¡En Chile torturan, violan y matan! decía el torso desnudo de la artista Mont Laferte, hija de un albañil y una ama de casa, en la entrega de los premios Grammy latinos, el 14 de noviembre, como un acto que contrapone la realidad de esos espacios vistos y usados por muchos para valorar el arte como moneda de cambio del sistema
Sofia de la Hoz T.
La cantante chilena Mont Laferte valerosamente propuso en su actuar, que desde el lugar donde estemos en la sociedad, volquemos nuestras posibilidades a contribuir en la construcción de justicia social; como lo hizo también la artista Daniela Carrascal, quien fue vista por última vez cuando unos carabineros se la llevaban detenida arbitrariamente por participar en las marchas que en Chile llevan más de seis semanas. Daniela apareció muerta, colgada en unas rejas de un parque en la comunidad Pedro Aguirre, al sur de Santiago. Fue violada, torturada y ahorcada, al escabroso estilo de la dictadura. El Sindicato Nacional Interempresa de Actores y Actrices de Chile sigue exigiendo justicia por un asesinato que el gobierno quiso hacer pasar como un suicidio.
El instrumento del alma
Estas mujeres tomaron un lugar en las protestas que buscan medidas más equitativas y una nueva constituyente que les permita superar la impuesta bajo la dictadura de Pinochet que sigue vigente, ambas han sido violentadas por su postura social y política. Si bien Laferte ha sido alagada por un sector, existen críticas de quienes dicen “no era necesario que mostrara sus senos”, la censura y castigo social contra ella incluye burlas por la forma de sus senos, señalamientos sesgados sobre mostrar o no el cuerpo; como lo dijo ella días después, “si las tetas están bajo un escote o transparencia es correcto, pero si las muestras como un acto irreverente para una causa social, te arriesgas a ser burlada y señalada”. Lo cierto es que el utilizar el cuerpo desnudo de una mujer con una intención distinta al de objeto sexual, sigue generando debates y señalamientos casi irracionales.
“Chile me dueles por dentro
me sangras por cada vena
me pesa cada cadena
que te aprisiona por dentro
Chile afuera, Chile adentro
Chile al son de la injusticia
la bota de la milicia
la bala del que no escucha
no detendrá nuestra lucha
hasta que se haga justicia”.
Estas decimas de la folclorista Fabiola González, fueron leídas ese mismo día por Laferte al ganar uno de los premios del evento; es claro para un artista, que el dolor de la patria o de la matria pasa también por el cuerpo, que este está hecho para expresar, sentir, ser y que desde él los seres humanos, entendemos, nos relacionamos, nos expresamos, porque en palabras de Aristóteles el cuerpo es el instrumento del alma.
El imperativo de la lucha
Los límites impuestos por el sistema se ofenden al ver unos pezones, que se presentan públicamente con una denuncia de violación a los derechos humanos, o cuando públicamente amamantan un niño, reflexionar frente a esto es parte de la tarea que como sociedad tenemos para parar con la estigmatización de nuestros cuerpos, tener claridad del derecho y la posesión que sobre él tenemos para usarlo acorde a nuestras creencias, luchas, desarrollo y convicciones sigue constituyendo un imperativo social.
Cabe recordar que Mont Laferte tenía además, el día de su semidesnudo una pañoleta verde atada a su cuello, como muestra de su respaldo a la exigencia de la despenalización total del aborto, ya que en Chile como en Colombia, este sigue siendo parcial, todo esto muestra como el cuerpo de la mujer sigue siendo violentado desde los estados y las sociedades con leyes y prácticas desprovistas de respeto por las decisiones que sobre él asumamos.
“no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas”. Gioconda Belli.