
Pancho
Según una encuesta realizada por la Universidad de Medellín, el 42% de los encuestados consideró que la delincuencia en la ciudad ha aumentado. El hurto de celulares y billeteras y el robo de carros y motos, son los delitos que más se han disparado, según los encuestados.
El centro de la ciudad, es el lugar más inseguro, sin embargo, se resaltó en el estudio, que los barrios residenciales son donde más carros y motos se roban. La Plaza Botero, el Parque de Berrío, el Parque Bolívar, el sector de la estación Prado del metro, son los puntos donde más atracos, se cometen. El Poblado, Laureles, La 33, son los lugares donde más carros se roban.
En lo que va corrido de 2017, se han cometido en la ciudad, 4.666 atracos a personas, 1.160 hurtos de motos, 245 robos de carros, sin embargo, hay que considerar que muchos atracos no se denuncian por lo que las cifras pueden ser mayores.
Igualmente, ha vuelto a aparecer el sicariato como modalidad criminal y ahora se agrava con el “plan pistola” atribuido a los Urabeños y al Clan del Golfo, que buscan el asesinato de miembros de la fuerza pública.
Otra modalidad de inseguridad que vive la ciudad, tiene que ver con el control que los grupos criminales ejercen sobre la vida de la ciudad; para nadie es un secreto, que en Medellín, todas las empresas pagan vacuna, en el centro, todos los almacenes tienen que pagar una cuota que disfrazan como pago de vigilancia. Las bandas criminales organizan unas supuestas cooperativas de seguridad que cobran cuotas de vigilancia, pero quien no paga, simplemente, ve dificultada su actividad comercial, cuando no es que le destruyen el negocio o incendian el local.
Las autoridades culpan a los medios y a las redes sociales por el aumento de la sensación de inseguridad que siente la población, la virilización a través de las redes sociales de los videos con atracos y fleteos, dicen los gobernantes, ayudan a aumentar el temor en la población. Sin embargo, hay que decir, que el aumento de la violencia y la inseguridad, es un hecho concreto, real, que tiene que ver con una ciudad tomada por la informalidad, con un alto índice de desempleo y de ocupación informal.
La ausencia de uniformados de la policía es otro hecho que ayuda al aumento de la inseguridad, después de la seis de la tarde no se consigue un policía en las calles de Medellín, amplios sectores de la ciudad están totalmente desprotegidos, antiguamente, en los barrios existían los casi, hoy la seguridad de los barrios ha sido dejada en manos de grupos delincuenciales y en estructuras criminales que quedaron después de la negociación con las autodefensas.
La preocupación de las autoridades, no radica en la búsqueda de soluciones reales a los problemas de delincuencia, los gobernantes están preocupados por maquillar la imagen de la ciudad, lo que quiere el alcalde Federico Gutiérrez es mostrar una ciudad innovadora, pero no se toman medidas reales para resolver las causas que originan el alto índice de violencia que padece la ciudad.
Otro fenómeno que colabora con la inseguridad, es el aumento en el consumo de estupefacientes, el centro de la ciudad es una gigantesca “olla de venta de drogas”, el sector de la estación Prado del metro, el Parque de Berrío, El Parque Bolívar, el sector de la Plaza Minorista, son “ollas” monumentales, donde a plena luz del día y ante la mirada de ciudadanos y autoridades, se venden públicamente todo tipo de drogas ilícitas.
Hoy podemos decir, que existen dos Medellín, uno, ese del cual hablan las autoridades y venden al mundo como ciudad innovadora y pujante, el otro, la ciudad violenta, insegura, desordenada, bullosa, contaminada.