Cuba no sólo no auspicia la actividad de grupos terroristas de ninguna índole, sino que ha sido el país que, a lo largo de sesenta años de construcción de un proceso de revolución socialista, ha debido soportar el mayor número de agresiones terroristas, en su mayoría auspiciadas por Estados Unidos
Alberto Acevedo
Como una nueva manifestación de prepotencia por parte del gobierno del Estados Unidos, y al mismo tiempo manifestación de irresponsabilidad política y desprecio por las normas del Derecho Internacional, calificaron las autoridades cubanas y varios analistas internacionales, el anuncio del gobierno de Donald Trump de incluir a Cuba en la lista de países que “no colaboran” en la lucha contra el terrorismo.
De acuerdo con un anuncio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, hecho público el 6 de mayo pasado, a Cuba se le incluye en esta lista, por su insistencia en acoger en su territorio a un grupo de negociadores del Ejército de Liberación Nacional, ELN, grupo guerrillero colombiano con el que se adelantaron intentos de una negociación de paz bajo la anterior administración y en la que Cuba asumió el papel de garante, como un compromiso de Estado por solicitud expresa de Colombia.
Lo insólito es que Cuba no sólo no auspicia la actividad de grupos terroristas de ninguna índole, sino que ha sido el país que, a lo largo de sesenta años de construcción de un proceso de revolución socialista, ha debido soportar el mayor número de agresiones terroristas, en su mayoría auspiciados por Estados Unidos. Es decir, el cuento es al revés.
Con auspicio de EE.UU.
Recientemente, el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, en Cuba, ha documentado 581 agresiones contra representaciones del gobierno de la isla en el exterior, en al menos 41 países, incluyendo acciones contra objetivos de naciones que tienen relaciones diplomáticas con Cuba. Durante sesenta años han sido objeto de agresiones embajadas, consulados, delegaciones del servicio exterior, oficinas comerciales, funcionarios diplomáticos, viviendas, automóviles, delegaciones deportivas, representaciones artísticas, entre otras.
Se han registrado igualmente casos de utilización de tecnologías informáticas de las comunicaciones, TIC, en función de actos subversivos contra Cuba. En los actos de sabotaje en seis décadas han muerto 365 ciudadanos cubanos y 721 han resultado heridos, algunos de ellos parapléjicos. Más de 300 actos de sabotaje han sido con explosivos, causando incendios o utilizando armas de fuego de diverso calibre. En todos ellos ha habido el auspicio del gobierno norteamericano, que incluye en ocasiones actividades de espionaje y violaciones del espacio aéreo y marítimo cubanos.
Endurecimiento de medidas
Por razones distintas, Cuba fue incluida en la lista de países auspiciadores del terrorismo a lo largo de 33 años. Fue excluida bajo la administración de Barack Obama, que hizo esfuerzos importantes por normalizar las relaciones diplomáticas entre los dos países. Pero también es cierto que los actos hostiles contra Cuba se incrementaron bajo la actual administración de Trump. Solo el año pasado, la Casa Blanca promulgó unas 80 medidas administrativas contra Cuba, entre ellas el endurecimiento de la aplicación de la ley Helms-Burton, verdadero estatuto anticubano.
En estas condiciones, la inclusión en la lista de países ‘no cooperantes’ en la lucha antiterrorista es parte de la desbocada campaña de odio, agresiones y linchamiento mediático contra Cuba, bajo el actual gobierno republicano. Lo insólito, y así lo recordó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, es que el anuncio norteamericano se da apenas unas horas después de que se produjo un atentado terrorista contra la sede de la embajada cubana en Washington.
La misma agresividad ha sido demostrada por Washington contra el gobierno, bolivariano de Venezuela, también incluido en la lista de países que no combaten ‘suficientemente’ el terrorismo. En este caso, el Palacio de Miraflores en comunicado oficial, calificó de “cínicas”, las medidas de Trump, anunciadas después de que el mundo entero fue testigo de la incursión terrorista de un grupo de mercenarios provenientes de Colombia y liderados por antiguos comandos boinas verdes, del círculo de seguridad cercano al presidente norteamericano.
El principal terrorista
El ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, en un comunicado oficial, indicó que ha sido Estados Unidos el que ha mostrado desprecio por el derecho internacional al desconocer o violar las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, brindar refugio a terroristas, negarse a implementar acuerdos de asistencia mutua en materia penal y brindar apoyo financiero, logístico y entrenamiento a grupos mercenarios que actúan contra diversos países.
Estados Unidos es “el principal patrocinador del terrorismo en el mundo”, por lo que no puede pretender evaluar y mucho meanos certificar la conducta de un país en esta materia, precisó la cancillería venezolana.
La extravagante postura del presidente Trump ha recibido un rechazo generalizado. En solidaridad con Cuba y Venezuela se han pronunciado los países integrantes del Alba, el Foro de Sao Paulo y los integrantes del Grupo de Puebla. “Todo el mundo sabe que Cuba no realiza actividades terroristas”, declaró el expresidente colombiano Ernesto Samper Pizano, quien aseguró que el anuncio es una estrategia electoral de Trump.
Hasta el oficialista rotativo El Tiempo, de Bogotá, indicó en una de sus notas editoriales que antes que un mayor deterioro de las relaciones con Cuba “es recomendable una visión de larga duración para entender que un eventual distanciamiento de La Habana no sería una opción prudente”.
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