Colombia, un país con nuevo rumbo
En el día de la culminación del Congreso Regional/Nacional de Paz los firmantes y las firmantes en representación de las más diversas organizaciones, fuerzas y corrientes políticas, sociales y culturales, solemnemente proclamamos el Pacto Regional /Nacional por la Paz que consagra los siguientes puntos:
- Formulamos hoy con renovada energía nuestra convicción profunda de que el respeto a la vida es el más elemental principio pero a su vez el más vital propósito que debe garantizar la democracia colombiana.
- Estimamos inaplazable arribar a un vasto consenso encaminado a fortalecer un Estado de Derecho y un sistema político efectivamente democráticos que hagan posible el monopolio legítimo de la fuerza, reñido este con la criminalización de los movimientos sociales pero inseparablemente asociado al reconocimiento y protección de la protesta colectiva. Apreciamos lo anterior como garantía fundamental de la reconciliación entre los colombianos y del avance de la justicia social.
- Alto objetivo del Congreso por la Paz ha sido el de lograr mediante el más amplio diálogo plural, un pacto regional/nacional por la paz que implica el rechazo sin atenuantes al uso de las armas y al empleo de la violencia en el ejercicio de la política.
- Ejerceremos una irrenunciable vigilancia ciudadana sobre el cumplimiento escrupuloso de los compromisos pactados y con arreglo a los tiempos convenidos en el Acuerdo de Paz del Teatro Colón firmado por el Gobierno Nacional y las FARC-EP el 24 de noviembre de 2016 así como sobre su implementación legislativa desarrollada por el Congreso de la República para hacer viable la materialización de los compromisos asumidos.
- Nos esforzaremos en el acompañamiento comprometido al proceso de paz que se está adelantando en Quito entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional. Destacamos nuestro estímulo y manifestamos nuestra exigencia a los protagonistas de esta negociación para mantener las conversaciones en ritmo sereno pero creciente que den lugar a un cese bilateral del fuego que permita desescalar la guerra y evitar sufrimiento y muerte a la población civil.
- Expresamos nuestro indignado repudio y levantamos nuestro más alto grito de nunca más frente a los asesinatos de líderes sociales, de dirigentes de juntas de acción comunal, de miembros de organizaciones políticas y defensores de derechos humanos así como frente al amedrentamiento de comunidades a lo largo y ancho de la geografía colombiana. Apremiamos con vehemencia al Gobierno nacional para comprometer al Estado en una acción decisiva que conduzca a la eliminación definitiva del paramilitarismo así como de nuevas formas del crimen organizado.
- Coadyuvamos a la promesa solemne de la no repetición de la violación a los derechos humanos que ha comprometido en primer lugar a las partes del Acuerdo logrado y sin duda lo hará con quienes serán los protagonistas del Acuerdo que vendrá. Estimamos que la convivencia y la reconciliación se construyen en la situación presente sobre la base inamovible de los derechos de las víctimas a la verdad, la reparación. En este exigente empeño la Jurisdicción Especial para la Paz se viene constituyendo en valiosísimo y original instrumento de Justicia al cual deben concurrir todos aquellos que cometieron crímenes con ocasión de la guerra o con el pretexto de ella. Tal rendimiento de cuentas en condiciones de respeto a los derechos contribuirá a la materialización de los avances concretos de la aclimatación irreversible de la paz.
- Suscribimos este Pacto nacional/regional por la paz con cabal conciencia de estar viviendo una época histórica digna de la gran conmemoración en la cual aún nos encontramos: la de los 200 años de haber iniciado la marcha por un país independiente y soberano.