El gobierno de Duque creó el pasado 27 de febrero el Comando Especial contra el Narcotráfico y las Amenazas Transnacionales, CONAT, el cual está adscrito al Ejército Nacional, lo integran 7.000 soldados, organizados en un grupo élite de asalto aéreo, tres brigadas de operaciones terrestres unificadas y una brigada que se dedicará a la persecución de yacimientos mineros de explotación ilícita.
El CONAT es un comando creado y entrenado por la Brigada de Asistencia a las Fuerzas de Seguridad (SFAB) del Comando Sur de los Estados Unidos, y seguramente de manera encubierta están participando directamente en el propio CONAT. El exministro Carlos Holmes Trujillo declaró que esta brigada venía a organizar y asesorar la lucha antinarcóticos. Situación que permite inferir claramente la violación de nuestra soberanía nacional y de la Constitución Política, ya que sin la aprobación del Congreso de la República se propició la presencia de militares extranjeros en Colombia.
A la ciudadanía se le vende el discurso de que el CONAT tiene como objetivo perseguir y someter a las organizaciones narcotraficantes y terroristas, centrando el accionar en los llamados objetivos de alta importancia estratégica, en las que se ubica a las estructuras del ELN y las Farc, entre otros. Afirmando peligrosamente que están protegidos por el presidente Nicolás Maduro, para desestabilizar al Gobierno de Iván Duque y justificar la tesis de la existencia de una amenaza transnacional terrorista, con la vieja fórmula de la persecución en caliente en zonas de frontera, que se traduce en la injerencia y violación de la soberanía del vecino país.
La creación de un aparato militar más, como el CONAT, con el mandato de perseguir en cualquier espacio a lo que ellos califican de terrorismo transnacional, representa una amenaza para la paz de la región y desnaturaliza el papel del Ejército colombiano, lo aleja de su función constitucional de defender la soberanía y las fronteras del país. Además, un Ejército que se pone al servicio de una potencia extranjera pierde el apoyo de los connacionales e hipoteca su legitimidad.
Este cambio de funciones surge desde la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA, Miami 1996) que, por la orientación de Estados Unidos, algunos ejércitos, como el colombiano, aceptaron la tesis de que el tema del narcotráfico era un asunto de seguridad nacional y por tanto le correspondía directamente al Ejército perseguirlo y eliminarlo. El objetivo inconfesado de este cambio es que a Estados Unidos le conviene un fortalecimiento del aparato militar que actúe directamente en las fumigaciones y la erradicación forzada. Por otra parte, a los latifundistas les conviene el crecimiento del Ejército porque es aprovechado para desplazar a los campesinos y apoderarse de sus tierras con el pretexto de que las dedican a los cultivos ilícitos.
En realidad, el objetivo es tratar de derrocar al gobierno bolivariano porque Estados Unidos necesita un Gobierno en Venezuela que disminuya la influencia china y rusa en la región, entregue su soberanía a la potencia del norte y ceda el petróleo y sus riquezas naturales.
La agenda del presidente Duque y los objetivos de la política exterior de Colombia se la impone EEUU, por esa razón descalifica y rompe las relaciones con el presidente legítimo de Venezuela, reconociendo a Guaidó, un títere inventado por Estados Unidos. Por otra parte, para justificar la agresión militar, se promociona abiertamente la mentira que Venezuela es un país que apoya al terrorismo, sumado a la creación del Grupo de Lima (2017), que busca aislar y desestabilizar al gobierno bolivariano; las diferentes acciones y estrategias no han alcanzado su principal objetivo, pero la amenaza se mantiene.
El nuevo grupo militar denominado CONAT dadas su naturaleza y alcances reales, exige que los partidos de oposición, la academia, las organizaciones sociales y sindicales, entre otras, se comprometan en el estudio profundo de las consecuencias que, para la paz, la convivencia, la soberanía nacional y las relaciones internacionales del país se deriven de las acciones de ese comando. Es necesario que el país identifique cuales son los verdaderos fines que persiguen los Estados Unidos y el Gobierno de Duque al crear ese comando, no sea que dentro de pocos años nos encontremos que esa fuerza ha sido un instrumento más para desaparecer y eliminar a la oposición. Que no suceda que por negligencia no evitemos otros miles de falsos positivos.
La posibilidad que los Estados Unidos conviertan al comando en una fuerza móvil para atacar al Gobierno de Venezuela es real. Seamos diligentes y previsivos, cualquier negligencia puede ser fatal. No olvidemos que el pueblo colombiano tiene puestas sus esperanzas en la acción política de la oposición, esto es en el Pacto Histórico.
Si te gustó este artículo y quieres apoyar al semanario VOZ, te contamos que ya está disponible la tienda virtual donde podrás suscribirte a la versión online del periódico.