María José Pizarro, representante a la Cámara por Bogotá y lideresa del Pacto Histórico, habló con VOZ sobre el exilio, los ejercicios de memoria, su experiencia como parlamentaria, el feminismo y el momento político de cambio que se vive en el país
Laura Doncel
@LauraDoncel1
Poco se conoce de tu historia en el exilio. Cuéntanos sobre esa experiencia
-La decisión de salir del país fue por amenazas y la situación de seguridad que muchas estábamos viviendo en ese momento. Tomamos la decisión del exilio para resguardar nuestra vida y la integridad de nuestras familias. Yo salgo en el 2002 y llego a España bajo las mismas dificultades que cualquier migrante tiene que vivir. Esos fueron años duros en el sentido de trabajar limpiando pisos, trabajar cuidando niños, etc.
En Barcelona empecé a vivir el proceso de memoria y reconciliación en ese país europeo. Además, fue la oportunidad de conocer a otras poblaciones migrantes que llegan a reconstruir su vida. Mucha de esta gente salió por circunstancias concretas de violencia en su país. Eso fue realmente importante, porque en el exilio empecé a reconstruir mi historia y a entender qué fue lo que pasó, porque no solamente mi vida estaba tan ligada a la historia de este país, sino también porque tenía que regresar. Fue una decisión política.
Del movimiento por la memoria a la política
¿Cómo fue el proceso de regresar a Colombia y seguir el legado de tus padres, emprendiendo una lucha también por la transformación del país?
-Regresé en el 2010 en plena campaña presidencial. Unos meses después empiezo a integrarme al Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, un esfuerzo colectivo de mujeres y hombres por reconstruir la memoria del país. Llego con mi historia, con una exposición, con un documental, con un archivo y con una metodología de trabajo sobre memoria. La apuesta política iba en el sentido de que una pasa de una lucha individual y ve la necesidad de pelear en colectivo.
Teniendo en cuenta lo que mencionas, ¿cómo ha sido tu experiencia como parlamentaria perteneciendo a una bancada minoritaria, pero además siendo una mujer de oposición?
-La oposición parlamentaria ha sido un trabajo difícil, pero bueno, creo que ahí una acierta con las decisiones. Lo hemos hecho intentado transformar la política de oposición en una crítica propositiva. Nuestro liderazgo femenino en la bancada de oposición busca la renovación generacional a partir de todos los retos que eso implica. Queremos que las generaciones jóvenes lleguen a los movimientos de izquierda a ejercer su propio liderazgo.
Creo que eso tiene toda una serie de complejidades porque ha sido un aprendizaje. Con mi equipo de trabajo hemos decidido que somos una representación colectiva, trabajamos duro con las organizaciones y con las comunidades. Queremos acercar el Congreso de la República a la gente y viceversa, como un espacio que tiene que estar al servicio de la ciudadanía.
¿Cuál es tu lectura del reciente estallido social?
-En nuestro país está surgiendo un nuevo sujeto social que se manifestó en la reciente movilización. Eso implica que quienes hemos trabajado en las organizaciones sociales, desde hace décadas, debemos estar afuera, en la calle, acompañando sus luchas. Hay una nueva generación y por lo tanto las formas en las que nos relacionamos con la sociedad deben cambiar.
Feminismo y política
Desde el proceso electoral pasado con Decentes, al actual con el Pacto Histórico, ¿podemos hablar de avances en términos de mujer, género y diversidades sexuales en la contienda electoral?
-Claro. Primero, los resultados de la coalición Decentes terminaron conformando una bancada minoritaria pero paritaria. Luego en el Pacto Histórico tomamos la decisión de cerrar la lista para la siguiente contienda electoral con un criterio de paridad. Fue motivo de discusión, pero nosotras planteábamos que tenía que haber un principio de coherencia con nuestra lucha como mujeres. La bancada que tendremos como Pacto Histórico en 2022 pues será una bancada compuesta por el mismo número de mujeres y hombres. Eso implica que se reconoce el liderazgo de las mujeres con una acción concreta. Si bien faltan avances, consideramos que es un gran avance de la agenda feminista en la política.
Existen otras iniciativas que van a competir electoralmente, como Estamos Listas ¿Cómo promover una convergencia entre todas las apuestas feministas, caminando hacia un mismo proyecto político en unidad?
-Nosotras hemos insistido en que las puertas están abiertas para la unidad. Obviamente las organizaciones tienen su propia mirada, tienen sus posturas y de decisiones. Nosotras respetamos esas decisiones como la iniciativa de Estamos Listas, con votación abierta y por fuera del Pacto Histórico. Yo me siento muy tranquila porque he visto la incorporación de la agenda de las mujeres al interior de los debates. También hay que entender que existen múltiples feminismos y que eso es importante. Todas tenemos la responsabilidad de incorporar una agenda de mujeres, que vaya más allá de las discusiones al interior del movimiento feminista, para involucrar a la sociedad en su conjunto en estos debates que consideramos estratégicos.
Transformar el país
Para finalizar ¿cómo ves el Pacto Histórico en materia cuantitativa?, ¿crees que esa elevación de conciencia que se experimentó con el reciente estallido social, sí se va a traducir en un voto diferente en las urnas?
-Las movilizaciones que defendieron el Acuerdo de Paz en 2016, las movilizaciones estudiantiles y territoriales de 2018, la contundente movilización de noviembre del 2019, el espontáneo rechazo a la institución policial en 2020 y lo que vivimos hace unos pocos meses en el 2021 definitivamente nos lleva a la reflexión. Nunca en la historia reciente se habían tumbado dos ministros, se habían echado para atrás reformas tributarias o a la salud. De alguna manera la incidencia en las calles y en las redes, esa expresión de inconformidad por parte de la gente, definitivamente demostró un malestar político. Sin embargo, sabemos que no es suficiente.
Para transformar a fondo este país necesitamos que exista un gobierno diferente, es decir, que haya un cambio real en la forma de gobernar y en la forma de administrar el destino de las colombianas y colombianos. No solamente es llegar al gobierno, conquistar la Presidencia de la República, sino transformar también el aparato legislativo. Si nosotras no renovamos el Congreso, básicamente vamos a encontrarnos en una encrucijada porque la derecha bloqueará toda la agenda progresista. Se trata de no perder la capacidad de movilización, ni de perder la conciencia crítica, pero también de traducir parte de esa indignación, de esa movilización social, en una movilización política que definitivamente nos ayude a darle un nuevo rumbo al país.