Pacto regional y nacional por la vida y la paz.

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Colombia, un país con nuevo rumbo

En el día de la culminación del Congreso Regional/Nacional de Paz los firmantes y las firmantes en representación de las más diversas organizaciones, fuerzas y corrientes políticas, sociales y culturales, solemnemente proclamamos el Pacto Regional /Nacional por la Paz que consagra los siguientes puntos:

  1. Formulamos hoy con renovada energía nuestra convicción profunda de que el respeto a la vida es el más elemental principio pero a su vez el más vital propósito que debe garantizar la democracia colombiana.
  2. Estimamos inaplazable arribar a un vasto consenso encaminado a fortalecer un Estado de Derecho y un sistema político efectivamente democráticos que hagan posible el monopolio legítimo de la fuerza, reñido este con la criminalización de los movimientos sociales pero inseparablemente asociado al reconocimiento y protección de la protesta colectiva. Apreciamos lo anterior como garantía fundamental de la reconciliación entre los colombianos y del avance de la justicia social.
  3. Alto objetivo del Congreso por la Paz ha sido el de lograr mediante el más amplio diálogo plural, un pacto regional/nacional por la paz que implica el rechazo sin atenuantes al uso de las armas y al empleo de la violencia en el ejercicio de la política.
  4. Ejerceremos una irrenunciable vigilancia ciudadana sobre el cumplimiento escrupuloso de los compromisos pactados y con arreglo a los tiempos convenidos en el Acuerdo de Paz del Teatro Colón firmado por el Gobierno Nacional y las FARC-EP el 24 de noviembre de 2016 así como sobre su implementación legislativa desarrollada por el Congreso de la República para hacer viable la materialización de los compromisos asumidos.
  5. Nos esforzaremos en el acompañamiento comprometido al proceso de paz que se está adelantando en Quito entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional. Destacamos nuestro estímulo y manifestamos nuestra exigencia a los protagonistas de esta negociación para mantener las conversaciones en ritmo sereno pero creciente que den lugar a un cese bilateral del fuego que permita desescalar la guerra y evitar sufrimiento y muerte a la población civil.
  6. Expresamos nuestro indignado repudio y levantamos  nuestro más alto grito de nunca más frente a los asesinatos de líderes sociales, de dirigentes de juntas de acción comunal, de miembros de organizaciones políticas y defensores de derechos humanos así como frente al amedrentamiento de comunidades a lo largo y ancho de la geografía colombiana. Apremiamos con vehemencia al Gobierno nacional para comprometer al Estado en una acción decisiva que conduzca a la eliminación definitiva del paramilitarismo así como de nuevas formas del crimen organizado.
  7. Coadyuvamos a la promesa solemne de la no repetición de la violación a los derechos humanos que ha comprometido en primer lugar a las partes del Acuerdo logrado y sin duda lo hará con quienes serán los protagonistas del Acuerdo que vendrá. Estimamos que la convivencia y la reconciliación se construyen en la situación presente sobre la base inamovible de los derechos de las víctimas a la verdad, la reparación. En este exigente empeño la Jurisdicción Especial para la Paz se viene constituyendo en valiosísimo y original instrumento de Justicia al cual deben concurrir todos aquellos que cometieron crímenes con ocasión de la guerra o con el pretexto de ella. Tal rendimiento de cuentas en condiciones de respeto a los derechos contribuirá a la materialización de los avances concretos de la aclimatación irreversible de la paz.
  8. Suscribimos este Pacto nacional/regional por la paz con cabal conciencia de estar viviendo una época histórica digna de la gran conmemoración en la cual aún nos encontramos: la de los 200 años de haber iniciado la marcha por un país independiente y soberano.