Las trabajadoras y trabajadores de este sector históricamente olvidado por el Establecimiento buscan la unidad en torno a la dignidad, la identidad y el diálogo con el pueblo
Sebastián Chingaté Sánchez
@CronopioRolo
La reactivación económica del arte y la cultura se está convirtiendo en un tema no solo frecuente, sino especialmente lleno de incertidumbres. Normalmente el referirse a este sector se asocia a lugares tales como teatros, museos, cines y también sitios de asistencia masiva como conciertos y carnavales.
Si bien estos espacios hacen parte del espectro de la cultura y el arte; se olvida que también existen trabajadoras y trabajadores de este sector que desde el barrio o el territorio construyen arte y cultura dedicando su vida a ello. Sin embargo, su destino es incierto tras un aislamiento prolongado y un Gobierno nacional que propone como salvación la “economía naranja”, tras anunciar beneficios de exención de renta por siete años a empresas del sector privado que se ajusten a este modelo.
Ante la respuesta nula tanto del Gobierno central como del Distrito Capital sobre este tema, el pasado 3 de marzo en la Corporación de Teatro Casa Tea se realizó un diálogo por la construcción de un Gran Pacto Histórico por el Arte y la Cultura, un espacio que se autodenominaba como un lugar para “hablar sobre lo que nos atañe, son días oscuros para nuestro sector y nuestro país, el asesinato a líderes sociales, de excombatientes, y las masacres demuestran que este Gobierno nacional y el continuismo con las políticas de Peñalosa de la alcaldía Distrital; están en sintonía de favorecer a los poderosos, a los dueños de nuestro país, grupos y sectores ajenos a nuestra labor”.
Con el fin de conocer en profundidad el desarrollo de este espacio, VOZ se puso en contacto con diferentes organizadores del evento para conocer las causas, perspectivas y proyecciones de dicho evento.
Trabajadoras/es de la cultura
Para Leonardo Gutiérrez, diseñador e ilustrador y miembro de la Corporación Casa Mutante la situación actual para el sector del arte y la cultura es una agudización de la crisis histórica del sector, esto provocado por la precarización en términos de los bienes y servicios, espacios laborales y las políticas estatales que son mínimas frente al tema.
Leonardo también agrega que, “sumado a eso se agudizan unas políticas que son absolutamente excluyentes donde por ejemplo, para el Gobierno y la institucionalidad se atreven a llamar el presente año como el de la economía naranja, hablando de manera abstracta de la reactivación del sector pero que es sumamente excluyente; solo vinculando a organizaciones que tienen una visión mucho más comercial que responde a ese modelo y que tienen un tipo de perfil mucho más formal en términos de lo legalmente constituido para poder ejecutar recursos”.
Por otro lado, Ricardo Arcos Palma, profesor de la Universidad Nacional y representante de la Coalición de Trabajadores de la Cultura narra lo complejo de la situación tras la pandemia: “Es un momento de crisis inédito en el país. Si bien es cierto que la cultura no es una de las agendas principales de ningún Gobierno, menos en Colombia, esta vez sí lo fue; pero para privatizarla a través de la economía naranja. Esto destapó lo que hemos llamado pensando en Kafka el hambre del artista, el hambre del trabajador cultural, esto a nuestro juicio es preocupante porque hay una precariedad laboral en todos los campos y esto no escapa el sector cultural”.
Por el arte y la cultura
Fabián Sora, músico y miembro de la Asamblea Suba Oriental comentó por su lado la necesidad en la construcción de un pacto que pueda concatenar todas las apuestas desde los territorios.
Sora resaltó la importancia que, “desde los barrios y las comunidades del sector del arte y la cultura se puedan visibilizar todas las apuestas. Creo que la construcción de un Pacto Histórico debe darse desde los territorios y regiones hacia lo Distrital y nacional para que tenga un real impacto, que pueda recoger precisamente las necesidades del territorio, acá no se trata solamente de las centralidades y escenarios históricamente privilegiados del sector del arte y la cultura, se trata de brindar las que deberían ser las reivindicaciones del sector pero también la construcción del territorio que es finalmente la que sufre en mayor medida la segregación. De ahí la necesidad de un Pacto Histórico que recoja a todos estos sectores”.
Además de las reivindicaciones propias del sector, Diego Carreño, miembro del Partido Comunes en Bogotá resaltó la importancia de este pacto sobre el deber del arte y la cultura para la implementación de los acuerdos de paz: “Yo creo que la importancia del Pacto Histórico radica de una necesidad de siempre en nuestro país que es el momento del cambio, luego del Acuerdo de Paz en La Habana se torna muy importante la lucha por su implementación, la búsqueda de una paz completa y sobre todo la defensa de los derechos humanos y la vida, hay que ver cuál es la dimensión cultural de cada uno de los puntos del acuerdo, es allí donde la cultura juega un papel fundamental no solo en la construcción del relato histórico, la memoria y la verdad, sino también como un elemento transformador”.
Para Carreño, es importante que trascienda del Distrito el hecho del arte y la cultura de la academia y del escenario, que llegue a los barrios, a donde también se hace y se vive la cultura.
Herramienta de transformación
Finalmente, la invitación es a la vinculación de todos los sectores artísticos a este Gran Pacto Histórico; para hacer del arte y la cultura una herramienta de transformación.
“Este primer diálogo que impulsamos para la construcción de un Pacto Histórico del arte y la cultura, por la paz, la vida y la democracia es justamente eso, el punto de partida para unirnos y esa es la invitación a que nos unamos desde nuestros colectivos, desde nuestro quehacer como creadores, desde nuestras organizaciones, desde los territorios, desde lo local, desde los barrios, la ruralidad, las veredas, desde todas las expresiones artísticas y culturales sumarnos a una transformación concreta, a iniciar esa organización definitiva que necesitamos en este momento histórico tan importante donde el arte y la cultura es parte esencial; solo depende de nosotros darle la importancia que tiene ese poder para transformar y posicionarlo justamente para pensar una nueva Colombia”, señaló Leonardo Gutiérrez.
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