Memorias de la Unión Nacional de Oposición

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Asamblea de la UNO en el coliseo cubierto El Campín en agosto del 77

El 22 de septiembre de 1972, nació la Unión Nacional de Oposición, UNO, como frente amplio de unidad con el objetivo de consolidar un frente de izquierda. Aprobó una plataforma unitaria que fijó los objetivos mínimos de la coalición

Jefferson Corredor (Jepes)

En 1971 el XI Congreso del Partido Comunista lanzó la campaña por la unidad democrática de las fuerzas de izquierda. Al año siguiente, en las postrimerías del Frente Nacional, la represión sufrida y el auge del movimiento social obrero y campesino pusieron a la orden del día la necesidad política de unidad que motivó a que el PCC buscase conformar como alianza electoral el Frente Unitario de Oposición, que desde su nacimiento enfrentó la limitación de libertades democráticas y heredó la persecución sufrida por el PCC desde comienzos del siglo XX.

Inicialmente, la UNO estuvo integrada por el Partido Comunista Colombiano, PCC, que aportó su experiencia en el trabajo de lucha de masas, especialmente, la campesina, la cívica y la sindical. También participaron los sectores disidentes de la Alianza Nacional Popular, Anapo, que luego se empezaron a denominar como el Movimiento Amplio Colombiano, MAC, sectores liberales de izquierda agrupados en el Movimiento de Izquierda Liberal, MIL, y el Partido Demócrata Cristiano. Además, se invitó a participar al Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, MOIR, que se unió en 1973.

La UNO fue ganando acogida nacional en diversos lugares y en las regiones se fueron sumando el PSR, PLP, Liberalismo Popular, Nuevo Liberalismo, Izquierda Liberal, PTC, Frente de Renovación Liberal, FREL, y amplios sectores del movimiento estudiantil y popular. Cada partido que la integró conservó sus formas organizativas y posiciones político-programáticas, en algunos casos en abierta oposición entre ellas, lo cual explica el posterior retiro del MOIR y del MAC.

Vocación de poder

La coalición nacional UNO, difundió en todo el país su plataforma de unidad, es decir, su proyecto político de nación, buscando aglutinar a la izquierda y superar sectarismos y así logró tener importante presencia, pero de manera muy especial en el Magdalena Medio. Con gran despliegue de activismo, participó en las campañas electorales de 1974, 1976, 1978, 1980 y 1982. El resultado, fue de victoria en el acceso a escaños en Senado, Cámara, asambleas y concejos municipales y una destacada votación para la Presidencia de la República.

Pero el logro más importante se dio en la ampliación del número de militantes y articuladores sociales, resaltando el trabajo constante y la activación importante en la base campesina, la refrendación de los principios unitarios del sindicalismo independiente, la creación de organizaciones de mujeres y de jóvenes, y el crecimiento de su radio de acción y visibilidad.

Con las causas del pueblo

En implementación de su plataforma política, la UNO apoyó los paros cívicos regionales y nacionales como el de 1977, organizó mítines y actos culturales, creó comandos locales, regionales y departamentales, organizó y capacitó a jóvenes, mujeres, militantes y articuladores sociales, buscó el fortalecimiento de un amplio movimiento popular y cívico, demandó condiciones de vida digna, denunció la corrupción, las políticas económicas y acciones represivas del gobierno, el estado de sitio y el Estatuto de Seguridad, la dependencia del imperialismo y el alto costo de los servicios públicos.

Se opuso al cobro del impuesto de valorización y la upaquización y combatió a las grandes compañías imperialistas y nacionales tales como la Chocó Pacífico, las petroleras, la Electrificadora de Cundinamarca, Licorera de Nariño, Empresas de Teléfonos, de Buses Distritales y Municipales de Bogotá, Beneficencia de Antioquia, Puerto Nare, Chingaza, Ingenios Manuelita y Bengala, Exportadora Lao o, Andercol.

Trabajó en la defensa de los obreros de Urabá y apoyó al campesinado y sus organizaciones, fundamentalmente la ANUC. Hizo otro tanto con los trabajadores obreros y sus sindicatos, entre ellos Sintrapalma, Sintraindupalma, Copalma, Festra, Sindefestra, Usitras, etc. Con la Central Nacional Provivienda impulsó la recuperación de tierras y la creación de barrios populares. Organizó comités de derechos humanos para hacer frente a la represión y desplegó un combativo accionar legislativo.

Una violencia sistemática y silenciada

El avance de la UNO exasperó a los dueños del poder que implementaron el estado de sitio, el Estatuto de Seguridad y la política del “enemigo interno” y acrecentaron la represión reconfigurando la “función homicida” del Estado que produjo el genocidio: más de 1.930 crímenes de violación de derechos humanos, 22 desapariciones forzadas, 107 homicidios de militantes y 127 homicidios de articuladores sociales.

Los hechos registran los actos genocidas cometidos contra hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas, militantes, simpatizantes y articuladores sociales, referidos a homicidios, masacres, masacres extendidas, intentos de homicidio, exilio, desapariciones y desplazamiento forzados, “falsos positivos”, detenciones, órdenes de captura condenas y encarcelamiento arbitrarios individuales y colectivos, juzgamiento en consejos verbales de guerra, torturas, lesiones personales, vejámenes contra la integridad personal, violación sexual, allanamientos, atentados e incendios de vivienda, persecución política, violencia electoral por falta de garantías, asedio y hostigamiento, estigmatización, censos retenes militares y requisas arbitrarias y decomiso de documentación, censura, amenazas, amedrentamiento, daños contra la propiedad y ataques contra la sede del Partido Comunista Colombiano uno de sus principales integrantes.

Ante la desbordada y sistemática represión sufrida por la UNO, como otra forma de resistir al genocidio, los dirigentes buscaron nuevos caminos de unidad y tomaron la decisión de conformar un proceso unitario que, con otro nombre, cobijara las tareas que la UNO se había comprometido a adelantar. Así, el 23 de octubre de 1979, se proclamó el Frente Democrático, conformado por la UNO, el Partido Liberal Popular y el Movimiento Firmes, que luego estaría seguido de la Unión Patriótica, UP.

La UNO en ningún momento decretó su muerte política. Esta decisión fue fundamentalmente una forma de resistencia, un mecanismo para no entregar parte de victoria a los exterminadores, permitiéndoles pensar que con sus crímenes de lesa humanidad habían vencido el movimiento.

Por ello, el legado de la Unión Nacional de Opinión, UNO, es resistir al genocidio e insistir en la unidad.

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