Louise Michel y las mujeres insurrectas de París

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Ilustración de Bryan Talbot que recrea la proclamación oficial de la Comuna de París el 28 de marzo de 1871 donde se destacó la participación de Louise Michel

Heroína del pueblo francés, la educadora, poetisa y oradora luchó en la primera línea de combate en la Comuna de París, defendiendo una educación igualitaria y laica, el matrimonio libre y los derechos del pueblo oprimido

Beatriz Guerrero

El 18 de marzo de 1871 las mujeres trabajadoras fueron las primeras en dar la alarma cuando intentaban retirar los cañones de las colinas de Montmartre. Impidieron que los cañones fueran retirados, llamando al proletariado y a la Guardia Nacional a defender París.

Las mujeres hicieron uniformes, atendieron a los heridos, abastecieron a los soldados y estuvieron al frente del combate. Además, crearon cooperativas y sindicatos; participaron de clubes políticos, reivindicando la igualdad de derechos. Su papel fue fundamental en la experiencia de la Comuna de París, durante la cual surgieron muchos liderazgos femeninos como el de la revolucionaria Louise Michel.

Educadora republicana

Al llegar a París en los albores de su cumpleaños número 26, Louise Michel era, en 1856, profesora en prácticas en una pensión en el distrito 10; apasionada por su trabajo, rápidamente se hizo un lugar abriendo varios cursos y escuelas en los distritos populares de París. Esta joven lectora de Voltaire y Rousseau dedicaría gran parte de su vida a lo que ella consideraba la mayor de las luchas: la igualdad en la educación. Niños con discapacidad, hijos e hijas de la “gente común”, trabajadores, etc.

Para Louise Michel, todo el mundo debería poder aprender, ser educado y abrirse al mundo. Profundamente republicana, vanguardista en el campo de la igualdad entre las personas, solo trabajó en escuelas gratuitas, que no juraron lealtad al emperador Napoleón III.

Paralelamente a su actividad como docente, la cual practicaba con pasión, Louise Michel se hizo amiga de varias personalidades blanquistas y se unió al pequeño mundo de los revolucionarios parisinos: en 1869 se convirtió en secretaria de la Sociedad Democrática de Moralización dedicada a ayudar a los trabajadores. Un año después, ingresó al Comité de Vigilancia Ciudadana del distrito 18, durante asedio prusiano a París. En esta organización, Michel participaría activamente en los sucesos que desatarían la Comuna.

Mujeres de la Comuna

En París muchas mujeres trabajaban. El anuario estadístico de los años 1861-1865 muestra su creciente importancia en la industria; para 1871 había 114 mil trabajadoras, incluidas 62 mil obreras. En los meses finales de 1870, durante el asedio de los prusianos, las mujeres de París sufrieron considerablemente frío y hambre. Siendo sobreexplotadas, no tenían nada que perder y esperaban posibles cambios.

Desde el 18 de marzo, primer día de la experiencia comunera, un gran número de mujeres ya estaban presentes sobre el terreno. A primera hora de la mañana de ese día, Louise Michel estaría con los parisinos en Montmartre para evitar la confiscación de los cañones. Las mujeres permanecieron decididas a luchar y, el 3 de abril de 1871, 500 mujeres abandonan la Plaza de la Concorde para marchar sobre Versalles, sede del gobierno burgués liderado por Thiers. En el puente de Grenelle, se les unieron otras 700.

Ellas dieron el primer ejemplo de la necesidad de organizar a la población. El 9 de abril de 1871 nació la primera organización de mujeres: La Unión de Mujeres por la Defensa de París y el Cuidado de los Heridos. Esta organización reunía una de las reivindicaciones más importantes de las mujeres parisinas: su derecho a participar en la defensa de la capital.

El Comité de Vigilancia Ciudadana

La Unión de Mujeres se encargaría de registrar a las ciudadanas que quisieran alistarse para defender su ciudad. La participación femenina se hacía a través de clubes y en reuniones barriales. La Unión de Mujeres estaba organizada con seriedad y espíritu de responsabilidad.

El programa retomaba ideas esenciales como la igualdad de los salarios, y un grupo de maestras, incluida Louise Michel, solicitó escuelas vocacionales y orfanatos seculares. La participación de dichos clubes marcó la historia de la Comuna y demostró un ejercicio de democracia directa y participativa de las mujeres.

Destaca el hecho de que casi todas las lideresas de la organización eran trabajadoras como Nathalie le Mel (encuadernadora), Elisabeth Dmitrieff, (aristócrata rusa), Marceline Leloup (costurera), Blanche Lefèvre (lavandera), Thérèse Collin (zapatera), entre otras.

Por otro lado, André Léo, Anna Jaclard, Noémie Reclus y Clara Perrier participaron activamente en la comisión para organizar y supervisar la educación en las escuelas de niñas. Marie Verdure y Elie Ducoudray pedirían la instalación de guarderías y se ofrecerían a ayudar a las madres solteras para evitar que cayeran en la prostitución.

Además, las mujeres fueron protagonistas en el hecho fundacional de la Comuna: la defensa de los cañones instalados en Montmartre. El Comité de Vigilancia Ciudadana del distrito 18, presidido por la costurera Sophie Doctrinal, se encargó de defender las armas de la guardia civil el 18 de marzo de 1871. Hacían parte del Comité Anna Jaclard, revolucionaria de origen ruso y que se destacaría como enfermera en hospitales parisinos, y Louise Michel, quien sería elegida presidenta del Comité unos días después.

La lucha continúa

Apodada «la loba ávida de sangre» por sus detractores, Louise Michel todavía no era anarquista durante la Comuna de París, pero ya estaba en los frentes de batalla. Entre el 21 y el 24 de mayo de 1871, durante la Semana Sangrienta, luchó en las barricadas; el 24 de mayo, se convirtió en prisionera para salvar a su madre y fue tomada como rehén por los Versaillais. De igual modo habría ayudado a sus compañeros de la Comuna en todos los frentes: como paramédica, luchadora u oradora, y por ello, era capaz de reavivar la pasión de los federados.

Pasada ante el Consejo de Guerra y condenada durante un juicio, Michel fue finalmente deportada a Nueva Caledonia, una isla del Pacífico Sur. Según varias fuentes, 29 mujeres fueron condenadas a trabajos forzados, 20 a deportación a un recinto fortificado y 16 a simple deportación. Las condenadas a la deportación fueron embarcadas en viejas fragatas: por ejemplo, a bordo del Virginia había 19 comuneras encerradas en jaulas.

El viaje de las condenadas al exilio duró 120 días. Sin embargo, la actitud de las mujeres durante la deportación fue notable. Se rebelarían, defendiendo constantemente sus derechos en el encarcelamiento político. A su regreso de la deportación, para Nathalie Le Mel y Louise Michel, la lucha continuó, y como ellas, muchas mujeres se involucrarían políticamente en sindicatos y asociaciones de defensa.

Michel fue liberada el 11 de julio de 1880, bajo la amnistía general de los Comuneros. Al salir de una prisión donde se formó en ideas anarquistas, Louise Michel no había terminado con su activismo. Convertida en una de las figuras revolucionarias más populares de su tiempo, venerada por Víctor Hugo y Georges Clemenceau, retomó su actividad militante dando conferencias e interviniendo en mítines políticos.

El 9 de marzo de 1883 participó en una manifestación de personas con discapacidad y sin trabajo y es allí que improvisó una bandera con una vieja enagua negra sujeta a un palo de escoba. Nació la bandera negra, todavía símbolo de los anarquistas, y Louise Michel la defendería hasta su muerte en enero de 1905.

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