Durante una visita al Líbano, realizada en la primera semana de septiembre, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reunió con el diputado Mohamad Raad, del partido Lealtad a la Resistencia y alto ejecutivo de Hezbolá, con quien intercambió opiniones en torno a la lucha por la estabilización de esa convulsionada nación y el combate a la corrupción. Fue una forma del líder francés de reconocer a la resistencia libanesa, como una fuerza política que representa a un importante sector del pueblo de ese país. La toma de posición del gobernante francés incomodó a potencias occidentales como Estados Unidos y a Israel, y también a algunos sectores de izquierda radical que no olvidan que el Líbano fue una colonia francesa, y la visita de Macron la entienden como la del patrón que se pasea por su casa cada que le viene en gana.