¿Mejorarán las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?

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Algunos analistas piensan que si no se pueden lograr plenas relaciones entre los dos países, sería positivo volver a la situación que hubo durante la presidencia de Obama

Alberto Acevedo

Matizadas por una oleada de peticiones al presidente Biden para que disponga de una política de distensión en las relaciones con el gobierno cubano, la Casa Blanca ha hecho al menos un par de anuncios, indicando que planea revertir las sanciones, unas 242 en total, que la anterior administración de Trump adoptó para endurecer el criminal bloqueo económico, financiero y comercial contra el gobierno de la isla.

En efecto, el pasado 28 de enero, la jefa de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki, confirmó que la administración republicana tiene la intención de revisar la política de Washington en relación a Cuba, que contempla no solo una serie de sanciones comerciales, sino la inclusión de Cuba en la lista de países auspiciadores del terrorismo, medida que fue rechazada por numerosos países.

“Nuestra política hacia Cuba se rige por dos principios. Primero, el apoyo a la democracia y los derechos humanos, algo que será el foco de nuestros esfuerzos. En segundo lugar, los estadounidenses, especialmente cubanoamericanos, son los mejores embajadores de la libertad en Cuba. Así que revisaremos las políticas de la administración Trump”, dijo ante los periodistas la señora Psaki.

Otras señales

Un gesto de aparente buena voluntad que hay que tomar con beneficio de inventario. Porque es plausible que se envíen señales de acercamiento diplomático. Pero no está bien que, de nuevo, la Casa Blanca se resista a entender que el pueblo cubano tiene derecho a su autodeterminación y soberanía, y se pretenda condicionar un eventual mejoramiento de relaciones a la revisión de los conceptos de democracia y derechos humanos, que Estados Unidos entiende como la instalación en Cuba de un gobierno sometido a sus intereses.

El 19 de enero, el senador demócrata James McGovern, envió una carta al presidente Joe Biden, en la cual lo exhortaba a reabrir la embajada de los Estados Unidos en La Habana y poner al frente a un embajador experimentado y de alta calificación. Ron Widen, presidente del Comité de Finanzas del Senado radicó un proyecto de Ley de Comercio entre Cuba y Estados Unidos de 2021, que deroga sanciones y establece relaciones comerciales plenas. Hay expectativas por la actitud que pueda asumir la bancada republicana frente a esta iniciativa.

El Cuba Study Group, presentó el 16 de febrero el documento “Relaciones entre Estados Unidos y Cuba en la era Biden”, que traza una hoja de ruta sobre la base de “reanudar el diálogo diplomático y la cooperación sobre cuestiones prácticas de interés compartido por las autoridades cubanas”.

Voces desde Las Antillas

Desde Cuba, organizaciones de la sociedad civil también aprovechan la coyuntura de un cambio de gobierno en Estados Unidos para abogar por “desmantelar el sistema de sanciones que continúan afectando al pueblo cubano”. Por iniciativa de un blog La Joven Cuba, de analistas y periodistas que a menudo critican la gestión del gobierno socialista de la isla, pero abogan por un ‘socialismo democrático’, al menos cien personalidades, entre las que se cuenta el norteamericano Alan Gross, preso en Cuba por espionaje en 2009, enviaron una carta al presidente Joe Biden pidiéndole levantar las sanciones a la isla.

“El bloqueo, que ya cumplió 59 años, ha impuesto penurias extraordinarias a los cubanos sencillos y fue especialmente cruel durante la pandemia”, señala la carta. “Convertir a toda una nación en rehén para lograr un cambio de régimen no es un acto moral. Tampoco ha sido muy efectivo”, dicen los que la suscriben. “Estados Unidos no tiene que ser nuestro aliado ideológico, pero puede dejar de ser un vecino hostil. Requerimos que sus líderes no interfieran en nuestros asuntos internos”, puntualiza el documento.

Ha tenido importantes repercusiones la carta que el 25 de febrero envió al presidente Biden el Consejo Latinoamericano de Iglesias, conformado por más de cien denominaciones cristianas y organizaciones religiosas de América Latina y el Caribe, al precisarle al mandatario demócrata que esta organización “une sus voces a las de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia de los Estados Unidos para abogar en favor de la normalización de las relaciones entre Washington y La Habana”.

Guerra multifacética

“Como comunidades de fe reunidas en el Consejo Latinoamericano de Iglesias, pedimos que su administración trabaje con metas generosas y nobles que generen acuerdos humanitarios que traten al pueblo cubano con equidad, justicia y respeto por su libertad”, precisa el texto de la carta.

También el 23 de febrero, un grupo de organizaciones internacionales de solidaridad con Cuba en América Latina y el Caribe dirigieron una carta abierta al presidente de los Estados Unidos reclamándole el levantamiento del bloqueo a la isla.

“Hoy, en medio de la devastación ocasionada por la pandemia del coronavirus, es imperioso el levantamiento de la guerra multifacética económica, financiera y comercial contra el hermano pueblo de Cuba. Son seis décadas de horror que no han logrado doblegar la determinación inquebrantable del pueblo cubano, además de provocar daños en su desarrollo y causar pérdidas de vidas humanas por acciones terroristas organizadas por grupos mercenarios radicados en Miami”, dice la carta.

Bases de entendimiento

Algunos analistas piensan que, si no se puede alcanzar el objetivo de una normalización plena y respetuosa de las relaciones entre los dos países, sobre la base del levantamiento de todas las sanciones, inclusive la devolución del enclave de Guantánamo, sí sería al menos un avance importante volver al estado de las relaciones que había bajo la administración Obama.

En este sentido, el gobierno cubano ha declarado, sin aspavientos, que está dispuesto al diálogo, a retomar la política de acercamiento con Washington, abandonada hace cuatro años. ¿Hay bases para pensar que esto sea posible?

Las autoridades cubanas guardan en sus archivos los acuerdos a que se llegó con la administración Obama y que pueden retomarse, e incluso ampliarse, sin tocar aún temas más complejos como el de los derechos humanos o el de la naturaleza democrática y socialista del gobierno caribeño.

Por ejemplo, llegar a acuerdos en torno al manejo de las secuelas de la pandemia. Biden podría autorizar vuelos comerciales directos, cruceros, el envío de remesas a Cuba, autorizar a los norteamericanos a viajar a la isla, sin restricciones. La lista de medidas positivas es larga. Seguramente Biden contempla en su agenda, que para el segundo semestre de este año está prevista la IX Cumbre de las Américas y sería estimulante un acercamiento de su gobierno con el de la isla caribeña, en aras de mejorar la maltrecha imagen de Estados Unidos heredada del gobierno Trump.

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