Mientras Iván Duque compara cifras de manera errónea y utiliza eufemismos como “homicidios colectivos” para desviar la atención, nuevos asesinatos y masacres contra jóvenes y adolescentes se reportan cada semana en distintos territorios del país
Sebastian Chingaté Sánchez
El presidente, ministros y medios de comunicación se unieron en una cruzada para matizar lo que claramente es un ataque contra la juventud del país. Las masacres han venido aumentando, mientras el gobierno ya ni se esfuerza por darle una explicación al país, de lo que eufemísticamente a definido como “homicidios múltiples”.
“Una masacre ocurre cuando tres o más personas son asesinadas en el mismo hecho (mismo lugar y momento) y por el mismo presunto perpetrador”, es la definición del último informe realizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, informe que también resalta que el país padece de violencia endémica, o sea, cuando la tasa de homicidios supera las 10 muertes por cada 100 mil habitantes. Ahora bien, esta violencia que afecta de manera sistemática a la juventud no es para nada nueva, son las esquirlas de un gobierno que rechaza la paz y es cómplice en la continuidad de la guerra.
Sumando adversidades
En Colombia habitan 12,7 millones de jóvenes según el Sistema Nacional de Información en Juventud y Adolescencia de Colombia, Juaco. La misma entidad anunciaba en 2018 que el 22,9% de esta población no tienen empleo, ni están estudiando o capacitando. Con la pandemia la cifra de desempleo en este sector aumentó a un 29,5% tras el último informe del DANE. Los jóvenes de este país no solo tienen que lidiar con la incertidumbre laboral y la deficiencia del sistema educativo, también tienen que atravesar una situación de extrema violencia donde las cifras dejan mucho que desear.
A parte de que el Gobierno oculta la realidad utilizando el lenguaje a su acomodo, las cifras presentadas por Iván Duque también son erróneas. El mandatario en su cuenta de Twitter se jactaba de que los “homicidios colectivos” venían en descenso comparando un periodo de ocho años contra los dos que lleva su gobierno; el tiro le salió por la culata y la Silla Vacía reveló que las mas de 16 masacres que van en este año ya superan las cifras de 2018 y como va la tendencia el país pude llegar superar a las de 2013, periodo previo a la firma del acuerdo de paz que redujo las masacres de forma drástica.
La realidad es que mas de 5.000 jóvenes son asesinados por año, y pese a que la Defensoría del Pueblo se ha pronunciado frente a los últimos acontecimientos, ahora Iván Duque piensa poner una terna a su acomodo de esta entidad, acción que rechazó el director de la División de las Américas de Human Rights Watch que considero como «decepcionante que ninguno de los ternados tenga experiencia en derechos humanos».
Como resultado no solo es un país espectador ante su juventud asesinada y violentada día tras día, sino también los organismos de control como la Contraloría y próximamente la Defensoría del Pueblo, caminaran de la mano con el gobierno que prefirió invertir $3.350 millones de pesos destinados para la paz en la mejora de la imagen pública del presidente que niega la existencia de las masacres.
La movilización juvenil también es reprimida
El pasado mes se cumplieron nueve meses desde el asesinato de Dilan Cruz por parte de Manuel Cubillos, capitán del Esmad de la Policía en el marco del Paro Nacional en noviembre de 2019. Justamente el domingo 30 de agosto el buffet de abogados de Abelardo de la Espriella, defensa del capitán del Esmad, celebraba que el caso va a ser juzgado ahora por la Justicia Penal Militar, esto como una clara maniobra para buscar la impunidad del caso.
El 26 de agosto una movilización en el marco de las masacres acontecidas previamente hizo homenaje en el lugar del crimen de Dilan, la marcha fue reprimida por el Esmad después a cercanías de la Plaza de Bolívar. Previamente también hubo otro acto de represión el 21 de agosto en el barrio Villamayor en Bogotá, unos jóvenes que realizaban un mural fueron intervenidos en un CAI arbitrariamente..
El contexto por el que pasan los jóvenes del país es claro, condiciones adversas para la mayoría y represión para todo aquel que alce su voz ante la situación. El mural pintado por los jóvenes mencionados previamente aún no ha sido borrado y contiene una frase que representa fidedignamente la condición de la juventud colombiana: “Nos Están Matando”.
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