Detalles sobre la operación militar de las FARC en el club fueron conocidos por las víctimas
Hernán Camacho
@camachohernan
“El Nogal fue un escenario de guerra en el que los ministros del gobierno se sentaban con los paramilitares a planificar acciones contrainsurgentes”, esa afirmación fue la principal conclusión obtenida por las víctimas del atentado en el Club El Nogal, después de un largo proceso de encuentro con la verdad y de enfrentar las declaraciones hechas por los protagonistas de la guerra en Colombia, el Estado y la insurgencia de las FARC, hoy convertida en partido político.
En una acto de reconciliación, verdad y perdón, el dirigente del Partido del Común, Carlos Antonio Lozada y la vocera de la organización de víctimas de El Nogal, Bertha Lucía Fríes, presentaron el acta de perdón fruto del encuentro de reconciliación por los hechos ocurridos el 7 de febrero del año 2003, cuando las FARC explotaron un carro bomba en las instalaciones de ese club. En un acto de reconocimiento de verdad, las FARC entregaron detalles sobre la operación y la presencia de jefes paramilitares allí en reuniones con integrantes de la fuerza pública y ministros del gobierno de la época.
Detalles
“Es por esa razón que hoy asistimos ante ustedes, con la convicción profunda de que la paz y la reconciliación vendrán de la mano de la verdad y el perdón. A 15 años de los hechos de El Nogal, llegamos a este acto, con humildad a pedirles que ojalá seamos perdonados, sabemos de la generosidad de las víctimas, porque hemos recibido sus bendiciones en todos los actos tempranos de reconocimiento de responsabilidades que hemos realizado, desde cuando nos encontramos con sus representantes en las audiencias que enmarcaron la discusión del punto sobre las víctimas del conflicto, en la agenda de La Habana”, señala la FARC.
Las informaciones sobre nombres particulares de los altos funcionarios de Estado reunidos con la cúpula paramilitar de la época serán entregadas a la Comisión de Esclarecimiento del Conflicto y a la instancia competente de la Justicia Especial para la Paz. La vocera de las víctimas, Bertha Lucía Fríes, indicó que la irresponsabilidad de las partes en el conflicto fue de un grado mayor, pues de una parte, no entiende cómo las reuniones con paramilitares no las realizaban los ministros del gobierno en los despachos de sus cartera, y cómo las FARC decidieron sin medir las consecuencias, dar la orden para explotar el carro bomba.
“El grupo de víctimas conocimos la motivación del atentado, la operación insurgente y el detalle. Saber que allí en el club habían paramilitares es parte del rompecabezas que las víctimas estábamos armando desde hace tiempos. El club lo convirtieron en un campo de batalla, habían niños, mujeres embarazadas, deportistas y empresarios. No entendemos por qué había funcionarios gubernamentales y líderes paramilitares en el club. Me da tristeza, saber que el Estado nos expuso y que sabía de las reuniones que debieron hacerlas en un sitio de recreo. Le agradecemos a las FARC haber dicho esa verdad”, señaló Bertha Lucía Fríes.
Las responsabilidades
Por razones electorales y de no contaminar el proceso de recaudación de verdad, perdón y reconciliación, que llevan las FARC y las víctimas de El Nogal, se decidió no revelar el nombre de los ministros del gobierno Uribe que se reunían con los paramilitares en ese lugar. Por su parte la FARC se comprometieron a entregar todas las informaciones y detalles de la operación a la Comisión de la Verdad y de acudir a las instancias administrativas necesarias para aportar los nombres de los ministros que convirtieron el Nogal en un escenario de guerra.
“Nunca fue política de las FARC-EP, atentar de manera premeditada contra objetivos civiles, y si bien es cierto que en una guerra con las características de la que nos vimos obligados a enfrentar, de una u otra manera, se termina afectando a quienes no hacen parte de la confrontación, también lo es que, entonces, entendimos que nada justifica que un club social haya terminado convertido en un objetivo de ese tipo. Como no es justificable ninguna forma de afectación premeditada de la población civil, bajo ningún pretexto”, señaló la FARC.
La verdad
Ante el hecho de encontrar terceros civiles en las operaciones contrainsurgentes que se planeaban en el club, Carlos Antonio Lozada señaló que las instancias internacionales restituirán la esencia del acuerdo de paz y eso traerá como consecuencia que los terceros civiles acudan a la JEP a reconocer su participación en los hechos del conflicto y en particular con lo sucedido en El Nogal.
“Muchos se preguntarán: ¿quién puede perdonar después de esto? Sabemos que el perdón es fruto de la voluntad de cada individuo, somos conscientes de ello; sin embargo, tenemos la certeza de que sus repercusiones calarán hondamente en la conciencia de un pueblo que se debate en el dilema de dejar atrás los odios, o, ahondar la ira; de lo cual no podrán surgir sino nuevas etapas de violencia”, señalaron las FARC.
El llamado es a que todos los sectores se comprometan a contar la verdad de todos los partícipes en el conflicto. Por su parte, Bertha Lucía Fríes, indicó que será la comisión de la verdad la que entre a probar los hechos que ya reconocieron.
Compromisos
En cuanto a la reparación, las FARC ya entregaron un listado de bienes fruto de la economía de guerra por un valor de 2 billones de pesos, que hasta ahora el Gobierno nacional no ha empezado a tramitar y confiscar para el fondo de reparación de víctimas. “Hemos entregado lo que comprendía nuestra economía de guerra, bienes y activos, para que el Estado los destine a la reparación integral a las víctimas; los términos y procedimientos para esa reparación material, serán precisados en el marco de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final, tal como fue convenido por las partes firmantes”, subrayó Carlos Antonio Lozada.
Con ese acto se va cerrando el proceso de perdón de las FARC a las víctimas civiles del atentado y se esperan las declaraciones oficiales del Estado colombiano para completar la verdad sobre lo ocurrido.