Nueve mujeres, en el lapso de una semana, rompieron su silencio de años y denunciaron los abusos sexuales de que fueron víctimas por parte del, dos veces presidente de Costa Rica, influyente empresario y premio Nobel de la Paz, Óscar Arias Sánchez.
Las denuncias se hicieron visibles en la primera semana de febrero pasado y de inmediato provocaron una oleada de manifestaciones de rechazo en la sociedad costarricense, que condenaron el abuso sexual y llamaron a que se haga pronta justicia. Para algunos analistas, la conducta de Arias se inserta en una tendencia a la naturalización de la violencia sexual cometida por hombres poderosos. Los centroamericanos recuerdan la serie de denuncias, que varios meses atrás, afectaron a figuras del cine, la farándula y los negocios, en Estados Unidos, por las mismas conductas abusivas.
En el caso de Arias, abogado, economista, politólogo y empresario de 78 años de edad, durante su primer gobierno impuso una agenda neoliberal en Costa Rica, que no solo fracasó, sino deterioró las condiciones de vida y de trabajo de amplios sectores de la población. En su segundo mandato, impulsó un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que facilitó que multinacionales extranjeras se instalaran, en condiciones de verdaderos paraísos financieros, en un régimen de zonas francas.
Durante su gobernanza, Arias se puso al servicio de los intereses de la Casa Blanca, buscó impedir procesos de paz en conflictos internos en Costa Rica y Nicaragua, y en medio de un régimen de impunidad generalizado, hizo que no se dieran condiciones, hasta ahora, para que la opinión pública tuviera conocimiento de sus prácticas sexuales.
“Fueron estas credenciales de anticomunismo y servilismo ante la superpotencia, las que le valieron que la Casa Blanca de Ronald Reagan, gestionara en su favor el Premio Nobel de Paz en 1987”, dice en una nota editorial, el diario La Jornada, de México.