Manipulación y negacionismo

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César Santoyo Santos
@Cesar_Santoyo_S

Se ha abierto otro escándalo de marca mayor en medio de la pandemia y la cuarentena con el préstamo de 10.800 millones de dólares que gestiona el presidente Iván Duque Márquez ante el Fondo Monetario Internacional, FMI, y la sistemática persecución y asesinato a líderes, lideresas y a defensores y defensoras de los derechos humanos.

En efecto, estamos hablando del retiro de, al menos, 10 militares de los batallones de inteligencia y contrainteligencia de las fuerzas militares, quienes han sido señalados de ser responsables del uso de recursos estatales y de la cooperación internacional para acciones de interceptación, perfilamiento y seguimiento a cerca de 130 personas que cumplen diversas acciones de liderazgo en el país, especialmente en el periodismo.

No es extraño, es una manera de operar, señalar, construir enemigos, de amedrentar. El gobierno, sus áulicos en el congreso y el gabinete están generando esa narrativa infame contra los derechos humanos, contra la verdad, contra el bienestar de las mayorías. Hace pocas semanas, en pleno inicio de la movilización global contra la pandemia, la ministra Alicia Arango señalaba con toda la carga de violencia que ello implica, que “en colombia muere más gente por robo de celulares que por defender los DD.HH.”, caricatura tozuda del negacionismo que hoy trata de “pulir” de legitimidad y decoro lo que es abiertamente ilegal y antidemocrático: el uso y manipulación de recursos para invadir la privacidad, la intimidad, el buen nombre y la reputación de personas que no son afectas al gobierno y sus prácticas o que informan estos aconteceres con independencia.

En las últimas dos décadas hemos conocido toda esta urdimbre, toda la infamia de perseguir, chuzar, presionar, amedrentar y humillar personas, son ellos quienes, desde su puesto de orden y mando, siguen atacando las bases de una incipiente democracia de mayorías manipuladas a base de emotividad e información prediseñada para su estado de ánimo que hoy no resiste un examen de calidad, pues, basados en el discurso del odio y de la negación de lo alternativo, de lo distinto, de lo no corriente y normalizado, arremete infame contra la vida, contra la población, contra el periodismo; ese es el acto negacionista.

No se conoce la verdad de lo ocurrido entre 2000 y 2010 con las ejecuciones extrajudiciales, la manipulación de testigos y el señalamiento a personas de oposición, la imposición del “estado de opinión” para crear y señalar, luego apareció Andrómeda y el escándalo de las “fachadas” que antaño, desde la doctrina del enemigo interno, lanzan los aparatos de represión y los gobiernos autoritarios para sabotear el actuar informado de la sociedad y, ahora en medio de la parálisis del covid19, de los debates entre economía y salud, aparece un nuevo capítulo, las criminales acciones y perfilamientos contra periodistas, defensores y activistas.

Las fuerzas militares se reinventan contra su propio pueblo, hay muchos intereses que deben ser develados: no podemos soportar  más manipulación y negacionismo, Duque debe afrontar las consecuencias, no es un tema de “manzanas podridas”, el pueblo colombiano debe exigir una investigación a fondo, el Ministro de Defensa y la cúpula militar completa deben ser apartados para evitar más manipulación y responder ¿quién dio la orden?, ¿se mantiene la política de intervención y persecución a la ciudadanía sin fórmula judicial alguna?

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