Notas al sol: Ex guerrilleros construyen paz

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Foto: xocolat shroom via photopin cc

Alirio Córdoba Moreno

El país está hablando y proponiendo contenidos de paz. Los encuentros, los foros de la sociedad civil sobre los puntos de la agenda y los escenarios en lo regional y lo local constituyen una base fundante de la paz muy activa que hay que seguir potenciando.

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Entre todos los que hablan sobre el proceso en La Habana, se escuchan las voces de ex guerrilleros que, en diversas circunstancias y motivaciones, se desmovilizaron, se reintegraron y se desarrollaron como políticos, gobernantes regionales y locales, analistas, investigadores y académicos (de estos últimos muy pocos). Sin duda la opinión de quienes en algún momento estuvieron en la guerra y que bien o mal pactaron su desmovilización y reintegración a la vida pública debe contar, pero debe contar de manera constructiva, poniendo de relieve los errores y falencias, también los aciertos y los impactos positivos.

Las posiciones de los ex guerrilleros colombianos, en general, se mueven entre tres líneas de actitud ante el proceso:

Una, quienes guardan silencio, reafirmando su intensión de conservar y defender la comodidad de ciertos y pequeños privilegios. Dos, quienes están preocupados, quieren aportar, pero sus propios egos y orgullos les juegan malas pasadas y no se dan cuenta de que suficientes amenazas tiene el proceso de paz, desde las entrañas mismas del régimen mismo, para que terminen sirviendo de voceros de oficio de quienes pretenden el fracaso del mismo. Y tres, algunos que vienen planteando reflexiones importantes, compartidas o no, sobre el devenir presente y futuro de las negociaciones, desde estudios e investigaciones serias, que seguro sirven en la actual etapa del proceso.

Desde diversas “trincheras”, el trabajo que hoy hacen algunos ex guerrilleros pone de presente la reafirmación de que no basta con entregar las armas, no basta con firmar un acuerdo, no basta con formar un partido nuevo, no basta con tener un noticiero, incluso no basta con la elaboración y puesta en funcionamiento de una nueva Constitución. Se necesita más que eso, se necesita una fuerza social popular que sostenga el proceso, se necesita que cambie realmente el modelo de salud, de educación, de participación en política y de propiedad de la tierra, entre otras.

Colocar sobre la mesa, sin orgullos ni ridiculeces, de manera imparcial y humilde, las visiones sobre el actual proceso de paz, es un deber de quienes alguna vez caminaron el sendero de la guerra. Aportar al proceso la experiencia y las propuestas sin afanes protagonistas, entendiendo que es otro contexto, otros los factores que determinan el éxito o el fracaso de dicho proceso, otras la rutas que deben recorrer los negociadores, otras las aspiraciones que tiene el pueblo y los guerrilleros de hoy, es lo que espera en la mesa de La Habana el pueblo colombiano.