Occidente mira indiferente el genocidio

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Un grupo de palestinos desafían los gases disparados por las tropas de ocupación israelíes.

En las últimas semanas se han presentado nuevas formas de resistencia y pronunciamientos de organizaciones sociales, que convocan a la solidaridad de las fuerzas progresistas en el mundo, para conseguir objetivos como detener el plan sionista de eliminar a Palestina del mapa

Alberto Acevedo

Hace pocos días, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, hizo un pronunciamiento mediante el cual habló de la existencia de una crisis humanitaria en la Franja de Gaza, y advirtió que al menos un millón de habitantes de esta región están en riesgo de quedarse sin alimentos ni agua potable y morir, afectando especialmente a niños, mujeres y ancianos.

Las propias organizaciones del pueblo palestino van más allá del calificativo de esta situación y aseguran que lo que en realidad se está produciendo es un genocidio, el exterminio de la población, para que Israel y las potencias occidentales finiquiten un proceso de apropiación de sus tierras, de desalojo total de las viviendas.

Desde el 30 de marzo del año pasado, cada viernes, la población de la Franja de Gaza realiza movilizaciones por el derecho al retorno de la población que ha debido salir al exilio por la brutal represión israelí. Cada manifestación a su vez, ha sido brutalmente reprimida por las tropas sionistas. Esa represión se cuantifica en el asesinato, en este lapso, de unos 300 manifestantes y al menos 30 mil heridos de diversa consideración. Ente ellos se cuentan niños, mujeres, ancianos.

Judaización de la cultura palestina

En otras localidades de Cisjordania, han muerto acribillados al menos 50 palestinos. Las tropas ocupantes y los colonos judíos, usurpan las tierras palestinas, derriban las viviendas de los pobladores ancestrales, incluso en Jerusalén, que día a día ve como se produce un proceso de judaización de sus barrios, como se acrecienta la presencia de colonos extremistas, que generan la expulsión de los habitantes nativos, ante la mirada indiferente de organismos internacionales que, ciegos y sordos, se niegan a sancionar al régimen israelí y su política genocida.

En esas, han trascurrido siete décadas de ocupación y colonialismo contra el pueblo palestino. Son cada vez más frecuentes los bombardeos, la muerte física de pobladores. A los muros que ha levantado Israel, se suman ahora la escasez de alimentos, la falta de comercio, y el control al suministro de agua potable, provocando hambre y sed entre la población.

Es parte del paisaje encontrar miles de ciudadanos que sufren amputaciones de sus miembros a consecuencia del asedio a que son sometidos. A ello se agrega la precariedad en la prestación de servicios y asistencia sanitaria, la afectación a escuelas, hospitales y centros de producción que fueron afectados por los bombardeos de la aviación israelí.

Papel de gendarme

Cada cierto tiempo Israel descarga decenas de bombas sobre barrios y objetivos civiles, en lo que constituye el típico delito de genocidio. Los bombardeos se suman a la acción de francotiradores, encarcelamientos masivos, desapariciones forzadas, que completan el cuadro de exterminio.

La Unión Europea y Estados Unidos siguen apuntalando al régimen sionista, que juega el papel de gendarme para garantizar el saqueo capitalista en toda la región. Esa política permite la intervención, en diversas modalidades, en los asuntos internos de Siria, Irán, Irak, Yemen y otros países.

Por fortuna, en las últimas semanas se han presentado nuevas formas de resistencia y pronunciamientos de organizaciones sociales, que convocan a la solidaridad de las fuerzas progresistas en el mundo, para conseguir objetivos como detener el plan sionista de eliminar a Palestina del mapa. Exigir el respeto a los derechos del pueblo palestino, violados por la ocupación israelí.

Esos derechos incluyen no solo tener un territorio, sino poder edificar una nación autónoma e independiente y ejercer el derecho a la soberanía, a la autodeterminación y a la no injerencia en sus asuntos internos por parte de potencias extranjeras. Además, el retorno de los refugiados y la recuperación de su tierra.