
En las últimas semanas la economía papera ha reportado una de las crisis más agudas en el sector campesino. Debido a la caída en los precios de comercialización, la producción del tubérculo prácticamente se ha vendido a pérdida. La ayuda gubernamental es insuficiente. La solidaridad ciudadana evita la quiebra
Simón Palacio
@Simonhablando
Las imágenes que deja la crisis de la papa han desatado un debate nacional en torno a la difícil realidad que atraviesa el campo colombiano. Las reacciones han sido variadas, desde el debate connatural sobre la economía papera entre las distintas fuerzas políticas y sus dirigentes, hasta el inusitado movimiento en redes sociales donde la gente común y corriente llaman a apoyar al campesinado papicultor en medio de la crisis.
Sobre la crisis de la papa
El 39% de la tierra cultivada en el país es de papa, siendo Boyacá, Nariño y Antioquia los departamentos donde se concentra la mayoría del cultivo. Mientras un bulto de papa en los pasados meses se cotizaba entre 60 y 80 mil pesos en las principales centrales de abastos, hoy se está vendiendo entre 15 y 20 mil pesos en las carreteras o peajes del país, lo anterior ocasionado por la imposibilidad que tiene el campesinado productor de llevar la cosecha a las principales plazas de mercado.
En Colombia se producen 2.7 millones de toneladas de papa al año, se cultivan cerca de 60 variedades en cerca de 283 municipios y más de 100 mil familias viven del tubérculo. Debido a la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia y al sucesivo cierre de restaurantes, centros comerciales, hoteles, colegios, universidades y otros centros de consumo, la demanda del producto ha disminuido considerablemente. También cabe resaltar que parte de la exportación se encuentra paralizada debido al bloqueo comercial y económico en contra de Venezuela, importante consumidor de papa colombiana.
Sin embargo, la principal dificultad que enfrenta el campesinado papicultor, se debe a la importación del tubérculo. En el año 2013, el gobierno de Juan Manuel Santos firmó el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, situación que permitió que países como Bélgica, Alemania y Holanda exportaran 13 mil toneladas de papa, cifra que para el año 2020 se ha quintuplicado dejando como resultado la importación de 65 mil toneladas distribuidas en el mercado nacional.
Más allá del #PapaChallenge
Ante la difícil situación, las redes sociales se han solidarizado con el sector. A partir de la etiqueta #PapaChallenge o iniciativas como la “Papatón”, se han establecido diversos retos en donde las personas comparten en las distintas plataformas digitales sus recetas a base de papa o compras del tubérculo con sello colombiano.
Si bien la iniciativa se ha traducido en compras directas al campesinado productor, es decir, sin intermediarios, no es suficiente para resolver la crisis del sector. Si el Gobierno nacional no presenta propuestas serias para el campo colombiano, las acciones dejarán un saldo de buena voluntad ciudadana en medio de una situación que llevará a la ruina a miles de familias campesinas que viven del tubérculo.
La papa no solo es uno de los símbolos agrícolas del país, sino el producto de un campesinado laborioso que en épocas de cosecha despliega una fuerza laboral admirable. Parafraseando al maestro Jorge Velosa, quien en sus canciones carrangueras ha elogiado el cultivo, el semanario VOZ se solidariza con las trabajadoras y trabajadores de la papa, pues en la cocina de esta casa periodística ya “están listas las papas y también listo el ají”.
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