Macri, de las promesas al desastre

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En Argentina, más de 5.6 millones de niños y adolescentes menores de 17 años viven bajo la línea de pobreza. Foto Diario Somos.

José Ramón Llanos

La Biblia, tan sabia, lo dice: por sus frutos los conoceréis. Esa máxima aplicada a la Argentina gobernada por Macri expresa la palabra desastre. Confrontadas las promesas con la realidad económica, se tiene el panorama caótico del país austral. Los indicadores lo dicen todo: al momento de posesionarse en la presidencia, diciembre del año 2015, la relación dólar peso argentino era un dólar igual a 9,75 pesos; encontró 22 por ciento de inflación y declaró a los medios que la bajaría a un dígito. En diciembre de 2017 la devaluación del peso era de noventa por ciento, el dólar costaba 17,66 pesos; 24,8 por ciento anual era la inflación.

En la actualidad la situación cambiaria se ha deteriorado tanto que para comprar un dólar se necesitan 45 pesos nacionales. La inflación anual se calcula en un 37 por ciento. Durante su campaña electoral, repetidamente dijo que los trabajadores no pagarían impuestos, sucede que este año hasta los jubilados terminarían pagándolo. El Indec, el instituto Nacional de Estadísticas y Censos, informó que el índice de pobreza en el primer semestre del año se había incrementado en un 1,6 por ciento o sea que ahora hay 11 millones de pobres, cuando el candidato presidencial Macri en campaña había prometido: “El objetivo es lograr pobreza cero”.

Como el presidente Macri, ante las dificultades generadas por su torpe política económica, buscó asesoría del Fondo Monetario Internacional FMI, este le hizo las recomendaciones de siempre: austeridad, resultados, el presidente eliminó los subsidios al agua, gas y luz. Además, disminuyó el presupuesto de todos los programas sociales y disminuyó las mesadas de los jubilados.

Una política en pro de las grandes empresas

Consecuente con su condición de político neoliberal, hizo los recortes a los ingresos de los trabajadores y de los programas sociales, diseñó una política económica que incrementa las utilidades de las empresas nacionales e internacionales: disminuyó impuestos a los capitales, la política monetaria facilitó la especulación financiera; abrió los mercados, con lo cual puso en desventaja a las pymes. Disminuyó las retenciones al sector agroexportador.

Solo 53 de las grandes empresas incrementaron en 400 por ciento sus utilidades, según un informe del Instituto Pensamiento y Políticas Públicas (PyPP). Este organismo manifiesta claramente que la política económica diseñada por Macri, por la orientación del FMI, favorece exclusivamente a las empresas de mayor capital, textualmente expresa: “El impacto de la devaluación sobre sus activos en dólares favorece una expansión en sus resultados netos del 393,6 por ciento. En el contexto de una Argentina que vive un verdadero derrumbe económico y social, es la consecuencia de las decisiones de política económica, principalmente la devaluación, que beneficia a un puñado reducido de actores”.

Por otra parte, las empresas multinacionales y algunas nacionales que tienen inversiones y activos en dólares, dado el alto nivel de devaluación, superior al 100 por ciento, obtienen ingresos de 924 por ciento del año 2018, comparado con el año 2017. La PyPP en su estudio señala que al comparar la actividad económica empresarial de los años 2017 y 2018, siete empresas resultan con ganancias superiores a sus ventas, en la expresión de la organización investigadora, esas empresas: “realizan la magia de ganar más de lo que venden”. No es de extrañar que entre las empresas que logran exorbitantes ganancias se cuentan dos petroleras, la Pan American Energy y Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF.

Opulencia de un lado y el país en quiebra de otro

Se debe tener en cuenta que esos resultados mágicos se obtienen en un país con una inflación que pasó del 30 por ciento en 2017, al 47.8 el año pasado, donde, además, se destruyeron 400 mil empleos. Una situación que el pueblo caracteriza como de vacas flacas para el pueblo y frutos exóticos para los ricos. En otras palabras desastre económico y social para la mayoría del pueblo y viento en popa para la oligarquía empresarial. Por supuesto grandes dificultades para las pequeñas y medianas empresas.

Según el analista Alfredo Zaiat, Argentina está al borde de la quiebra y de la incapacidad de pagar su deuda, el afirma que si bien en los libros de contabilidad del Banco Central de la República Argentina hay 71.000 millones de dólares, en la realidad solamente tienen disponible 17.000 millones de dólares para afrontar las necesidades urgentes. Téngase en cuenta que el Gobierno ferió en pocos meses 25.000 millones de dólares para tratar de resolver el problema cambiario, sin lograrlo.

Los errores y fracasos de sucesivos economistas Federico Sturzenegger, Lucas Llach, Luis Caputo, Gustavo Cañonero y Guido Sandleris-Verónica Rappoport, encargados de la dirección del Banco Central de la República Argentina, ha conducido la desesperada situación del mercado cambiario. Por otra parte, la compleja situación económica y la falta de confianza de los inversionistas, disparó el riesgo país a más de 1.000, con el consecuente incremento de interés en caso de nuevos préstamos. En Argentina y en el extranjero nadie da cinco centavos por la sustentabilidad de la deuda en el año venidero. El partido de Macri como se ve, la tiene negra para las elecciones presidenciales que ya se avecinan.