Maruja Vieira sin pensión

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Maruja Vieira

El ministerio de Hacienda pretende reducir la mesada pensional de la reconocida poetisa colombiana Maruja Vieira a un salario mínimo

Redacción VOZ

La Unidad Pensional y Parafiscales, dependiente del ministerio de Hacienda, notificó a la prestigiosa poetisa Maruja Vieira, quien cumplirá cien años de vida en 2022, que reliquidará la pensión que recibe de la Caja Nacional de Previsión Social, Cajanal, que actualmente se llama Fondo de Pensiones Públicas, Fopep, por servicios al Estado, y que hoy día es de un $1’800.000 mil pesos, porque no puede tener dos pensiones.

Estaba percibiendo desde 1987 un salario mínimo por el Instituto de Seguros Sociales, actual Colpensiones, cuando ajustó 500 semanas de cotización por trabajo en varias empresas lo que representa hoy $850.000. “¿Vamos a sostener a Maruja con $850.000?”, preguntó su hija Ana Mercedes Vivas en la cuenta de Twitter. Las “acciones legales” de Minhacienda se apoyan en la famosa Ley 100 que no había entrado en vigencia en 1992, fecha de la resolución de Cajanal.

No hay peso para contar

La columnista del diario manizaleño La Patria, Adriana Villegas Botero, escribió sobre el caso en un artículo titulado “A Maruja no tenemos con qué pagarle”. El artículo hace una reflexión sobre el fondo pensional y la negligencia legal para acceder a estas. “Maruja Vieira nació en Manizales en 1922. Escribió poesía desde muy joven y alternó la literatura con diversos trabajos, en épocas en que las mujeres eran amas de casa. Qué vergüenza con ella y los demás viejos de este país. Mientras el director de la DIAN esconde su plata en paraísos fiscales los jubilados colombianos son cada día más pobres”, dice la columnista.

“Que al final de la vida, con el ingreso menguado y la salud ídem, el Estado amenace la seguridad económica de una persona y la obligue a pensar en litigios es una hostilidad indigna para cualquier ser humano. Maruja Vieira es una de las autoras más importantes de Colombia de todos los tiempos, pero debe cuidar su pensión.”

El común denominador

Es común que los recitales, homenajes, presentaciones de libros y charlas con escritores se asuman como “un honor” acompañado de un “no tenemos con qué pagarle” que suele ser textual: invitaciones para trabajar gratis en las que la incómoda pregunta sobre honorarios resulta poco poética.

Como Maruja hay cientos de personas que no han podido acceder, y probablemente tampoco lo hagan, a una pensión digna, entendiendo que la tercera edad en este país muchas veces queda relegada después de servir tantos años a un sistema en el que cada día se consume más rápido la vida.