Roberto Amorebieta
En una verdadera democracia, la pluralidad en la información es esencial para que las personas se formen un buen juicio. No obstante, esa es una de las características que hacen de la colombiana una democracia frágil donde la opinión pública se controla con manipulaciones. Cuatro medios de comunicación acaparan el 95% de la audiencia, de modo que, desde las salas de redacción y las juntas de accionistas de Caracol, RCN, El Tiempo y Semana, se decide lo que opinamos la mayoría de colombianos.
Por ello, este escenario era una oportunidad histórica para que los medios hegemónicos demostraran responsabilidad frente a la ciudadanía, pero no ha sido así. Por el contrario, han exhibido un antipetrismo militante que habla muy mal del deber que tienen de garantizar una información veraz y oportuna. No se pide aquí que los medios alaben a Petro, sino que tengan el mismo rasero al cubrir las noticias de las distintas campañas.
Por ejemplo, las entrevistas que concedió Gustavo Petro a Darío Arizmendi y a Néstor Morales en Caracol Radio y Blu Radio respectivamente, son un ejemplo de cómo no debe hacerse periodismo. Mientras al candidato de Uribe le hacen preguntas fáciles, no le contrapreguntan y le permiten exponer su libreto aprendido como si no estuviera ante periodistas sino ante seguidores, a Petro lo arrinconan con insinuaciones y preguntas malintencionadas. Paradójicamente, la inteligencia y el conocimiento que Petro tiene del país le han permitido enfrentar estas encerronas, brillantemente. Ante cada pregunta insidiosa, Petro se crece, contesta con claridad y logra revertir la situación a su favor. Como se dice popularmente, se ha cansado de “peinar” a sus entrevistadores.
No se trata de que Petro sea hábil sino de que los medios están cumpliendo un papel que no les corresponde. Mezclan irresponsablemente información y opinión, invisibilizan las multitudinarias manifestaciones del pueblo y se esfuerzan en presentar las propuestas de Petro como inviables y poco realistas. Se les nota demasiado. Al menos el diario El Tiempo expuso a sus lectores su opción por el uribismo, pero los demás se jactan de ser objetivos e imparciales mientras se dedican a hacer propaganda.
Los colombianos y colombianas nos merecemos unos medios que nos respeten y no nos manipulen. El próximo 17 de junio podremos expresarles con nuestro voto que ya no les creemos, que pensamos por nosotros mismos, que exigimos una información de calidad y que no queremos más mentiras. Por ello, el de la Colombia Humana no solo será el triunfo de la vida y de la justicia social sino también será el triunfo de la verdad.