Los sobreexplotados de la British American

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En decenas de vehículos se movilizaron los manifestantes por la avenida Boyacá de Bogotá para poner en evidencia la problemática de la transnacional. Foto cortesía

La transnacional tabacalera aumenta sus utilidades a costa de los mayores esfuerzos que hacen sus vendedores, a quienes no se les retribuye debidamente

Redacción Laboral

Con una caminata de trabajadores por la calle 13 con carrera 80 de Bogotá y una caravana con más de 50 carros por la Avenida Boyacá, cientos de trabajadores de la multinacional British American Tobacco Colombia protestaron el pasado 3 de octubre por los malos tratos y las bajas mesadas por parte de la firma.

Aunque participaron otras organizaciones, la manifestación fue convocada y dirigida por la Asociación de Trabajadores de la Industria del Cigarrillo, Asotraciga, que agremia a alrededor de 220 vendedores y campesinos productores del tabaco en todo el país, y que laboran para esta empresa que cuenta con alrededor de 800 trabajadores en las áreas administrativa y de ventas, contratados directamente.

Las labores de estos distribuidores consisten en poner en las tiendas o puntos de venta del territorio nacional las marcas de cigarrillos de la multinacional. No obstante, para estas también se contratan out sourcing y de esta manera evitan costos laborales.

Los dirigentes sindicales recuerdan que hace nueve años la multinacional compró Mustang, empresa colombiana de Protabaco, cuya planta estaba en Bogotá, aunque solo adquirió la marca porque al producto lo sacó del mercado y trajo uno propio, Rothmans, y despidió a alrededor de 620 trabajadores cuando cerró la fábrica.

“Hace un mes y medio cerró la planta de producción de hoja de tabaco en San Gil y las agencias Neiva y Capitanejo, Santander, desconociendo a las organizaciones sindicales y dejando a familias a la deriva porque su sustento dependía de esos trabajos. Ahora solo hay trabajo en ventas, pero todo se trae importado, ya no hay industria nacional del tabaco”, explica Pedro Julio Sánchez, vicepresidente de la junta nacional de Asotraciga.

Los dirigentes sindicales dicen que a los vendedores les dan más productos para vender que no tienen relación con los cigarros como cuchillas y encendedores, lo que dificulta el cumplimiento de metas en ventas.

Y es este el problema que ha provocado el descontento, las metas imposibles de cumplir para acceder a comisiones por venta, que se deben sumar a sus salarios básicos. En la escala de vendedores está el junior que trabaja en moto y el senior que lo hace en carro. El primero tiene un básico que consta del salario mínimo más 50 mil pesos y las comisiones al 100% son de $500 mil. El segundo devenga 1.297.000 pesos, y su comisión, si cumple las metas, es igual. También hay otros pocos, canal especial, que tienen un salario de alrededor de dos millones con comisiones por el mismo valor.

Solo gana la empresa

A simple vista es atractivo. El caso es que la cantidad de ventas es muy alta y los vendedores no lo logran, aunque en ese esfuerzo por cumplirla sí producen mayores ganancias para la compañía, sin retribución alguna. “Nos pagan lo mismo, las cuotas de ventas que la compañía impone son muy altas y el vendedor debe quedarse siempre con el básico, aunque la empresa sí aumenta ganancias. Por ejemplo, hay rutas donde se venden 60 pacas, pero la empresa pone como meta para la comisión vender 100, eso no se logra, el trabajador se esfuerza y solo la empresa gana. Muchas veces uno ni almuerza por tratar de ganar la comisión”, dice Pedro Julio Sánchez.

Por su parte, Carlos Peraza, presidente del sindicato, pone otro ejemplo: “En agosto, solamente yo le vendí a la compañía 2.100 millones de pesos y no vi nada de comisión por eso. Me pusieron a vender 807 cajas y solo pude vender 650, cada caja cuesta hasta cuatro millones de pesos, depende de la marca. Los objetivos son irracionales y solo se benefician ellos. Han aprovechado la situación de la pandemia, pero no nos mejoran la situación, niegan permisos sindicales y nos han precarizado más”.

A propósito de la pandemia, esta no ha hecho mella en la compañía, pues a diferencia de otros países en los que por el coronavirus hubo prohibición del consumo de tabaco en lugares públicos en Colombia no y por el contrario este aumentó al punto que las utilidades se incrementaron. Por esto, los trabajadores reclaman mejores pagos.

El sindicato ha solicitado mesas de diálogo, pero la empresa se niega. Además, es acusada de violar la convención colectiva al retirar trabajadores con fuero sindical, negar permisos sindicales y sancionar sin un debido proceso a trabajadores hasta por dos meses hábiles.

“Pedimos que se negocie con nosotros las cuotas de venta mensual para obtener las comisiones, pero no nos escuchan, no quieren hablar. Las pocas veces que hemos tenido reuniones, la gerente de relaciones laborales nos escucha, pero no nos solucionan nada”, comenta el vicepresidente del sindicato.

Luego de la manifestación, bajaron las metas y dejaron como objetivos lo que habían vendido el mes pasado, no obstante, el problema no ha sido solucionado y las manifestaciones y exigencias continuarán.

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