«Nuestra América» es hoy escenario de persistentes amenazas, incompatibles con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por los Jefes de Estado y Gobierno, en el 2014, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
Alberto Acevedo
Avanzar hacia un mundo multipolar y sin hegemonismos de ninguna potencia extranjera, para que se abra paso la construcción de regímenes democráticos y soberanos, fueron ideas centrales en la intervención del presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su comparecencia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el pasado 26 de septiembre.
Por considerar de la mayor importancia la caracterización que el líder cubano hizo de la situación internacional, presentamos apartes centrales de su discurso. Los intertítulos son de VOZ.
“Señor Presidente: Es absurdo, pero coherente con la irracionalidad un mundo en el que el 0,7% más rico de la población puede apropiarse del 46% de toda la riqueza, mientras el 70% más pobre solo accede al 2,7% de la misma; 3.460 millones de seres humanos sobreviven en la pobreza; 821 millones padecen hambre; 758 millones son analfabetos y 844 millones carecen de servicios básicos de agua potable. Cifras todas, por cierto, que elaboran y manipulan habitualmente los organismos globales, pero que al parecer aún no alcanzan a movilizar suficientemente la conciencia de la llamada comunidad internacional.
“Esas realidades no son fruto del socialismo como el Presidente de los Estados Unidos afirmó ayer en esta sala, son consecuencias del capitalismo, especialmente del imperialismo y el neoliberalismo, del egoísmo y la exclusión que acompaña este sistema y de un paradigma económico, político, social y cultural que privilegia la acumulación de riquezas en pocas manos, a costa de la explotación y miseria de las grandes mayorías.
Impacto del cambio climático
“Que nadie nos engañe aduciendo que la humanidad no cuenta con recursos materiales, financieros y tecnológicos suficientes para erradicar la pobreza, el hambre, las enfermedades prevenibles y otros flagelos. Lo que no existe es la voluntad política de los países industrializados, que tienen el deber moral, la responsabilidad histórica y los recursos abundantes para resolver los problemas globales más apremiantes.
La verdad es que al mismo tiempo que se alega insuficiencia de fondos para cumplir los objetivos y metas de la Agenda 2030 o enfrentar el creciente impacto del cambio climático, en el año 2017 se derrocharon en gastos militares 1,74 billones de dólares, la cifra más alta desde el fin de la Guerra Fría.
“El cambio climático es otra realidad ineludible y una cuestión de supervivencia para la especie humana, en particular para los pequeños Estados insulares en desarrollo. Algunos de sus efectos son ya irreversibles. Estados Unidos, uno de los principales contaminantes de ayer y de hoy, rechaza acompañar a la comunidad internacional en el cumplimiento del Acuerdo de París sobre cambio climático. Compromete así la vida misma de las generaciones futuras y la supervivencia de las especies, incluida la humana.
“Más aún, como si no sobraran las amenazas sobre la humanidad y sus deslumbrantes creaciones, es un hecho que se perpetúa y expande el hegemonismo militar y nuclear en detrimento de la aspiración mayoritaria de los pueblos a un desarme general y completo, ideal que Cuba comparte y, como prueba de su compromiso con este objetivo, el 31 de enero pasado se convirtió en el quinto Estado en ratificar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
Hacia un mundo multipolar
“Cuba rechaza la militarización del espacio ultraterrestre y del ciberespacio, así como el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las comunicaciones para agredir a otros Estados.
El ejercicio del multilateralismo y el respeto pleno a los principios y normas del Derecho Internacional para avanzar hacia un mundo multipolar, democrático y equitativo son requerimientos para garantizar la convivencia pacífica, preservar la paz y la seguridad internacionales y encontrar soluciones duraderas a los problemas sistémicos.
Señor Presidente: «Nuestra América» es hoy escenario de persistentes amenazas, incompatibles con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por los Jefes de Estado y Gobierno, en el 2014, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
La actual administración estadounidense ha proclamado la vigencia de la Doctrina Monroe y en un nuevo despliegue de su política imperial en la región ataca con especial saña a Venezuela.
En ese amenazador contexto, queremos reiterar nuestro absoluto respaldo a la Revolución Bolivariana y chavista, a la unión cívico-militar del pueblo venezolano y a su Gobierno legítimo y democrático, conducido por el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros. Rechazamos los intentos de intervención y las sanciones contra Venezuela, que buscan asfixiarla económicamente y dañar a las familias venezolanas. Repudiamos los llamados a aislar a esa nación soberana que no hace daño a nadie. Rechazamos igualmente los intentos de desestabilizar al Gobierno de Nicaragua, un país de paz y donde se han conseguido notables avances sociales, económicos y de seguridad ciudadana en favor de su pueblo.
“Denunciamos el encarcelamiento con fines políticos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y la decisión de impedir al pueblo votar y elegir a la presidencia al líder más popular de Brasil.
Nos solidarizamos con las naciones del Caribe que solicitan legítima reparación por las horrorosas secuelas de la esclavitud, así como el trato justo, especial y diferenciado que merecen.
Cuba jamás regresará al pasado
“Señor Presidente: El Gobierno de los Estados Unidos mantiene hacia Cuba una retórica agresiva y una política dirigida a subvertir el sistema político, económico, social y cultural de mi país. Contrario a los intereses de ambos pueblos y cediendo a las presiones de sectores minoritarios, el Gobierno de los Estados Unidos se ha dedicado a fabricar artificialmente, con falsos pretextos, escenarios de tensión y hostilidad que a nadie benefician. Ello contrasta con el hecho de que mantenemos relaciones diplomáticas formales y programas de cooperación mutuamente beneficiosos en un grupo limitado de áreas.
“A pesar del bloqueo, la hostilidad y las acciones que ejecuta Estados Unidos para imponer un cambio de régimen en Cuba, ¡aquí está la Revolución Cubana, viva y pujante, fiel a sus principios! Señor Presidente: El pueblo cubano jamás regresará al pasado oprobioso del que se liberó con los mayores sacrificios durante 150 años de lucha por la independencia y la dignidad plena.
“Me despido con la esperanza de que las nobles aspiraciones de la mayoría de la humanidad terminen por realizarse antes de que nuevas generaciones vengan a ocupar este podio reclamando lo mismo que hoy reclamamos nosotros y ayer reclamaron nuestros históricos predecesores”.