Los presidentes de México, Perú, Argentina y Bolivia representan la nueva propuesta progresista del continente
Alberto Acevedo
Importantes tomas de posición han asumido, en las dos últimas semanas, los presidentes de México, Perú, Argentina y Bolivia, en el rediseño de un nuevo modelo de integración para América Latina y el Caribe. La idea del mandatario mexicano de que el modelo de integración regional del continente, impuesto a lo largo de 200 años ha llegado a su final, y es necesario mirar otros horizontes de diálogo y de cooperación regional, toma fuerza.
El pasado 24 de julio, con motivo del 238 aniversario del Libertador Simón Bolívar, en un solemne acto en Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador planteó que el modelo impuesto hace más de dos siglos, está agotado, caracterizado por invasiones para poner o quitar gobernantes. López Obrador conjuga la necesidad de cambio de mentalidad con la unidad para el fortalecimiento económico y comercial del continente americano y del Caribe, donde prevalezca el bienestar de los pueblos, partiendo del reemplazo de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo.
“La lucha por la integridad de los pueblos de nuestra América sigue siendo un bello ideal. No ha sido fácil volver realidad ese hermoso propósito. Sus obstáculos principales han sido el movimiento conservador de las naciones de América, las rupturas en las filas del movimiento liberal y el predominio de Estados Unidos en el continente. No olvidemos que casi al mismo tiempo que nuestros países se fueron independizando de España y de otras naciones europeas, fue emergiendo en este continente la nueva metrópoli de dominación hegemónica”, precisó el mandatario.
Rescatar a la Celac
López Obrador presidió al mismo tiempo una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, no solo para hacer un relanzamiento de este organismo de integración regional, sino para reafirmar su propuesta de cambio en el contenido de las relaciones latinoamericanas. En esta ocasión, el gobernante propuso rescatar y reanimar a la Celac, inaugurada por una iniciativa del presidente Chávez en Venezuela, en reemplazo de los mecanismos que desarrolla la OEA al servicio de Washington.
En esta línea se inscribió, cuatro días después, el discurso de asunción del nuevo presidente del Perú, Pedro Castillo, quien llamó a la cohesión y la cooperación entre naciones en la región. Castillo se centró en trazar las líneas gruesas de un nuevo modelo de país para su pueblo y dejó en manos del nuevo canciller, Héctor Béjar Rivera, lo que será la política exterior peruana.
Dijo Castillo: “Queremos construir un país más próspero, pero también un país más justo. Un país donde una mayor generación de riqueza y bienestar se distribuyan de manera más equitativa entre todos los peruanos. Ese es el compromiso que hoy, 28 de julio, en nuestro bicentenario, asume nuestro gobierno”. Es la gran diferencia de un mandatario que tiene sentido de patria, con otros, plegados a la política imperial.
Una diplomacia de paz
Quien llamó la atención por su precisión conceptual en la delineación de una nueva política regional, ha sido el recientemente elegido canciller de Perú, Héctor Béjar Rivera quien planteó que “el gobierno de cambio del presidente Castillo ejercerá una diplomacia inspirada en la Patria. Desde el Perú profundo al Perú de todos. Como lo intuyó César Vallejo en Telúrica y Magnética”.
“La diplomacia peruana tendrá una agenda de libertad, de globalidad planetaria, humanismo y justicia. Una diplomacia de paz, amistad sincera, cooperación y entendimiento con todos los países del mundo, especialmente nuestros vecinos, y principales socios comerciales, económicos y los asociados a la defensa nacional, sin distingos ideológicos. Una diplomacia basada en los principios del respeto mutuo, la primacía del derecho internacional, el beneficio recíproco, la asociación para la paz y el desarrollo sostenible”, precisó el canciller.
“Enfrentamos un mundo inestable -agregó-, donde el conflicto y la tensión tienden a prevalecer sobre el diálogo, la negociación y el arreglo pacífico de las controversias. En el que las políticas de uso y amenaza del uso de la fuerza siguen violentando la paz y la seguridad internacional.
Primacía del Derecho Internacional
“Es necesario que todos los países trabajemos en la construcción de un mundo más estable y previsible, justo y armonioso, basado en el consenso universal de la Carta de las Naciones Unidas y la primacía del Derecho Internacional. Afirmamos una gobernanza internacional sustentada en normas. Reconocemos el mundo global, continental, nacional y subnacional como un conjunto de culturas interrelacionadas que deben tener igualdad de derechos. Esa es la esencia de una visión democrática de la política internacional. Propiciamos el diálogo de civilizaciones.
“La diplomacia multilateral del Perú estará guiada por la búsqueda de la paz, el diálogo intercultural, la defensa del principio de solución pacífica de controversias, el respeto al principio de no intervención, la cooperación para el desarrollo sostenible, la defensa de la salud del planeta y la justicia internacional”, puntualizó el titular de la cartera de Exteriores peruano.
De otra parte, a tono con esta línea internacional, el presidente argentino, Alberto Fernández fustigó a la OEA y respaldó el fortalecimiento de la Celac. El gobierno de Nicaragua calificó de “histórica” para el continente la llegada de Pedro Castillo a la presidencia de Perú.
Un abrazo a Cuba
Durante la posesión de Castillo, el presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció la creación de un “gabinete nacional” entre las dos naciones, buscando apuntalar la unidad latinoamericana. El presidente Nicolás Maduro confirma entre tanto que en la próxima semana comenzarán en ciudad de México conversaciones con los principales grupos de oposición de su país, buscando avanzar en la búsqueda de una solución a la crisis política venezolana.
En varios de estos escenarios de apertura de consensos y de fraternidad latinoamericana, ha estado presente la solidaridad con Cuba socialista y contra el bloqueo norteamericano a la Isla de la libertad. A lo largo de estas semanas, países como México, Venezuela, Bolivia, entre otros, han enviado buques cargados de medicinas, insumos médicos y ayuda material para contrarrestar el criminal bloqueo.
Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador, que se perfila como un estadista necesario para el continente, dijo que el pueblo cubano “merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada la nueva Numancia, por su ejemplo de resistencia, y pienso que por esa misma razón debiera ser declarada patrimonio de la humanidad”.