A 35 años de la Unión Patriótica, propuestas políticas para eliminar el modelo neoliberal y sus nefastas consecuencias. Se debe estimular la lucha unitaria sindical
Óscar Dueñas Ruiz (*)
Algunas ideas de cambio al cumplirse treinta y cinco años, casi medio siglo, desde cuando principió a aparecer la Unión Patriótica. Momento preciso para insistir en Colombia por el abandono de la política depredadora de derechos impulsada por las élites económicas. Es esta una tarea que ya figura en los pronunciamientos iniciales de la UP, compilados por Luis Emiro Valencia con la modesta colaboración mía. Sin embargo, los recientes hechos merecen reflexiones lo cual implica actualizar el ideario.
Hay la urgente necesidad para todos los colombianos de salir del modelo privatizador y de sometimiento a los inhumanos postulados impulsados por los ideólogos del capital transnacional. Para ello es importante el uso adecuado de la ciencia y la calidad democrática (elementos sensibles para el desarrollo de la biopolítica digital) para evitar a toda costa una nefasta combinación de tecnología y de populismo que viabilice un Estado policíaco de extrema derecha que controle los comportamientos de los ciudadanos. No debe olvidarse que las masas que nutren el fascismo provienen, generalmente, de la pequeña burguesía desencantada y asustada. Dentro de los innumerables aspectos que hay que enfrentar en la readecuación del ideario me referiré a uno en especial: el movimiento obrero.
La clase trabajadora tiene la palabra
La clase empresarial colombiana propone 14 puntos para una reforma laboral perjudicial para los trabajadores y se propugna por una reforma pensional nefasta. Eso es lo que impulsan los centros de pensamiento de los empleadores. Por ello interesa, en primer lugar, indagar cuál es la opinión de la sociedad sobre los empresarios.
Quienes siguen las nuevas corrientes de izquierda, tienen en cuenta al filósofo esloveno Slavoj Zizek y consideran que los empresarios insistirán en la visión bárbara del capitalismo; otros observadores, siguiendo a la politóloga búlgara Albena Azmanova se inclinan por resucitar “las organizaciones sociales de mediación y negociación”. En cualquiera de las alternativas el movimiento sindical tiene la palabra.
Es el momento de profundizar la conducta de la Unión Patriótica de continuar ligada a los sindicatos, tanto los de las ciudades como los agrarios. Creo que se deberá insistir en lo propuesto desde la década del noventa: la expedición de un Estatuto del Trabajo. La disyuntiva es entre la reforma laboral impulsada por las oligarquías o un Estatuto laboral con base en los principios establecidos en la Constitución de 1991.
Lo laboral y de la seguridad social hay que ligarlo a lo ecológico. Se requerirán medidas que impidan el calentamiento global porque si éste llegare a acentuarse sería el apocalipsis.
Paralelamente es indispensable erradicar el menosprecio por la verdad para evitar la tendencia de ceder espacios a los embustes de una sociedad manipulada por los medios de difusión, creando una falsa conciencia basada en el egoísmo y la codicia. Búsqueda de la verdad que debe ir íntimamente ligada a la defensa del proceso de paz y del derecho a vivir.
Cambios en el Estado
El desafío que se viene es inconmensurable. En este escenario, la política del Estado colombiano se centra en resolver los problemas del capitalismo, teniendo como meta la reactivación de la economía de mercado y no la reactivación del trabajo, ni menos la protección de los derechos sociales.
Para la defensa real de los derechos es necesario tener una adecuada organización para el Estado contemporáneo, por ello debe propugnar la UP. Hace rato que se ha erosionado la división tripartita de los poderes públicos por culpa de las mismas autoridades.
Los magistrados de las Altas Cortes legislan mediante “reglas”; el ejecutivo centra su accionar en mensajes de texto y en la efectividad de relatos preparados publicitariamente; dicta mega-decretos (verdaderos códigos) o un rosario de mini-decretos (verdaderas leyes que se atropellan las unas a las otras); los parlamentarios ya no necesitan estudiar para legislar porque la mayoría de ellos vota según los parámetros de los centros de pensamiento de los grupos económicos, expresados a través del respectivo ministro.
En fin, el constitucionalismo liberal perdió sus contenidos, ya hay muchos constitucionalistas, pero pocos instrumentos constitucionales. Se requieren cambios en el esquema del Estado post-pandemia.
Propuestas para avanzar
Hay buenas propuestas, pero no de origen colombiano. Hay quienes abogan por modelos ya conocidos, unos experimentados y otros no tanto. Se pueden mencionar, rápidamente, a manera de ejemplo
- Un efectivo Estado del bienestar, con sus tres pilares: salud, pensiones y educación; a nadie le pasa por la cabeza que la solución sea radicalizar el modelo neoliberal, como alegremente se trata de proponer en nuestro país.
- Chomsky alaba las propuestas de Bernie Sanders (dentro de ese gran proyecto, especialmente en lo ecológico, del Green New Deal).
- Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique en español, propone reformular el contrato social, (unir Estado del bienestar y el Green New Deal).
- Otros (los uruguayos) hablan del modelo de Batlle, a principios del siglo XX: conjunción de los derechos sociales de los trabajadores con el derecho de libertad de los ciudadanos.
- Adquiere trascendencia el comportamiento cubano, por estar rigiéndose ahora por una nueva Constitución y por el buen ejemplo que han dado sus médicos a nivel universal al demostrar su solidaridad con muchos países del mundo.
- Los chinos y su lineamiento en el XIII Congreso de su Partido Comunista Chino, cuando se definió que el Estado deberá guiar al mercado y el mercado a las empresas y con ese postulado se han lanzado a la conquista del primer puesto en el comercio mundial. La política electoral de Trump agita como bandera el ataque al “partido comunista chino”, anticomunismo sistémico que no tardará mucho en ser esgrimido por los gobiernos títeres en Latinoamérica.
- Por supuesto que, no se puede olvidar que hay que ir a la fuente del pensamiento marxista, teniendo como eje a la conceptualización expresada en el libro que escribió Marx con Engels “La Ideología alemana”. Esto es muy importante.
Modelos no faltan, adecuaciones dependerán de cada región. Además, se torna indispensable lo referente al “municipalismo” coyuntural, en la confluencia de localidades con naciones diversas, es decir, unas patrias grandes (postulado de Artigas y Bolívar), solo así se adquiere incidencia geopolítica. Ese poder local se ha visto patente en las respuestas a la epidemia del coronavirus. Es inocultable la influencia de los municipios, provincias, cabildos indígenas. El ideario debe apuntar a ello.
(*) Exmagistrado de la Corte Constitucional.
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