
Una jornada de protesta se convirtió en un gran movimiento de indignación nacional, por el acumulado de una amplia problemática a la que se le exige soluciones reales en búsqueda de mejores condiciones de vida. Los colombianos vencen el miedo
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@AurelianoLatino
Cacerolazos, bailatones, canelazos, chocolatones, bloqueos, marchas, bicicletones y velatones son algunas de las formas escogidas por millones de colombianos en las principales ciudades del país, para expresar su rechazo al Gobierno de Iván Duque y exigir un viraje en sus políticas económicas y de paz.
Las acciones han sido desarrolladas luego del paro nacional del pasado 21 de noviembre, #21N, que se convirtió en un hito de las movilizaciones del país en el último siglo, dada la cantidad de manifestantes. Pero no solo eso, la indignación por años de aguante de violencia, incluida la estatal, sumada a la pauperización de amplias capas sociales, hicieron que las movilizaciones continuaran más allá de lo esperado por los convocantes al paro.
Y es que, al parecer, la ola de descontento latinoamericano llegó al país para quedarse. Es como si el libreto de las páginas de la historia nacional de las últimas semanas lo hubiera escrito el cantautor cubano Gerardo Alfonso con su canción Son los sueños todavía, pues esta sociedad se suma a las reacciones de los chilenos, los ecuatorianos y los bolivianos que buscan el regreso de Evo Morales y el fin del neoliberalismo:
Son los sueños todavía
los que tiran de la gente,
como un imán que los une cada día.
No se trata de molinos,
no se trata de un quijote,
algo se templa en el alma de los hombres,
una virtud que se eleva por encima
de los títulos y nombres.
En Colombia, ese “algo que se templa en el alma de los hombres” es la dignidad. Esa que era evidente en los rostros de los millones de caminantes que con cánticos, títeres, bailes, batucadas, carteles y arengas expresaban deseos de paz, de oportunidades laborales, de salarios dignos, de pensión, de soberanía, de educación y de cuidado del medio ambiente, entre otras cosas. Algunos de esos rostros hablaron con VOZ.
Pasos contra la guerra

Camilo Alvarado es estudiante de psicología de universidad privada y sin pertenecer a ninguna organización, salió a marchar por voluntad, porque cree que en la movilización se da la unidad de todos los sectores: “Marcho por el asesinato de niños, por las cosas que el Gobierno quiere cubrir. Quiere que volvamos otra vez a la guerra para que se silencie la corrupción. Marcho por la falta de salud, por la reforma laboral que ahora se retractan porque vieron que venía el paro. Creo que la protesta social es democrática y el presidente no debe mandar al Esmad porque nos manifestamos pacíficamente, debería escuchar las peticiones de un pueblo que no quiere volver a la guerra ni que la corrupción se silencie”.

Omaira Eslava, docente en la Localidad de Ciudad Bolívar en la Capital del país. “Hay un descontento con el Gobierno nacional, por doscientos años de historia de asesinatos, de crímenes, y queremos decirle a este Gobierno fascista que aunque nuestras vidas corren peligro tenemos que cambiar la sociedad para las generaciones futuras. Tenemos que estar en las calles porque cada día nos recortan más las posibilidades para tener una vida digna, recortan presupuesto para la salud, para la educación a pesar de que trabajamos nos quieren pagar un salario aún más bajo del que tenemos, que ya es de miseria, y nos quieren negar la posibilidad de pensionarnos. Además, porque son las mismas familias de siempre gobernando para intereses de ellos y de las multinacionales, por eso invito a la gente a movilizarse porque solo unidos podemos derrocar a un gobierno fascista”.

Ana Páez, Madre de joven víctima de falso positivo. “Marcho porque haya justicia, verdad y no repetición de las suertes de falsos positivos del Ejército Nacional de Colombia que mató a mi hijo Eduardo Garzón, en 2008. Es un crimen del Estado, de asesinos del Estado. Aunque hay investigaciones, no hay nada; queremos la verdad. Por eso estamos en las calles hoy, porque el pueblo está cansado y pedimos justicia y verdad. Aun después de firmar la paz hay falsos positivos. Buscamos la verdad plena, que nos digan quién mandó a matar a nuestros hijos, porque sabemos que fue el Ejército, pero no sabemos por qué y quién dio la orden”.
Arte por la paz

Sergio Millán, estudiante universitario de artes: “Estamos viviendo en Colombia que es un paraíso, pero los gobiernos la han convertido en todo un infierno y no queremos más eso. Debemos tener más conciencia con el medio ambiente con la universidad con el pueblo. Estar en las calles es estar en pie de lucha, como lo está toda esta gente, como debemos estar para generar un cambio. El diablo es parte de nuestra cultura y la cultura también está en pie de lucha”.

Viviana Álvarez del Resguardo La Montaña de Caldas, hace parte del Consejo Regional Indígena de Caldas, Cridec. “Apoyamos el paro porque la situación en nuestros territorios es muy complicada, nuestros líderes están siendo asesinados y queremos alzar nuestra voz de protesta por todo lo que pasa. Estamos en contra de que muchas multinacionales quieren llegar a nuestro territorio a saquear nuestros recursos naturales, uno de los cuales es el agua. La dignidad para nosotros es entregar la vida por nuestros territorios, levantar siempre la voz, siempre estar ahí con nuestras comunidades”.

Amalia Rodríguez, integrante de los sindicatos de las Contralorías de Colombia, Asdeccol. “Estoy en la marcha porque estoy convencida de que tenemos que dejarle un país mejor a nuestros hijos y a nuestros nietos, tenemos que hacer algo y desde nuestro escritorio no lo vamos a lograr. Tenemos que hacerle caer en cuenta al gobierno que las medidas que están tomando son malas, represivas y eso solo hacemos con la protesta social. Si las cosas no cambian debemos tener el coraje de seguir en la protesta. Tenemos que dejar un país con real equidad, no la que dice el Gobierno que es darle lo que le sobra a los pobres, eso no es equidad, a los pobres hay que darles es educación, trabajo y oportunidades”.
El concepto

Víctor Valdivieso, docente de secundaria. “Hay dignidad en las calles porque en la medida que se aumentan los mensajes y las estrategias represivas, el pueblo trata de sacar adelante sus reivindicaciones, sus exigencias y derechos, y manifiesta un valor inalienable como es la dignidad, que no puede ser sustituida o amedrentada por las medidas represivas del Gobierno.
Si Duque no escucha, la gente debe mantenerse en las calles porque la historia ha demostrado que la mayoría de reivindicaciones y conquistas de los trabajadores se han conquistado a través de la movilización y la pelea. En la medida que haya más reivindicaciones se pueden lograr mejores formas de dignidad y democracia. El hombre necesita dignidad y pan. Engels decía que antes de pensar o hacer cualquier actividad se debe comer, y en este caso hay que tener resistencia y desbordar el nivel de dignidad invitando a la gente que, por ejemplo, hoy no se sumó a esta movilización, que es el preludio de una serie que habrá”.

Daniel Valencia, profesor universitario: “Uno llega a la dignidad cuando tiene capacidad de indignación; que es notificarle al otro que eso no lo acepta, que esas medidas, que la corrupción, que el asesinato, que la mediocridad, que entregarle el país a los capitales foráneos no lo aceptamos. Dignidad es eso, se empieza por ahí.
Seguramente el Gobierno por ahora hará caso omiso a los reclamos de hoy, pero esto va avanzando. Esta marcha no es solo hoy en términos físicos sobre las calles de las ciudades, es la marcha sobre la historia. Eso es lo que hay que sostener y es lo que va a tener que entender en algún momento el Gobierno, que hay unas marchas sobre la historia, que la marcha no es sobre las calles, que algún momento la va a tener que detectar y ojalá no sea tarde”.

Mafe Carrascal, activista política e influencer. “Estamos reivindicando la dignidad del pueblo colombiano. Estamos cansados de tantos abusos de este gobierno y de quienes nos han gobernado durante décadas, estamos cansados de que nos asesinen, de que asesinen al pueblo que tienen que proteger. Por eso decimos: ‘No más falsos positivos’, no puede ser que bombardeen niños y que los hagan pasar por guerrilleros, cuando en realidad son víctimas de la falta de oportunidades de la desidia estatal. No puede ser que sigan asesinando jóvenes y que los hagan pasar por disidentes o por guerrilleros. No puede ser que hagan lo que hicieron con Dimar Torres y que asesinen a los excombatientes que han firmado y que creyeron en la paz.
“Si no atienden a nuestras peticiones no podemos rendirnos y haremos resistencia. El paro apenas empieza. Y si nos van a reprimir sin ponernos atención, pues vamos a seguir saliendo a las calles”.
Mujeres

Consuelo Gutiérrez, trabajadora social. “Estoy aquí porque lucho por mi pensión que a mis 68 años no tengo y estoy pagando todavía. Pero también por los altos impuestos que pago por mi casa, por lo que se trabajó por parte de mis padres, debo pagar 42 millones y la DIAN no hace sino acosarme. Soy trabajadora social y he trabajado en educación y en pastoral social de la Iglesia Católica. Espero que hagan reformas benéficas, que quienes no pagamos durante los años de trabajo y si se puede comprobar que trabajó lo tengan en cuenta.
Tango tres hijos y a todos les di una profesión y salieron a ganar millón quinientos de salario, eso es una miserableza. Es inaguantable ver cómo sube la luz, el agua, todo. Yo estaba en Chile cuando empezaron las protestas y veo que allá hay corrupción, pero no como la de aquí. Allá invierten en obras, hay que ver esas carreteras, aquí no hay eso, esto es lamentable. Como trabajadora social he visitado gente en Bogotá que vive en condiciones infrahumanas. Nuestros políticos tienen muy buenos sueldos, ténganlos, pero déjenle al pueblo, dennos mejor nivel de vida. Un muchacho hoy día trabaja, llega los treinta años y cómo va a comprar una casa, dónde le hacen un préstamo bancario”.

Julieth Cuellar, docente. “Desde la práctica le enseño a los estudiantes que ellos pueden exigir sus derechos. Es una noción de dignidad más asociada a lo que el pueblo debería estar gozando. Que no les dé miedo exigir en la calle lo que desde la ley ya debería estar garantizado. Ya hemos perdido el miedo, porque nos hemos dado cuenta que ante el mal gobierno y ante las medidas políticas que se han ido implementando no solo está en juego nuestro presente, sino también nuestro futuro. El miedo se ha perdido, las personas independientemente del sector al que pertenezca han estado a favor de estas acciones”.

Olinda García, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores al Cuidado de la Infancia y Adolescentes del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, Sintracihobi. “Las mujeres en Colombia tenemos que hacernos sentir porque somos las más atropelladas por el Gobierno, solo es ver las madres comunitarias 32 años y a hoy no nos pensionamos, no nos ha dado lo que merecemos quienes trabajamos por la primera infancia. No le tenemos miedo a las amenazas que nos hizo tanto el ICBF como el Gobierno. Estamos en la calle exigiendo pensión digna, aunque no cotizamos porque no podíamos, nos tenían como voluntarias”.
Caso omiso al miedo
No obstante los intentos del Establecimiento para inmovilizar e ilegitimar las movilizaciones, estas se han dado y cada vez en mayor cantidad. En consecuencia, el Gobierno ha respondido con mayor violencia de sus cuerpos policiales manchando las calles con la sangre de jóvenes, estudiantes, mujeres y hasta bebés que han tenido que ser atendidos en hospitales.
Por lo contrario, el humor que caracteriza al colombiano, ha sido otra arma para responder y enfrentar la violencia y el cinismo del poder. Cinismo por la respuesta que le dio Duque a un periodista cuando se le preguntó por los niños asesinados en un bombardeo del Ejército: “¿De qué me hablas viejo?”. Y, por su alocución luego del #21N, en la que no se refirió a las exigencias de los manifestantes. Como el de la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, quien ha dado a entender que las peticiones de los ciudadanos están insertas en el Plan Nacional de Desarrollo y que marchaban desinformados.
Memes, videos, montajes, collages y hasta una adaptación de la famosa canción antifascista italiana, el Bella Ciao, llamada “Duque chao”, han servido para burlarse de medidas como la campaña de terror infundida por sectores de la policía, que fueron filmados llevando en camiones a grupos de vándalos que intentaban ingresar a los conjuntos residenciales a robar.
Viene más calle
Luego de la marcha del #21N, miles de colombianos estuvieron prestos a la espera de las orientaciones del Comité Nacional de Paro, integrado por las centrales obreras, la bancada alternativa en el Congreso de la República, la Cumbre Agraria y las organizaciones indígenas y estudiantiles; quien solamente solicitó una reunión con el presidente Iván Duque para debatir las motivaciones y razones del paro: el paquetazo de medidas regresivas en materia económica, social, laboral y ambiental, por la vida, la paz y los derechos humanos. Llamaron a la ciudadanía a estar atentos a desarrollar nuevas acciones en la calle si el gobierno nacional mantenía la desatención a los reclamos.
Pero los manifestantes emprendieron otras acciones, y al mejor estilo de países del cono sur, realizaron el más grande cacerolazo que se haya visto en Colombia. Además, desarrollaron otras acciones de solidaridad y resistencia barriales, universitarias y sindicales.
Para algunos ciudadanos y dirigentes políticos de oposición, los convocantes del #21N debieron haber hecho un llamado a mantener las movilizaciones y los paros donde fuera posible, y las asambleas barriales o vecinales para informar y buscar otras formas de presión y resistencia, hasta que el gobierno Duque haga cambios en beneficio de todos.
Pues, los niveles de movilización social vistos ahora, no habían sido alcanzados hace décadas, lo que convirtió una jornada nacional de protestas en un gran movimiento de indignación, con una amplia problemática, a la que se le debe encontrar soluciones a corto, mediano y largo plazo, en búsqueda de mejores condiciones de vida.
Por lo que resta del año, habrá varias movilizaciones. Razones sobran. Es una sociedad que le advierte al Establecimiento que está a punto de que se le rebose la copa.
Y aunque es evidente la situación del país, será recurrente ver a periodistas de la gran prensa en las marchas preguntando: “Por qué protesta”; de la misma manera como sucede en una escena de la película La estrategia del caracol, donde un despistado reportero de televisión, interpretado por Carlos Vives, cuestiona a uno de los habitantes que se resisten abandonar la casa:
– Don Gustavo, lo que no entiendo es ¿todo esto para qué?
– ¿Para qué? ¿Cómo que pa’ qué? Pues paaaa’… ¿Pa’ qué le sirve a usted la dignidad? ¿Ah? ¿Esa palabra no existe o qué? O ¿no la usa allá en televisión? ¿Cómo que pa’ qué? ¡Pa’ la dignidad hombe, pa´ la dignidad nuestra! ¡Qué tal lo que pregunta este huevón…!