El esloveno Tadej Pogačar deja un balance excepcional. Líder indiscutible a cinco minutos del segundo, ganador del maillot de jóvenes y de montaña, y también de tres etapas. Sin lugar a duda, un corredor fuera de serie
Yuldor Lizarazo
@aquelmancito
Culminó el domingo 18 de julio la 108ª edición del Tour de Francia, la carrera por etapas más importante del mundo, dando como ganador por segunda vez consecutiva al joven corredor esloveno Tadej Pogačar, quien se impuso de una manera descomunal a todos sus rivales sacando más de cinco minutos sobre su más inmediato perseguidor y ganando además tres etapas. Tiene con la boca abierta a todos los fanáticos del ciclismo, ya que no solo devora récords con un hambre insaciable, sino que además desafía los paradigmas del ciclismo moderno.
Para entender lo que hace de Pogačar un corredor fuera de serie, hay que remontarse muy atrás en el tiempo, a otra época del ciclismo: antes de que la tecnología aerodinámica, las súper escuadras, los radiocomunicadores y las minuciosas estrategias de carrera entraran al juego. Esa época en la que el ciclismo era más de sacrificio, de sensaciones y de grandes gestas.
Un Tour para la historia
Porque no es solo por el hecho de ganar su segundo Tour de Francia con tan solo 22 años, que ya es algo icónico, sino por cómo lo hizo; sometiendo a sus rivales, intimidándolos con actuaciones como la inolvidable etapa ocho en los Alpes donde se hizo al maillot amarillo, atacando a 30 kilómetros de la meta, recortando casi cinco minutos a la fuga y sacando más de cuatro minutos a sus principales rivales, en una hazaña que dejó con la boca abierta y con los ojos aguados a los más nostálgicos amantes de este deporte, que llevaban décadas sin ver algo semejante.
Esto sentenció la carrera y resignó a los demás corredores a aspirar al podio, a ganar etapas o cualquier cosa distinta a ganar el maillot amarillo. Pero como si eso no fuera suficiente para demostrar que era el mejor de la carrera; en los Pirineos, donde podían descontarle algo de tiempo sus rivales más cercanos, considerados excelentes y renombrados escaladores; no solo les impidió atacar, sino que destruyendo las esperanzas de todo aquel que osara retarlo, fue él quien impuso el ritmo y terminó ganando ambas etapas.
Al final, el balance es apabullante. Líder indiscutible a 5’20” sobre el segundo y 7’03” sobre el tercero, una ventaja que no se veía hace más de 20 años. Además, ganador del maillot de jóvenes y el de la montaña. Se lleva también tres etapas: una de contrarreloj y dos de montaña. Todo esto lo logró sin un gran equipo, en primera persona, destruyendo toda la planificación logística y estratégica de las poderosas escuadras del UCI World Tour como el Ineos Grenadiers o el Jumbo Visma, que en los últimos años vienen acaparando las victorias en las grandes vueltas, pero que no han podido someter al esloveno.
No todo es felicidad
A la par de los elogios y las felicitaciones, también le han llegado a Pogačar, las acusaciones de doping. Y era lógico esperarlo en este deporte, que ha sido uno de los más lastimados por esta práctica antideportiva y que, como consecuencia, ha cultivado unos seguidores más prevenidos y suspicaces ante cualquier superioridad descarada de desempeño. Este ha sido el lastre con el que ha tenido que cargar toda esta nueva generación de ciclistas, pagando los platos rotos por el pasado oscuro que les heredaron sus antecesores.
En este caso se habla de nuevos métodos que van desde un sofisticado dopaje mecánico hasta el dopaje genético, que serían imposibles de detectar con los métodos actuales de control. Y es que es imposible olvidar a toda esa generación que saboteó los controles de la época con un sistema de dopaje tan complejo, que cuando se destapó, destruyó durante muchos años la confianza de los seguidores en este deporte y en los atletas que lo practican. Por eso el esloveno entiende que la gente se plantee la duda, y afirma que, aunque «son preguntas incómodas, la historia del ciclismo no ha sido color de rosa.”
Como en todo caso de doping lo único que queda es esperar y confiar en que las muestras tomadas resistan los análisis futuros. Él por su parte mantiene la cabeza en alto: “Acepto las dudas, pero no sé qué decir. Todo lo que puedo hacer para responder a eso es hablar desde el corazón y decir que vengo de una buena familia que me enseñó bien y nunca me enseñó a tomar atajos.” Esperemos por el bien del ciclismo que estemos ante un nuevo Eddy Merckx y no ante un nuevo Lance Armstrong.
Tras la leyenda del Caníbal
Es muy pronto para las molestas e injustas comparaciones, y más si es con Eddy Merckx, considerado el mejor ciclista de todos los tiempos y apodado “El Caníbal” por su ambición insaciable y el miedo que infundía en sus adversarios. Tras este tour es inevitable recordar al máximo ganador de las Tres Grandes Vueltas, no solo por esa forma de correr “a la antigua” que tiene Pogačar, como si no tuviera nada que perder y atacando en cualquier terreno sin guardarse nada, sino por esa táctica de intimidación que ejerce sobre sus rivales haciendo gala de su estado de forma superior.
Nos ha hecho rememorar las grandes gestas que caracterizaron al ciclismo del siglo XX y ha demostrado que su forma desparpajada de correr, por lo menos por ahora, resulta efectiva al momento de poner en jaque a los poderosos equipos y anular las complejas estrategias que dominan al ciclismo moderno. Los equipos ya deben estar pensando en la manera de destronar a este nuevo rey que los tiene a su merced, mientras corre como si estuviera de paseo por las calles de su barrio.
Egan vs. Pogačar
No conocemos las cotas que alcanzará la carrera de este “joven prodigio”, pero por lo que ha demostrado, es el nuevo candidato a superar la leyenda del mítico corredor belga. Aún tiene mucho por demostrar y hay corredores jóvenes que no quieren vivir a su sombra y van a darlo todo porque eso no suceda, como es el caso de Egan Bernal, que tan solo es un año mayor que el esloveno y también ha ganado dos grandes vueltas, él es ante los ojos de muchos, el favorito a disputarle la hegemonía.
El primer round de este duelo, será al parecer, en la Vuelta a España de este año, donde el colombiano ya confirmó su participación y Pogačar también ha manifestado querer estar, sin haber confirmado aún. Teniendo en cuenta que en el pasado Tour de Francia donde ambos compitieron, Egan se retiró por lesión y no pudo demostrar su potencial, esta carrera será el abrebocas de un duelo que ojalá dure muchos años.
Pase lo que pase, lo único seguro es que ésta es una época ideal para seguir este deporte maravilloso, porque los próximos años prometen espectáculo, con protagonistas jóvenes que ilusionan con romper los récords y desafiar las hazañas de las viejas leyendas.