“Lucharé por la libertad de los prisioneros políticos”: Sonia

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Nayibe Rojas, Sonia. Foto Carolina Tejada.

Luego de 13 años de prisión, Nayibe Rojas, conocida como Sonia, primera guerrillera extraditada a Estados Unidos, regresó a Colombia. Solo hace una semana tuvo la libertad definitiva

Renata Cabrales – Carolina Tejada

La exguerrillera de 51 años, fue arrestada en la región del Caquetá en el año 2004, cuando, supuestamente, portaba armas de manera ilegal, también dinero y 40 kilogramos de cocaína. Fue entonces, acusada de participar en el envío de 600 toneladas de coca a EE.UU.

Sonia fue sentenciada a 16 años de prisión en una cárcel de los EE.UU. La mayor parte de su condena la cumplió en la prisión FMC Carsewell en Fort Worth Texas.

Según la mujer, hija de una familia campesina en condiciones de pobreza, lo que la motivó a hacer parte de la exguerrilla de las FARC, fue, más que todo, la extrema pobreza que padecía su familia.

El 18 de agosto de 2018, alias Sonia cumple la condena en EE.UU. y finalmente llega a Colombia con la idea de que ya hace parte de la vida civil, pero la vuelven a capturar en el país. Es entonces, hace una semana cuando recupera del todo su libertad.

En una conversación con VOZ, la exguerrillera, exprisionera política, habla sobre el momento político actual de Colombia que enfrenta el partido de la FARC, su campaña por la liberación de Simón Trinidad y el resto de prisioneros y prisioneras políticas y su paso por una cárcel de los EE.UU.

–¿Cómo ve las cosas en este momento político del país, durante el cual se integra a la vida civil?

–Primero que todo mi libertad fue una sorpresa, algo que no me esperaba tan rápido, debido a todo el proceso que se estaba llevando a cabo y por el argumento de la JEP, según la cual iban mirando los procesos de acuerdo a como se fue radicando cada petición de libertad. Entonces, los abogados ya habían trabajado sobre eso. Pero, en la JEP aún no querían tomar en cuenta el caso, a pesar de que ya había pagado mi tiempo en EE.UU. y que aquí me tenían retenida por el mismo delito que ya pagué allá; ellos no querían darle prioridad al caso.

Finalmente, nombraron el magistrado encargado de tomar mi caso y la abogada me había dicho que podía tomar de 10 días a tres semanas a partir del momento en que ellos avocaran el conocimiento.

Entonces, yo esperaba que eso pasara en un lapso de tres semanas más o menos porque como eso tiene tanto protocolo. Y pues, la semana pasada me sorprendieron con el tema de mi libertad y esta se da en un marco de muchos cambios.

–¿Cuáles son esos cambios?

–Por ejemplo, la FARC como partido político buscando un verdadero cambio social, como siempre fue la política de las FARC, un cambio para el país, con el fin de que todos y todas podamos vivir mejor, en igualdad de condiciones, y ahora que las FARC han dejado las armas, es algo sorprendente porque de repente me arrestan, me llevan a los EE.UU. y cuando regreso me encuentro con esto.

–¿Cómo siente eso… llegar a la libertad, salir del monte con un fusil y regresar a la sede del partido FARC en esta zona de Bogotá?

–Fue algo muy sorprendente, algo que no me esperaba, pero que siempre se había soñado, porque las FARC desde un comienzo habían advertido que la mejor vía para la paz es el diálogo y no la lucha armada, entonces, llego en ese marco en que se dio el proceso de paz y se entregaron las armas y me parece algo muy bonito, que no me esperaba y la idea es seguir luchando por los mismos ideales y principios que tuvieron las FARC desde su fundación.

–¿Y cómo se visualiza en este momento en el partido. Si en la guerrilla era la financiera, al momento de la detención, cómo se ve ahora? ¿Ha podido pensar en qué proyecciones tiene en la vida política actual?

–En la vida política actual y en estos momentos lo que quiero es seguir ondeando la bandera por la libertad de las y los prisioneros políticos que quedan aquí en Colombia, pues hay milicianos, hay terceros que apoyaron a las FARC, hay todavía guerrilleros en las cárceles, porque el gobierno no ha cumplido en su totalidad con la implementación de los acuerdos. Entonces, yo lucharé por la libertad de los prisioneros políticos, de quienes aún están en las cárceles, en especial por la libertad de Simón Trinidad. Esa será mi función en el nuevo partido.

Y en este momento político cómo ve esa lucha…

–No es fácil pero creo que sí se puede, porque luchar políticamente es mejor que la lucha armada, y aunque han habido muchas personas detractoras, que no están de acuerdo con el proceso de paz y su implementación, desde el comienzo, pienso que poquito a poco y a través de llegar al corazón de la gente podemos lograr que se cumpla, más que todo en ciudades donde ha habido más oposición, y así podamos tener un futuro mejor en el país, debido a la implementación del Acuerdo de Paz.

–¿Cómo ve el enfoque de género en el Acuerdo de paz y el papel de las excombantientes en la búsqueda de la igualdad para las mujeres en Colombia?

–Pienso que las mujeres se han destacado grandemente en este trabajo y ha sido muy importante que las hayan tenido en cuenta. Hay muchas mujeres de la antigua FARC que están trabajando por este nuevo comienzo, para que haya un verdadero cambio en la sociedad. Sabemos que la sociedad siempre ha sido machista y que las mujeres no están solo para ser amas de casa o para cuidar a los hijos, sino, que son inteligentes, fuertes y valientes y por eso juegan un papel fundamental en todo este proceso.

–El 18 de agosto cumple la condena en EE.UU., es decir, el año pasado, la deportan y finalmente llega a Colombia con la idea de que ya hace parte de la vida civil, pero no es así. ¿Qué lectura hace de la nueva detención en su país?

–Lo que puedo decir es que para mí no fue una sorpresa, yo sabía que eso podría pasar y ya estaba preparada. Yo le había dicho a los abogados que miraran acá todos los expedientes, porque en USA ya me habían notificado sobre mi sentencia por el mismo delito. Ellos miraron todo y me dijeron que no había problema y que podía regresar, pero yo no estaba tan convencida conociendo las leyes de acá y el tipo de montajes que hacen, entonces yo sabía que algo así podía pasar.

–Qué puede decir sobre esa actitud del Gobierno de Colombia…

–Que en este momento y en el marco del incumplimiento de los acuerdos de paz, se supone que inmediatamente después de la firma del Acuerdo Final de Paz, todos los guerrilleros presos quedarían en libertad. Se firmó el acuerdo pero no se está cumpliendo, entonces yo puedo ser un testimonio vivo de que el gobierno no está dando cumplimiento a lo pactado, y eso fue lo que pasó, por eso yo llego y enseguida me arrestan.

–Estar en una cárcel de Estados Unidos es una situación fuerte, pero una cosa es el tratamiento que se le puede dar a cualquier persona y otra el tratamiento a una militante de izquierda, a una guerrillera. ¿Algo que nos pueda comentar sobre el trato que recibió en Estados Unidos y cómo vivió esa prisión?

–Cuando llegué, en un comienzo fue difícil, porque fui prácticamente incomunicada durante seis meses, en ese tiempo, estuve en una celda donde solo podía comunicarme con la abogada. Cuando ella llegaba me sacaban para que pudiéramos hablar, de lo contrario no podía ni llamarla ni escribirle y mucho menos, escribir a mi familia.

Ese lapso de seis meses fue muy difícil pero ya después me llevaron a un lugar mejor donde me tuvieron unos ocho meses y de ahí me regresaron al mismo lugar donde estuve el resto del tiempo, alrededor de 24 meses, hasta que terminó todo el juicio y de allí me llevaron a la Federal, porque yo llegué a una cárcel estatal en Washington, porque allá siendo la capital de E.U es el único estado que no tiene cárcel federal.

–Algún trato diferencial hacia usted, por su condición de guerrillera y mujer…

–En mi caso, lo único que era realmente diferente era el nivel de seguridad que se tenía, porque del resto, la guardia era muy respetuosa. Pero la seguridad sí era más alta y no me sacaban como a las otras mujeres.

–Y continúa entonces, con la campaña por la libertad de Simón Trinidad…

–Esa es prácticamente mi bandera y ese fue el mensaje que le envié a Simón.

–¿Tenían ustedes algún tipo de comunicación?

–A Simón lo conocí allá, porque a él lo tenían en el tercer piso y a mí en el segundo. Lo conocí un día que a mí me llevaban para la corte y a él también, y pues íbamos ambos con nuestro uniforme naranja, sin reconocernos, y él iba también con un nivel de seguridad muy alto. A él lo sacaron para meterlo al elevador y a mí me sacaron para meterme a otro, y entonces él me reconoció y me gritó: “¡Sonia!” y cuando yo miré, me dijo: “yo soy Simón”, y se fue. Esa fue una experiencia muy bonita.

Después de eso, estuvo una monja que visitaba a todos los presos sin ninguna distinción, entonces, ella lo visitaba primero a él y cuando bajaba me traía el mensaje de saludo de Simón y también le llevaba mis mensajes. Esa era la única forma de comunicarnos, pues había mucha restricción. Allá, ni siquiera por teléfono, se le puede enviar saludos a otro prisionero y, en mi caso, por ejemplo, las llamadas estaban siendo escuchadas todo el tiempo.

Así que uno no puede comunicarse ni siquiera por carta, y en caso de enviar una, hay que dejarla abierta para que la puedan revisar. En mi caso, ellos recibían mi correo, tenían que traducirlo al inglés, luego sacaban una copia y lo mandaban a Washington y cuando daban la orden de que todo estaba bien, me lo daban o lo enviaban. Pero, de todas formas muchas cartas y tarjetas se me extraviaron, y yo les decía que me las robaban. Yo hacía unas tarjetas muy bonitas, las enviaba y no llegaban, y dentro del mismo país. Se perdían, pues había mucha gente allá que me apoyaba de organizaciones de allá, de Colombia y de Grecia, y yo les escribía. Muchas personas recibían el sobre vacío. Entonces yo acusaba al personal de seguridad de robarme mis tarjetas.

–¿Hay optimismo por la libertad de Simón Trinidad?

–Pienso que sí. Que no será pronto, pero que sí se puede dar, si seguimos luchando sin quedarnos callados y sin quedarnos solamente aquí en Colombia. Pero si salimos a otros países o hacemos campaña en los países garantes del Acuerdo de Paz, pienso que sí será posible, porque creo que también al Presidente Trump le queda poco tiempo y así será más fácil. Y pienso que también se puede traer a Simón a través de los que están en el Congreso, los del partido de la FARC, ellos pueden presionar para que funcione la Ley de Repatriación.

–Algo que quiera decirle a las y los lectores de VOZ, algún mensaje o reflexión de lo que se vivió en ese momento y de lo que viene.

–Fueron muchas cosas vividas y no fue fácil, pero sí se pueden lograr los objetivos y conseguir la libertad de las y los prisioneros, porque no hay nada imposible y cuando uno está convencido de una causa justa, de unos ideales justos, entonces se puede soportar cualquier prueba, cualquier cosa que venga la podemos soportar a pesar de las difíciles condiciones.

Quiero pedir de manera muy especial a todos los colombianos, hombres, mujeres, niños y niñas, que si durante el tiempo que estuve en la guerrilla, directa o directamente les causé algún daño, de corazón me perdonen.