Música para torturar

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Renata Cabrales
@RENATARELATA 

Desde la sociología de la música, esta produce fuertes efectos sicológicos en la mente humana que generan impactos, ya sea positivos o negativos, dependiendo del propósito en contextos de guerra o de paz.

En relación a la paz, en esta época de transición que vive Colombia, muchas de las personas que promueven la construcción de paz a través de la música, son víctimas del conflicto o excombatientes de las FARC.

En cuanto al uso de la música en contextos de guerra y conflicto armado, es de recordar que durante las guerras de Irak y de Corea, respectivamente, esta hacia parte de un ritual para alistar a los soldados para la guerra.

Pero también, como dato curioso, vale la pena mencionar el caso del soldado de la Marina de los EE.UU. supuestamente conocido como el responsable de matar a Osama Bin Laden, quien informó a la revista Esire, que el grupo de música Metallica solicitó al gobierno de su país para que los oficiales del ejército dejaran de torturar en Irak con sus canciones. Según su información, “el metal pesado a un volumen alto debilitaba a los presos para obligarlos a cooperar en la búsqueda de Bin Laden”.

En Colombia es conocido el caso de la masacre de Tres Esquinas, Córdoba, como el “Fandango de la muerte”, donde: “Lanzando gritos amenazantes, desconocidos vestidos de militares irrumpieron en la parcela de Teresa Martínez y dispararon sus fusiles contra hombres, mujeres y niños que participaban en el fandango del Domingo de Resurrección”.

A 18 años de la masacre de El salado, en los Montes de María, recordamos no solo uno los actos más oprobiosos de barbarie realizado por los paramilitares en connivencia con las fuerzas militares, sino una de sus tantas formas de realizar sus masacres: el uso de la música como elemento de tortura.

Según testigos “había un estrépito de tambores y de gaitas tocado por los propios paramilitares, que arrasaron también con la Casa de la Cultura del pueblo y usurparon sus instrumentos”. El fin era celebrar cada muerte con música, utilizando su historia, tradición musical y patrimonio ancestral en su contra. No en vano, los Montes de María es la tierra del recordado maestro, Lucho Bermúdez.

En contextos de transición hacia la paz, un joven profesor de música, de apellido Cepeda, de la mano de la Fundación Batuta, busca devolverles a las nuevas generaciones, a través de la creación de grupos musicales formados por niños y niñas, la música y la tradición que la crueldad paramilitar les arrancó en medio del conflicto armado.