Trump empuja a Estados Unidos al aislamiento internacional y miente en los argumentos esgrimidos para apartarse del cumplimiento del Acuerdo Nuclear con Irán y plegarse a la agenda de guerra de Israel en el Medio Oriente
Ricardo Arenales
Echando de nuevo por la borda los más elementales principios del derecho internacional, sin consultar con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, desoyendo los criterios de la Organización Internacional de la Energía Atómica, OIEA, y aun desatendiendo a sus aliados occidentales más importantes, copartícipes en la firma de un acuerdo nuclear con Irán, el presidente Trump anunció el martes de la semana pasada que se aparta de los términos de éste e impone unilateralmente nuevas sanciones al país persa.
Al hacer el anuncio, el mandatario norteamericano calificó de “podrido”, el acuerdo que varios países, incluyendo Estados Unidos, bajo la administración de Barack Obama, suscribieron con Irán. “No es posible prevenir que Irán adquiera un arma nuclear bajo la estructura de este podrido y decadente acuerdo”, dijo Trump, insinuando que Irán no ha cumplido los términos del acuerdo, y por debajo de la mesa continuó desarrollando su programa nuclear.
Dijo además que tras la firma del acuerdo nuclear con Irán, Estados Unidos ha debido girar chorros de dinero a ese país para que finalmente continúe con su programa nuclear, a espaldas del mundo. Dijo que por ello, se trata de “un acuerdo humillante, un desastre. Nunca debimos haberlo firmado. Un acuerdo que ha hecho a Estados Unidos transferir enormes sumas de dinero al gobierno de Teherán. Hablamos de barriles de dinero. Es una locura. Es ridículo”.
El pueblo irani no se asusta
Para hacer semejante afirmación, deliberadamente Trump ignoró los puntos del acuerdo y desvirtuó la realidad del comportamiento de Irán. Los chorros de dinero se refieren a dinero que Estados Unidos había incautado ilegalmente a Irán en los últimos años, en desarrollo de sucesivas sanciones económicas contra ese país.
El líder espiritual iraní, Alí Jamenei, ratificó esta afirmación, al asegurar que el discurso de Trump “está lleno de mentiras”, y puntualizó que las amenazas de Trump “no asustarán al pueblo iraní”. Dijo que en la intervención del gobernante americano se pueden encontrar al menos diez mentiras, en un discurso que calificó como “tonto y superficial”.
En el contexto internacional, la decisión de Trump empuja a los Estados Unidos a un mayor aislamiento. Incluso para sus aliados en Europa, la política exterior norteamericana aparece como poco confiable, y sujeta a las pataletas con las que un día cualquiera pueda amanecer el mandatario de ese país.
El acuerdo, una prioridad
Es significativo que el anuncio de rompimiento con Irán se dio pocas horas antes de que la Organización Internacional de Energía Atómica, OIEA, había declarado que, “actualmente Irán se encuentra bajo un régimen estricto de control nuclear y cumple con sus compromisos en el marco del Acuerdo nuclear”.
La misma opinión la comparte Federica Moguerini, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, al afirmar que “mantener el acuerdo nuclear con Irán es de interés estratégico para la Unión Europea”. Por su parte, Alemania, a través de su ministro de Exteriores, Rainer Breuel, anotó que “nuestra postura se mantiene sin cambios. El cumplimiento del acuerdo y su plena implementación por todas las partes involucradas, es una prioridad”.
Contra la revolución islámica
Un grupo de excancilleres de varios países, enviaron desde octubre pasado una carta al congreso de los Estados Unidos, pidiéndole mantener el acuerdo. Entre los firmantes está la norteamericana Madeleine Albright, considerada un “halcón”; Lamberto Dini, de Italia; Amr Moussa, de Egipto; Hubert Védrine, de Francia; Malcom Rifkind, de Gran Bretaña, y Joschka Fisher, de Alemania.
Fuera de Estados Unidos, los demás países que suscribieron el acuerdo nuclear con Irán, indicaron que el país persa ha cumplido al pié de la letra lo pactado. China hizo un llamado a las partes a asumir “una actitud responsable, teniendo en cuenta “el interés general a largo plazo”. China “lamentó” las declaraciones de Trump y dijo que su gobierno busca “salvaguardar” el pleno cumplimiento del tratado. Incluso Irak hizo pública su “gran preocupación” por la decisión “precipitada y temeraria” de Estados Unidos, según declaraciones del presidente de esa nación, Fuad Masum.
Develada la falsa motivación del presidente Trump para romper el compromiso que su nación adquirió con el acuerdo que limita el programa pacífico de desarrollo nuclear de Irán, que excluye cualquier componente militar, a cambio de que Occidente levante las sanciones económicas anteriormente impuestas por orientación de Washington, queda claro que la administración norteamericana intensificó su artillería política y diplomática contra la República Islámica de Irán para destruir la revolución islámica, que en 1979 derrotó la monarquía del sha Reza Pahlevi, gran aliado de Estados Unidos en la política hegemonista norteamericana en la región.
Piedra en el zapato
Desde aquella fecha, las agresiones norteamericanas contra Irán han sido habituales. En 2001 quiso responsabilizarlo por el atentado a las torres gemelas de Nueva York. Bajo la administración de George W. Bush se incluyó al país persa en la lista de naciones que integran el “eje del mal”.
Ahora la intención de la Casa Blanca es fortalecer a Israel y a los intereses occidentales en el Medio Oriente. Afianzar una alianza con los dos regímenes más criminales en la zona: el sionismo israelí y el wahabismo de Arabia Saudí. A Estados Unidos le incomoda sobre manera el apoyo de Irán a la lucha por la autodeterminación del pueblo palestino, al gobierno legítimo de Siria y sus relaciones con Rusia en el desarrollo de un programa militar defensivo en Irán. Y sobre todo, que Irán se atraviese como una rueda a la política criminal y expansionista de Estados Unidos e Israel.