, como la población de Nuquí, estaría destruyendo el equilibrio ecosistémico de Tribugá, el cual también se extendería a mediano y largo plazo, no solo a los ecosistemas más cercanos, sino también, por su ubicación geográfica, extensión y composición biodiversa, a ecosistemas alrededor del globo.
Frente a ello el coordinador de la Mesa de Diálogo y Concertación de los pueblos indígenas del Chocó, Helfer Andrade, ha expresado su preocupación y se pregunta “cómo es posible que, en un territorio sin energía eléctrica, agua potable o saneamiento básico, piensen primero en construir un megaproyecto de este tipo y no arrancar por garantizar su acceso a servicios básicos”.
Esa misma preocupación invade a Sylvia Earle, fundadora de Mission Blue, la organización que pretende que el Golfo sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Ella asegura que el Golfo de Tribugá está en un punto vital de cambio, y que es eso precisamente que lo convierte en “uno de los lugares más hermosos e intactos de la costa de América del Sur”
El proyecto del puerto, según la experta, impone por encima de la riqueza natural la actividad industrial, desconociendo los impactos ecosistémicos, y asegura que “una vez este lugar se haya transformado en un sitio industrial, no hay vuelta atrás. Sería una pérdida para el balance de la economía, de la prosperidad y de nuestro sistema de soporte vital planetario. Tenemos ahora la oportunidad de hacer lo que se necesita para conservarlo intacto”.
Sueño de empresarios
Desde el año 1953, época de Gustavo Rojas Pinilla, Tribugá llamó la atención luego de los primeros sondeos y perfiles que realizaron sobre el Pacífico colombiano. Para esta época la empresa encargada de hacer el estudio, informó de las posibilidades técnicas de un proyecto en esa parte del territorio colombiano. Y, es a partir de 1992, cuando el puerto empieza a salir en los documentos del Consejo Nacional de Política Económica y Social, Conpes, organismo asesor del gobierno colombiano en lo que respecta al desarrollo económico y social.
Con el decreto 2688 de 1993, se insta a que dicho proyecto se pueda adelantar a la par con el Puerto de Buenaventura. Dicho decreto menciona que para avanzar con los planes del Puerto en Tribugá, “se adelantarán los estudios de preinversión, entre los que se incluyen el desarrollo del Plan Maestro para la construcción y financiación del puerto, el estudio detallado de impacto ambiental y el plan de manejo y mitigación”.
Desde entonces en los Conpes, siguió apareciendo el plan. Detrás de este megaproyecto están empresarios y políticos del Chocó, Risaralda, Caldas y algunos de Antioquia y Valle del Cauca, las gobernaciones y cámaras de comercio de Chocó, Caldas y Risaralda. Además de las empresas comerciales Surtizora, Zulupacífico, SAI y Constructower.
En el año 2006, los interesados en cuestión, y bajo el conocimiento de que el Estado no puede construir puertos, crean una organización empresarial privada de economía mixta denominada Sociedad Arquímedes. En el mes de mayo del 2019, el congreso aprobó el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Iván Duque, el sueño de los empresarios parece estar más cerca, pues le da vía libre para avanzar con el megaproyecto que hundiría la estabilidad ecosistémica del Golfo.
¿Uribe tras el Puerto?
Con 132,9 millones de dólares de los inversionistas, la obra estaría estimada para buques de 200.000 toneladas. Para llevar a cabo el megaproyecto se tendrían que construir diversas vías y líneas férreas como parte del paquete del Puerto que generarían gran impacto en los ecosistemas y estarían afectando a más de 400.000 personas que habitan en los resguardos indígenas emberas Ríos Jurubida Chori y San José Amia De Pato; el Consejo Comunitario Los Riscales, en Nuquí; el Consejo Comunitario San Francisco de Cugucho, en el Alto Baudó; el Consejo Comunitario de Río Baudó Acaba, en Alto y Bajo Baudó; y el Consejo Comunitario Villa Conto, en Río Quito.
Iván Duque ha afirmado a algunos medios que su mayor anhelo es sacar adelante el Puerto Tribugá y, en el mes de abril coincidiendo con la investigación que la Procuraduría le adelanta a Ariel Palacios, quién ejercía como gobernador de ese departamento, Duque nombra a Jefferson Mena Sánchez, un hombre de su confianza, como gobernador encargado, e inmediatamente el proyecto del puerto se activa.
Ya algunos medios han evidenciado que este megaproyecto había estado impulsado en el periodo del expresidente Álvaro Uribe Vélez. En el marco del documento Visión Colombia II Centenario, en el capítulo “Generar una infraestructura Adecuada para el Desarrollo” se hace referencia a la necesidad de potenciar los enlaces a través del mar entre los países de las cuencas del Caribe y el Pacífico, Suramérica y el mundo. El puerto, sería de gran interés para, como ha expresado Duque, sacar adelante su mayor anhelo.
En los debates que se adelantaron en el congreso de la república, previa aprobación del PND, los senadores Álvaro Uribe Vélez junto a su homólogo Carlos Felipe Mejía, fueron los más interesados en presionar el artículo que finalmente le dio vía libre al proyecto, se aprobara.
Mientras avanzan en los estudios, el Grupo Arquímedes insiste en que no hará afectación ambiental y que, por el contrario, se generará mayores condiciones de vida para la población. Por otra parte, los resguardos, consejos comunitarios, y organizaciones ambientalistas, insisten en que millones de hectáreas de hábitat y refugio de aves, ballenas y demás animales tanto en agua como en la selva, se verán desplazados, así como se desplazarán las comunidades y sus actividades económicas y productivas que hoy están vinculadas a las realidades propias del territorio, serán erradicadas por la industrialización de la zona.
VOZ te necesita
📢 Si te gustó este artículo y quieres apoyar al semanario VOZ, te contamos que ya está disponible la tienda virtual donde podrás suscribirte a la versión online del periódico. Ofrecemos el mejor análisis político, económico y cultural para pasar la cuarentena en casa.
#QuédateEnCasa y lee el semanario VOZ.
👇🏽👇🏽👇🏽