
Los proyectos a favor del campesinado, de las mujeres, del estudiantado, de los trabajadores o grupos étnicos no son cuestión de populismo o de contienda electoral, sino un acto propio de la condición humana en busca de que el Estado proteja a millones de personas que cumplen un papel vital en la democracia y en la construcción de país
Pablo Catatumbo
@CatatumbComunes
Por segunda vez, en la plenaria del Senado del día miércoles 11 de noviembre, la bancada de gobierno se retiró del recinto cuando se discutía el proyecto de acto legislativo que buscaba reconocer al campesinado como sujeto de derechos. Esto significó, que no se contara con quórum decisorio para tramitar este proyecto de acto legislativo.
Recordé las muchas caminatas en medio de las agrestes trochas y caminos de herradura de la ruralidad de nuestro país en otras épocas de mi vida. En muchísimas ocasiones fuimos testigos áticos de las precarias condiciones en que se encuentra el campesinado: sin tierra, sin vías de acceso, sin servicios públicos, muchos sin el derecho al agua y casi todos sometidos a una violenta represión y persecución. Los campesinos han tenido que cargar a sus espaldas con todo el peso de la crisis generada por el modelo de desarrollo rural semifeudal que impera en Colombia.
Sujeto de derechos
A pesar de vivir en esas condiciones, el campesinado es quien abastece de alimentos al país. Es inevitable no recordar el año pasado cuando los furgones de alimentos llegaban a abastecer las plazas de mercado de las ciudades, con camiones cargados de comida sembrada y cosechada por esa población, que produce el 70% de lo que se consume en Colombia; pero, aún en medio de la pandemia y el confinamiento, ellos siguieron produciendo lo que llevamos a nuestras mesas. ¿Cuántos alimentos no llegaron por falta de apoyo del Estado?
Tratando de resarcir la inmensa deuda histórica que tiene el Estado con el campesinado, todos los congresistas de la bancada alternativa respaldamos un proyecto de acto legislativo para el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos, algo elemental en cualquier Estado moderno.
Con ello se busca impactar de manera positiva a por lo menos 11 millones de hombres y mujeres que conforman el campesinado colombiano, según evidenció la Encuesta de Cultura Política del DANE: identificación subjetiva de la población colombiana 2019, resultado del cumplimiento del llamado que hace la Sentencia STP2028 de 2018 de la Corte Suprema de Justicia.
Sistemáticos incumplimientos
En 2018, las organizaciones campesinas construyeron el “Pacto por el Bienestar y Dignidad del Campesinado” documento propuesto para ser incorporado en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, siendo también desestimado por el Gobierno nacional.
Otro ejemplo es la construcción de la Política Pública para el Campesinado establecido en el artículo 253 del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, un triunfo del campesinado en las calles y en el cual no se ha garantizado su participación porque se crean agendas, se proponen ejes temáticos y encuentros territoriales sin concertación. A casi cuatro años no se ven avances, más aún no se sabe qué pasó con los recursos asignados del Presupuesto General de la Nación para su construcción.
A pesar de que existen sentencias de las altas Cortes que ordenan declarar a esta población como sujeto de derechos, un Acuerdo de Paz que garantiza una Reforma Rural Integral, así como la directiva 007 de la Procuraduría con fecha del 2019 y la Declaración de los Derechos Campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales emanada de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2013, que son el origen de este proyecto de ley, la bancada de gobierno de manera infame desbarató el quórum para que no fuese votado el proyecto, y una vez más, le han dado la espalda al campesinado.
Invitación a la sociedad
Para este gobierno el campesino es todo, menos un campesino, por eso le llaman empresario del campo, trabajador agrario u otras falacias que no reconocen la cultura campesina y todas sus dimensiones como defensoras y defensores del agua, del bosque y de la naturaleza misma.
Los proyectos de ley a favor del campesinado, de las mujeres, del estudiantado, de los trabajadores o grupos étnicos no son cuestión de populismo o de contienda electoral, como se quiso dar a entender el miércoles pasado, sino de un acto propio de la condición humana en busca de que el aparataje estatal proteja a millones de personas que cumplen un papel vital en la democracia y la construcción de país.
Seguiremos insistiendo para que este proyecto sea agendado y discutido nuevamente. Es un acto de elemental justicia, no se le puede seguir desconociendo el reconocimiento de los derechos del campesinado, es vital sacarlo adelante y comenzar a dignificar la vida campesina. Por ello, invitamos al conjunto de la sociedad colombiana para que se manifieste a favor de esta propuesta hasta lograr este objetivo.