Miseria a cielo abierto

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Corregimiento de Tasajera, en el municipio de Puebloviejo, Magdalena. Foto Defensoría del Pueblo.

En Puebloviejo, Magdalena, el 87% de la población vive casi en la indigencia. La dramática realidad del municipio, donde estalló un tanque cisterna de combustible y donde murieron siete personas, es la muestra de un país profundamente desigual. El reto de las fuerzas democráticas que hoy gobiernan el departamento es transformar radicalmente la situación

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Un hecho inusual se presentó en la carretera Barranquilla-Santa Marta (Troncal del Caribe) sobre las 8:30 a.m. del pasado 6 de julio. Un camión cisterna que transportaba gasolina se volcó en el corregimiento Tasajera del municipio de Puebloviejo, Magdalena.

Después de la colisión, innumerables habitantes del territorio se acercaron al lugar de los hechos, inicialmente para auxiliar al conductor, pero también con el propósito de extraer la gasolina que transportaba el vehículo volcado. Pasaron pocos minutos para que el accidente se transformara en una tragedia, pues intempestivamente el camión estalló en mil pedazos. El resultado: más de 20 personas muertas y cerca de 50 heridas.

Inmediatamente las redes sociales informaron con crudeza la noticia. Un video aficionado que fue grabado en la escena se hizo viral en segundos, donde muestra no solo la nutrida concurrencia que rodeaba al camión sino el infortunado estallido con su dramático resultado.

Indiferencia

Aunque las diferentes hipótesis de la tragedia son todavía materia de investigación por parte de las autoridades competentes, lo ocurrido en Tasajera genera una serie de reflexiones que dejan al desnudo la compleja realidad en los territorios olvidados de Colombia.

Lastimosamente tienen que ocurrir tragedias como estas para que lugares totalmente ignorados de la geografía tengan un lugar en la agenda mediática. Sin embargo, en esta oportunidad existe un elemento adicional que convierte al territorio en un ejemplo de la indiferencia como síntoma social.

El corregimiento se encuentra sobre la Troncal del Caribe, uno de los más importantes corredores viales de Colombia, específicamente entre las ciudades de Barranquilla y Santa Marta. Por la carretera circulan a diario miles de personas, ya sea por razones económicas o por turismo. Sin embargo, la difícil realidad que viven los pobladores en este pedazo del Caribe colombiano es continuamente ignorada por una sociedad que prefiere mirar hacia otro lado.

Brecha social

Lo ocurrido en Tasajera nos lleva a otra arista del problema: la normalización de la miseria. Con respecto a este tema, la estadística ha proporcionado por años elementos cuantitativos para que el Estado y los diferentes actores sociales elaboren diagnósticos, formulen soluciones, tomen decisiones, implementen políticas y evalúen impactos.

El problema se configura cuando estas mediciones se normalizan, no solo por parte del Establecimiento que ha construido por años una sociedad profundamente desigual, sino en especial por parte de una ciudadanía que prefiere ignorar la realidad social donde se desenvuelve.

Las dramáticas cifras de Colombia y sus territorios no tocan la sensibilidad de nadie. Trece millones de personas en situación de pobreza antes del Covid-19, con la proyección para final de año de siete millones de personas más al indicador, determinan que el país en medio de la crisis económica ocasionada por la pandemia agrandará aún más la brecha social.

Un territorio sin agua

Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, que corresponden al año 2018, el Magdalena es el cuarto departamento más pobre de Colombia. El 38% de la población está en situación de pobreza multidimensional, indicador que determina las múltiples carencias a nivel de los hogares y las personas en los ámbitos de salud, educación y nivel de vida.

Una situación que demuestra este complejo escenario es el dramático problema que gira alrededor del acceso al agua en el departamento. De acuerdo con datos oficiales de la Gobernación de Magdalena, el 61% de la ruralidad no tiene acueducto y 26 de 29 municipios carecen de agua potable todo el año.

Todos estos datos, tanto a nivel nacional como regional y local, se agudizarán ante la emergencia económica que ha desatado la pandemia del covid-19.

Pobreza extrema y desigualdad

Para el Dane una persona que reciba menos de 150 mil pesos vive en condición de extrema pobreza y alguien que reciba menos de 257 mil pesos vive en situación de pobreza. Esta medición es elaborada para no mostrar la crudeza de la miseria en un país desigual como Colombia, pues no se necesita ser economista o profesional en estadística para concluir que una persona que gana menos de un salario mínimo es vulnerable a vivir en medio de las más profundas necesidades socioeconómicas.

Por ello la situación de Puebloviejo, municipio donde se encuentra el corregimiento de Tasajera, lugar de la tragedia del camión cisterna, debe llamar la atención. Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para el año 2018, el 87% de la población puebloviejera vivía en la pobreza.

Problemas como la incontrolable desnutrición o la explotación sexual y comercial de la niñez, así como condiciones indignas de vivienda, son el común denominador de esta población que cuenta con 20 mil habitantes y que se encuentra a menos de 30 minutos de la capital del departamento, Santa Marta.

Su economía está destruida. Históricamente la población de Puebloviejo ha vivido de la pesca en la Ciénaga Grande de Santa Marta, pero en la actualidad esta actividad se ha visto afectada tanto por la sobreexplotación de los recursos, como por la contaminación en la principal albufera del Caribe colombiano. Las opciones que tienen los desdichados habitantes del municipio son la informalidad o la ilegalidad.

Así las cosas, la explotación económica de la concurrida carretera se convierte en uno de los recursos para sobrevivir. Al volcarse un camión de gasolina, lo lógico es que la población en situación de extrema pobreza saliera al punto del accidente para beneficiarse extrayendo de manera artesanal el combustible, tal y como ocurrió.

De hecho, el hurto de gasolina es una práctica económica muy común en la región, actividad ilícita que ha acompañado la construcción subalterna del pueblo Caribe, comparable con el contrabando o el auge de la “marimba” en la década de los setenta.

Los retos democráticos

Para nadie es un secreto que la llegada del cataquero Carlos Caicedo a la Gobernación de Magdalena modificó la correlación de fuerzas en la región Caribe. La contundente victoria en el territorio de Fuerza Ciudadana, proceso político que lidera el exalcalde de Santa Marta, establece un reto en el cambio de las políticas sociales del departamento, siendo la disminución de la pobreza la prioridad en la nueva gestión alternativa.

Lo paradigmático es que Puebloviejo es uno de los seis municipios donde ganó Luis Miguel “El Mello” Cotes, contendiente de Caicedo a la Gobernación y uno de los principales representantes del “Clan Cotes”, familia que ha gobernado a su antojo el departamento por varios años.

Es claro que el Establecimiento magdalenense, que hoy se encuentra derrotado, aprovechó por años la situación de miseria de la gente en Puebloviejo para alcanzar sus objetivos políticos, estrategia que se replica en todos los procesos electorales del país.

Para finalizar, inadmisibles opiniones que se han viralizado en redes sociales, como “por ser costeños murieron”, no solo deben ser rechazadas contundentemente, sino que deben llamar a una evaluación sobre la responsabilidad del conjunto de la sociedad frente a tantas injusticias sociales con los territorios olvidados del país. Mirar hacía otro lado nunca será una opción.

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