Las luchas de las mujeres en el Chocó: contra los feminicidios y todo tipo de violencia
Hermencia Palacios
Las mujeres del Chocó hacemos parte de los diferentes procesos organizativos en multiples espacios y acciones de masas, especialmente en la movilización del 16 de agosto de 2017, donde 3.000 mujeres aproximadamente, al lado de nuestros hijos, amigos, compañeros, levantamos nuestras voces para visibilizar y rechazar todo tipo de violencia y feminicidios, con lo cual se evidencia la violación de derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida.
En el Chocó, al 25 de julio del 2017 se habían presentado 95 casos de violencia de pareja, y 94 casos de abuso sexual. A la fecha se han presentado 11 casos de mujeres muertas, de los cuales cuatro podrían estar tipificados como feminicidios (dos docentes y dos jóvenes).
Las mujeres de Colombia, y en particular las chocoanas, hemos padecido la crueldad y la inutilidad de la guerra, la violencia, el hambre, la pobreza, la falta de oportunidades; el despojo de nuestras tierras, nuestros territorios y nuestras viviendas; hemos sido forzadas al éxodo de nuestras comunidades y nuestras querencias; hemos visto desaparecer a nuestros hijos y compañeros por pensar diferente o por ser pobres; hemos soportado los agravios de la utilización de nuestros cuerpos y nuestras vidas como botín de guerra; hemos sufrido los efectos de la discriminación y la impunidad.
¿Qué exigimos las mujeres del Chocó?
En consecuencia también exigimos a los gobiernoa nacional, departamental y municipal, lo siguiente:
Formular e implementar políticas públicas de igualdad de género, que recojan las necesidades de las mujeres a la luz de los derechos humanos y los Acuerdos de Paz firmados en La Habana.
Respetar los derechos de los pueblos, en especial de las mujeres indígenas y afro descendientes, en lo que se refiere al derecho a la tierra, al territorio y a la soberanía alimentaria.
Garantizar el acceso y el derecho a vivienda, salud, comunicación, trabajo, educación, seguridad ciudadana, agua, saneamiento, soberanía, seguridad alimentaria, aire limpio y sistemas públicos integrales de seguridad social con accesibilidad y cobertura universales, para asegurar condiciones de vida digna, especialmente para las mujeres en situaciones de vulnerabilidad por razones de edad, raza y etnia.
Garantizar una vida libre de violencias para las mujeres y la población colombiana en general, como también la integridad y la libertad de las mujeres, niños, niñas y jóvenes, sindicalistas y de los defensores de los derechos humanos.
Eliminar toda forma de desplazamiento forzado y discriminación por motivos de actividad laboral, edad, por condición etnocultural y/o racial, y de género, el derecho a vivir dignamente.
Un modelo de salud humano y que no esté en manos de la intermediación. Al igual, que promover políticas integrales no asistencialistas para reducir la mortalidad y morbilidad materna infantil, en un marco de derechos humanos.
Una educación de calidad e integral, financiada por el estado y que no esté en mano de particulares. Además, que forme hombres y mujeres, críticos y analíticos, dentro del marco ético de los derechos humanos y el reconocimiento de la diversidad cultural.
Marcha del silencio
Hoy también las mujeres del mundo sindical y social, en Quibdó, conmemoramos el 25 de noviembre “día de la eliminación de todas las violencias contra las mujeres”, con la marcha del silencio, que se realizó el 14 de noviembre y demás actos públicos para exigir a la institucionalidad hacer un trabajo de incidencia y prevención frente a todos estos tipos de violencia y feminicidio en el Chocó. Asimismo, se hace un llamado a la sociedad colombiana, en especial al Gobierno nacional y a los congresistas, para que asuman la incorporación del enfoque de género en toda la normatividad que se viene discutiendo en el Senado y la Cámara, en el marco del cumplimiento del fast track de los acuerdos de La Habana, como una herramienta para avanzar en el reconocimiento de nuestros derechos y la construcción en nuestros territorios de la paz estable y duradera, donde todos y todas podamos vivir en armonía con la naturaleza.